Desarrollo histórico (1834-1847) [^1]
Claustro de Doctores del 20 de julio de 1838
Presidido por el rector y con la asistencia de diez doctores. Se dio cuenta de un oficio del señor José Justo Corro, por el cual comunicaba al rector que el Supremo Gobierno de ese Departamento, por orden presidencial, demandaba todos los datos necesarios para el arreglo de la instrucción pública, y para ello se presentaría una comisión integrada por el mismo señor Corro, el doctor José Domingo Sánchez Reza, fray Manuel de San Juan Crisóstomo Nájera y el licenciado Antonio Escoto, y los puntos a tratar serían:
- Las ciencias, facultades e idiomas que en cada una se enseña, advirtiendo los autores de los libros de texto.
- El número de las cátedras, el tiempo en que se cursan y las horas de las lecciones.
- La asignación que disfrutan los catedráticos.
- El número de estudiantes con distinción de los lugares que haya de gracia.
- Los fondos con que se sostienen y el origen de su dotación.
- El número, la dotación y calidades de superiores y demás dependientes.
- El sistema de contabilidad y el responsable de los fondos.
- El número y clasificación en general de los libros de la biblioteca.
Y que siendo esta Universidad uno de los principales establecimientos literarios del país, tuvo el honor de hacerlo del conocimiento del señor rector, para que se siviera tomar las providencias que estimara convenientes. A continuación se acordó el protocolo de la visita.
Luego se discutió sobre si debía continuar la costumbre de invertir los productos de los legados en gastos urgentes de la Universidad. Se dijo que estas decisiones correspondía tomarlas al obispo diocesano, para que se aplicaran aquellas capellanías, además se solicitaría el apoyo financiero de la Junta Departamental. El doctor José María Cano propuso que los fondos de la Universidad se usaran exclusivamente para la enseñanza, omitiendo los gastos del culto y reduciendo la Iglesia de Santo Tomás a una capellanía privada. Se integró una comisión para el estudio de la anterior propuesta, con los doctores Juan Nepomuceno Camacho, Francisco Arroyo y fray Miguel Díaz de Vivar.