La tercera clausura de la Universidad y el restablecimiento del Instituto de Ciencias

Críticas a la educación impartida en el Seminario y en la Universidad

El gobierno consideró que el Colegio Seminario Conciliar era un establecimiento de instrucción pública que no satisfacía las necesidades de la época, que en él la juventud, lejos de aprovechar sus mejores años en el estudio de las ciencias, no adquiría una verdadera y sólida instrucción por la mala elección de los autores de los textos de las cátedras, y por los métodos y rutinas anticuadas. Que estando en poder del clero se había convertido en un foco de abierta rebelión contra la suprema autoridad civil y donde se ostentaba como instrucción contra todo gobierno que no fuera el teocrático. Que esa rebelión había llegado al extremo de fanatizar a sus estudiantes hasta hacer que tomaran las armas contra el gobierno legítimamente constituido. Que la educación de la juventud no podía estar en manos del clero, enemigo de todo progreso y reforma, que por todos los medios había sostenido la actual guerra. Y que era un deber del gobierno quitar las armas a sus enemigos y procurar una sólida instrucción a la juventud.

Luego, el decreto del 2 de diciembre de 1860 sostenía que en la Universidad se resentían los mismos vicios de que adolecía el Seminario Conciliar, por lo cual se ordenaba la extinción de ambos.