Desarrollo histórico (1951-1975)

Sesión extraordinaria del Consejo General Universitario del 13 de agosto de 1953

Presidida por el rector con la asistencia de 43 consejeros. Antes de declarar abierta la sesión, el rector advirtió que a la menor manifestación de desorden la sesión se convertiría en privada. El tema sería la renovación de la consideración del asunto a que se contrae el veto. El rector propuso que se revocaran las resoluciones que motivaban el veto, a efecto de que se declararan las resoluciones de los Consejos de Facultades y Escuelas, como los órganos autorizados para determinar la necesidad y modalidades para que los estudiantes que ingresaran a las distintas dependencias universitarias se sometieran a las pruebas de conocimientos y exámenes de selección ordenados por la Ley Orgánica

Se inscribieron como oradores en contra de la propuesta del rector: el licenciado Pedro Vallín, José Luis Lamadrid y los doctores Eduardo Murguía y Julio Novoa.

El licenciado Vallín hizo hincapié en los errores de las administraciones pasadas, por lo que se refería a la admisión de estudiantes a la Universidad; hizo una amplia exposición respecto de que las proposiciones vertidas en el Consejo anterior fueron claras, pidiendo se aclararan los artículos 78, 94 y 102 de la Ley Orgánica en su verdadero espíritu y aludiendo a que ahora el rector pretendía aplicar una política antiuniversitaria (aplausos).

Se interrumpió al orador, el rector hizo la moción de que se registrara orden o se constituyera la sesión en privada. Carlos Ramírez Ladewig insistió en que los aplausos fueran permitidos. Continuó el orador agregando que las proposiciones que se fijaran resolverían la aplicación de los conceptos que se cometieran sólo a los alumnos de primer ingreso a la Universidad, y que la limitación del cupo debería constituir una facultad que se ejercitaría sin mengua del beneficio de los estudiantes, pidiendo desechar el veto.

Luego intervino el doctor Roberto Mendiola, llamando demagogo al que lo antecedió en el uso de la palabra. Hubo una moción de orden, el rector suplicó evitar alusiones personales y las palabras que pudieran resultar injuriosas. Continuó el doctor Mendiola expresando que en la Facultad de Medicina se estaba desarrollando su labor siguiendo el espíritu liberal, que en ella ingresaron estudiantes sin ningún espíritu de discriminación y que siempre se habían respetado los derechos de los universitarios. Que si se cerraran las puertas a los estudiantes de otras instituciones, entonces los eliminados mediante un juicio de amparo podrían entrar, evitándose con ello toda posibilidad de selección. Y se adhirió al veto, creyendo que con él se tendía a evitar el parasitismo profesional, lo que hasta cierto punto se había logrado en la Facultad de Medicina, con las pruebas selectivas.

El consejero José Luis Lamadrid hizo hincapié en que se inscribieron para hablar en pro del veto sólo médicos y no lo hizo ningún abogado. Luego expresó que la cultura principia por conocerse a sí mismo, y conocerse a sí mismo es reconocer las limitaciones, que los médicos, en razón de su especialidad, desconocen los problemas legales a las que se refería el punto de discusión.

Se continuaron las argumentaciones a favor y en contra del veto, siendo la última la del estudiante Miguel Naranjo, quien calificó la propuesta del rector como antipedagógica y antiuniversitaria.

Se pasó luego a votación, la cual resultó: 22 votos a favor del veto, 19 en contra y una abstención.