Los universitarios sin universidad
Arce Tapia, Alberto G.
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 24 de enero de 1878. Fueron sus padres los señores Carolina Tapia Varela y el célebre doctor y catedrático universitario Fortunato G. Arce. Al igual que su padre abrevió su apellido González Arce anteponiéndole una “G”.
Su instrucción primaria la cursó en la escuela oficial del profesor Ernesto Alatorre. La formación secundaria y el bachillerato los realizó tanto en el Liceo de Varones del Estado de Jalisco como en el Seminario Conciliar de la Diócesis de Colima. Y el 23 de marzo de 1900, el Congreso del Estado de Colima le revalidó los estudios hechos en el Seminario.
Realizó sus estudios jurídicos en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara, y el 23 de marzo de 1902 el gobierno del estado de Jalisco le expidió su título de abogado.
Se dedicó al ejercicio de la abogacía y en 1906 fue profesor adjunto de los cursos de Lengua Nacional I y II en el Liceo de Varones. Ese mismo año también fungió como examinador de Instrucción Cívica y Derecho Usual en la Escuela Normal Católica de Guadalajara.
Del 1° de febrero de 1911 al 31 de enero de 1913 fue diputado suplente a la xxiii Legislatura del Congreso del Estado de Jalisco, y al tomar la ciudad de Guadalajara el general Álvaro Obregón el 8 de julio de 1914, fue comisionado para ejecutar el pago de multas a los colaboradores del régimen de Victoriano Huerta.
En la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guadalajara, desde 1929 impartió las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Internacional Privado, y en 1933 fue director de la Facultad.
Al producirse el cisma universitario del citado año de 1933, fue comisario propietario del Patronato que apoyó la fundación de la Universidad de Occidente –más tarde Universidad Autónoma de Guadalajara–, donde también fue catedrático de Derecho Internacional Público y Derecho Internacional Privado, además de director fundador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Fue presidente de la Comisión de Defensa del Lago de Chapala. El 18 de noviembre de 1954, el Congreso del Estado de Jalisco le otorgó la condecoración Ignacio L. Vallarta y en 1956 el gobierno del estado de Jalisco lo condecoró con la insignia Ramón Corona.
Sus libros publicados fueron: Juicio Civil ordinario (1934) y Manual de Derecho Internacional Privado mexicano (1943). Y escribió el prólogo “Cualquier tiempo pasado fue mejor” al libro El Real Consulado de Guadalajara. Notas históricas, de José Ramírez Flores. Asimismo escribió los artículos: “Guadalajara, maestra en galantería” (1922); “Sobre algunos temas tratados en la clase de Derecho Internacional Privado” (1928); “Cajas rurales de préstamos y ahorros sistemas Raiffeinsen. Dictamen formulado por su autor, con fecha 8 de octubre de 1906 y relativo a la ponencia presentada por el Sr. Lic. Miguel Palomar y Vizcarra ante el Tercer Congreso Católico Mexicano y Primero Eucarístico de Guadalajara” (1952); “Una vez más” (1953); e hizo la traducción de “La leyenda de las violetas”, de Armand Silvestre (1907).
Falleció en su ciudad natal el 8 de abril de 1956.
Juicios y testimonios
Antonio Gómez Robledo: “[…] El día de mi recepción de abogado, con lo que pasé a figurar en la nómina del foro tapatío, donde está mi humilde nombre al cobijo y bajo numen tutelar de otros nombres egregios como los de Mariano Otero, Ignacio Luis Vallarta, Vitoriano Salado Álvarez, Luis Pérez Verdía, Alberto G. Arce, y otros muchos de parecida o apenas menor nombradía”.