Los universitarios entre el Instituto y la Universidad
Guerra y Alba, Ignacio Mateo
En el rancho de El Tepozán, jurisdicción parroquial de la Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macías, en la Intendencia de Guadalajara, nació el 21 de septiembre de 1804. Fueron sus padres los señores Francisco Javier Guerra y Gertrudis de Alba y Verdín.
Sus primeras letras las aprendió en la Villa de Santa María de los Lagos, con el apoyo de su tío el presbítero Miguel Leandro Guerra. Luego se trasladó a Guadalajara para matricularse en el Colegio de San Juan Bautista, donde cursó Gramática Latina y sustentó un brillante examen público. Enseguida pasó a residir a la Ciudad de México, ahí realizó el Curso de Artes en el Colegio de San Ildefonso y presentó dos actos públicos, el primero sobre Lógica y Metafísica y el segundo en todas las materias.
Durante su estancia en la capital del país, el 27 de septiembre de 1821 le tocó participar del júbilo popular por la entrada del Ejército Trigarante, que encabezó Agustín de Iturbide.
A su regreso a Guadalajara se graduó de bachiller en Artes en la Universidad de Guadalajara y se matriculó en la Facultad de Derecho, donde cursó Jurisprudencia Civil y Derecho Canónico, y concluyó sus estudios universitarios con un acto mayor, en que expuso abundantes materias de uno y de otro. De manera simultánea a sus estudios universitarios cursó Teología en el Seminario Conciliar, donde se le nombró catedrático de Latín.
Al estar vacante la sede episcopal de Guadalajara se trasladó a Puebla de los Ángeles para ser ordenado sacerdote el 24 de diciembre de 1827, por el obispo Antonio Joaquín Pérez.
En el Seminario Conciliar fungió como catedrático de Filosofía Moral y Derecho Canónico, Romano y Patrio hasta 1839; impartió el Curso Artes de Filosofía del ciclo escolar que concluyó en 1833.
El 28 de mayo de 1835 obtuvo en la Universidad Nacional de Guadalajara el grado de licenciado en Cánones y el 21 de junio inmediato se le confirió el doctorado. Las funciones de su graduación fueron dedicadas por la corporación universitaria al presidente de la república Antonio López de Santa Anna, de visita en Guadalajara y alcanzaron gran brillantez.
El 31 de julio de 1837 recibió del Supremo Tribunal del Departamento de Jalisco su título de abogado.
De 1837 a agosto de 1839 ocupó los cargos de defensor de obras pías y matrimonios, promotor fiscal y secretario del obispo Diego Aranda, durante la visita pastoral a Aguascalientes.
De septiembre de 1839 a 1841 fue cura interino de Asientos en Aguascalientes; de 1841 a 1846 fue cura propietario de Matehuala en San Luis Potosí, en donde construyó el templo parroquial y prestó grandes auxilios a la población durante una inundación. En noviembre de 1843 recibió el nombramiento de socio corresponsal de la Compañía Lancasteriana de San
Luis Potosí, con lo cual se reconocía su trabajo a favor de la educación.
El 22 de marzo de 1846 ingresó al Cabildo Eclesiástico de Guadalajara como medio racionero, además fue capellán del Templo de Santa Mónica y catedrático de Derecho Canónico del Seminario Conciliar; el 22 de mayo del citado año fue electo diputado suplente al Congreso Nacional Extraordinario; el 4 de mayo de 1848 tomó posesión de la canonjía penitenciaria de la catedral; el 25 de octubre de 1853 fue nombrado provisor y vicario general del Obispado; en 1854 el presidente de la república López de Santa Anna lo condecoró con la cruz de caballero de la Orden de Guadalupe.
De 1855 a 1860 fue en varias ocasiones gobernador de la Mitra, habiéndose opuesto a los regímenes liberales, por lo que el general Santos Degollado en 1858 ordenó su arresto, primero en el Hospital de Belén y luego en el Convento de Jesús María, siendo incluso golpeado por Antonio Rojas, quién le exigió una multa de más de mil pesos.
El 17 de febrero de 1859 ascendió a la dignidad catedralicia de canónigo maestrescuelas, consecuentemente fue el último cancelario de la Universidad Nacional de Guadalajara y tomó posesión de su oficio el 31 de marzo inmediato.
En enero de 1861 salió desterrado de Guadalajara para radicarse temporalmente en León, Guanajuato, donde recibió el 8 de abril de 1862 la designación pontificia de obispo titular de Marcópolis y auxiliar de Guadalajara. Sin embargo, el 19 de marzo de 1863, el papa Pío IX decidió preconizarlo como primer obispo de Zacatecas, y el 28 de febrero de 1864 el obispo Pedro Espinosa le confirió la ordenación episcopal, en la Iglesia de Santa Teresa la Antigua de la capital del país.
El 18 de marzo de 1864, de paso a su Obispado en la Parroquia de Santa María de los Lagos, le impuso el palio arzobispal al metropolitano Pedro Espinosa y Dávalos y ese mismo día presidió la restauración del Convento de las Capuchinas, suprimido por las Leyes de Reforma un año antes.
El 12 de abril inmediato tomó posesión como primer obispo de Zacatecas y se dedicó de inmediato a la organización de la curia eclesiástica, del Cabildo de la Catedral y a la fundación del Seminario, establecido el 20 de octubre de 1869.
En 1865 el emperador Maximiliano le otorgó la cruz de comendador de la Orden de Guadalupe. En octubre de 1869 partió a Roma donde participó en el Concilio Vaticano I, y regresó a su sede episcopal el 23 de febrero de 1871.
Escribió y publicó: su Relación de Méritos en 1848; Apuntes que por encargo de una persona respetable paso a hacer con toda verdad y sencillez; Reseña de la persecución de que fue víctima en Guadalajara durante la Guerra de Tres Años (1859); y varias cartas pastorales.
En la ciudad de Zacatecas falleció el 6 de julio de 1871. Por disposición del gobernador del estado su entierro en la catedral fue impedido, por lo que se le inhumó en la capilla de la hacienda de San Matías en Encarnación de Díaz, Jalisco, y finalmente sus restos reposan en la Catedral zacatecana.