Desarrollo histórico (1834-1847) [^1]
Claustro de Doctores de 11 de febrero de 1835
Presidido por el rector. Se manifestó que habiéndose observado en la reforma a las constituciones y al plan de estudios, la prevención de que a todo cursante se le concediera atravesar matrícula para abreviar su carrera. Se acordó que se nombraría una comisión revisora, dando aviso al gobierno, dicha comisión la integraron los doctores Manuel Covarrubias, Domingo Cumplido y Francisco Espinosa.
Con la presencia de los consiliarios, se abrió la discusión sobre cerrar o prorrogar el término de los edictos convocatorios para la oposición a las cátedras vacantes, y dado que sólo se habían presentado
como opositores únicamente bachilleres, se acordó dar sin oposición las cátedras de Teología, Derecho
Canónico y Derecho Patrio a personas condecoradas, calificadas y con experiencia en las lecturas, prorrogar por ocho días los edictos a las de Leyes, Vísperas
de Medicina y Cirugía y admitir como opositores a los bachilleres Ignacio Moreno y Pedro García. En votación se asignaron las cátedras mencionadas a los doctores
Roque Torrescano, Ignacio García y José Domingo Sánchez Reza. La de Derecho Patrio se impartiría de diez a once de la mañana y la de Leyes de siete a ocho.
Se dio a conocer enseguida la escritura de fianza y escrito del licenciado Vergara en que hacía varias propuestas sobre el aseguramiento de un capital universitario de 10,000 pesos, que reconocía de su difunto padre. Se pasó el asunto al doctor Francisco Murillo. Luego el rector informó que el padre Ignacio Ortega no había cumplido con las condiciones para ocupar nuevamente la capellanía de la Universidad, ya que tenía dos capellanías, por lo que se nombraba en su lugar al presbítero Antonio Vélez Valle.
A continuación el rector señaló la necesidad de habilitar el auditorio general como escuela. Recordó los continuos reclamos del Ayuntamiento sobre el blanqueo de los edificios universitarios y la compostura de las banquetas. También informó haber conseguido que se devuelvan las campanas de la iglesia que se encontraban en Mexicaltzingo y que por lo mismo era necesario habilitar el campanario, e insistió en el atraso de misas que en más de ocho años no se habían aplicado a sus correspondientes dotaciones. A todo lo anterior se resolvió el arreglo continuo de las obras y recurrir al gobierno eclesiástico, haciéndole presente la escasez de fondos para el cumplimiento de las misas.Finalmente se aprobó la admisión de títulos de grados supletorios de bachiller.