Los universitarios entre el Instituto y la Universidad
Vigil Orozco, José María
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 11 de octubre de 1829. Fueron sus padres los señores Cristóbal Vigil y Cleta Orozco, familia de origen humilde.
En 1837 inició sus estudios primarios en la Escuela Municipal número 1 que dirigía el profesor Faustino González Cevallos. El 8 de noviembre de 1843 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara donde estudió Latín y el Curso de Artes, bajo la conducción del doctor Mariano González.
Ingresó a la Universidad Nacional de Guadalajara para estudiar Jurisprudencia. El 12 de noviembre de 1849 probó haber ganado el primer curso de Leyes; el 21 de octubre de 1850 probó haberse ganado el segundo curso; el 9 de octubre de 1851 probó haber ganado el tercer curso y mediante examen se le dispensó el cuarto curso teórico; el 14 de marzo de 1853 ganó el primer curso de Jurisprudencia Práctica. Y el 21 de octubre y el 20 de agosto de 1854, respectivamente, aprobó el segundo y tercero cursos prácticos. Con la carrera prácticamente concluida, sus biógrafos afirman que la interrumpió para dedicarse tanto a sus labores literarias, como para apoyar el Plan de Ayutla; al parecer no se tituló.
En febrero de 1849 fundó la sociedad literaria La Esperanza, que publicó una revista, y el 15 de noviembre escribió su primer poema titulado “Mi genio”.
En abril de 1850, junto con otros escritores, fundó la sociedad literaria La Falange de Estudio, en cuya inauguración leyó su poema “Vanidades”.
El 15 de mayo de 1851 se estrenó en el Teatro Principal de la ciudad su obra dramática Dolores o una pasión, y el 20 de diciembre de 1853 se representó su drama La hija del carpintero.
El 25 de abril de 1855 al declarase como dogma de fe la Inmaculada Concepción de María, el Claustro Universitario convocó a un certamen literario, en el cual presentó un poema que tituló “A la Madre de Dios en su Concepción Inmaculada”, el cual se publicó. El 1º de agosto se inició en el periodismo político, colaborando con Miguel Cruz-Aedo en el periódico La Revolución.
En septiembre de 1855, en el Liceo de Varones, empezó a impartir las cátedras de Lógica, Metafísica y Moral, y escribió para sus estudiantes un tratado teórico práctico para el estudio del Latín.
El 26 de enero de 1856 se le nombró director de El País, periódico oficial del gobierno del estado de Jalisco y en varias ocasiones lo dirigió con las obligadas interrupciones por los acontecimientos políticos. A finales del año se le designó sinodal en el Instituto de Ciencias.
En 1857 fue electo diputado suplente por el primer distrito de Jalisco. Durante la Guerra de Reforma, sufrió las peripecias del conflicto.
En 1861 fue nombrado oficial mayor de la Secretaría del Congreso del Estado; el 16 de noviembre inició una campaña periodística en contra de la intervención francesa, desde las páginas de El País y El Siglo Diez y Nueve. El 13 de febrero de 1862 se representó su drama El demonio del corazón.
El 1° de mayo de 1863 fue designado director de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco.
El 21 de diciembre de 1863 se exilió en Estados Unidos, negándose a colaborar con los invasores franceses. En San Francisco, California, defendió la causa republicana en el periódico El Nuevo Mundo.
El 7 de junio de 1865, ante su penuria económica, regresó a Guadalajara y fundó el Boletín de Noticias, para continuar su lucha política, siendo suprimido catorce meses después.
Al restaurarse la república, fue nombrado por segunda vez director de la Biblioteca Pública, cargo que ejerció del 1° de agosto de 1867 al 24 de agosto de 1869.
A finales de agosto de 1869 se trasladó a la Ciudad de México para integrarse al Congreso de la Unión, pues había sido electo diputado por el segundo distrito de Guadalajara; en septiembre de 1870 fue electo diputado por el segundo distrito de Durango.
El 1° de febrero de 1871 fue nombrado redactor en jefe del periódico El eco de ambos mundos, cargo que ejerció hasta noviembre.
El 17 de febrero de 1872 fundó la Asociación de Periodistas y Escritores, la primera en su género en el país.
El 12 de mayo de 1873 fue nombrado miembro de la Sociedad de Mejoras Materiales de Tacubaya; el 21 de junio inició una serie de artículos sobre la intervención y el imperio, para refutar al periódico conservador El pájaro verde; el 13 de diciembre se le designó director del Archivo General de la Nación, cargo que ocupó hasta el 9 de octubre de 1875.
De 1873 a 1874 editó dos volúmenes de los Catálogos de los libros de la Biblioteca Pública de Guadalajara. El 1° de febrero de 1874 fundó en unión de otros periodistas El Porvenir, que dirigió hasta 1876.
En febrero de 1873 inició la publicación en El Porvenir de una serie de artículos para refutar al periódico conservador La Voz de México, sobre cuestiones constitucionales. El 11 de julio comenzó la publicación de su ensayo “La cuestión social”, en el cual expuso la situación difícil de los campesinos, sostenía que en México no debería haber más aristocracia que la de la virtud y de la inteligencia.
Integró el cuerpo de redactores de la publicación jurídica El publicista, y se editó su estudio sobre “Netza-hualcóyotl”.
El 2 de abril de 1875 fue nombrado catedrático de Español en la Escuela Nacional Preparatoria; el 8 de octubre protestó como magistrado de la Suprema Corte de Justicia, cargo que ejerció hasta el triunfo de la Revolución de Tuxtepec. En diciembre se presentó su obra Dolores o una pasión, en Cosamaloapan, Veracruz.
En 1876 inició la edición de una Biblioteca Mexicana, la primera obra que editó fue la Historia de las Indias de fray Bartolomé de las Casas; el 5 de diciembre empezó a colaborar en el periódico La Legalidad, en cuyos artículos censuró el movimiento del general Porfirio Díaz.
El 1° de agosto de 1878 ingresó a la redacción de El Monitor Republicano, desde cuyas páginas siguió la crítica a las acciones políticas de Porfirio Díaz; en el mismo periódico polemizó con Justo Sierra, impugnándole las tesis positivistas.
El 21 de marzo de 1879 fue nombrado profesor de Historia y Cronología en la Escuela Nacional Secundaria de Niñas. También se dedicó a la traducción de los clásicos grecolatinos; publicó las Sátiras de Persio que más tarde se reeditaron en la “Biblioteca Clásica de Madrid”.
El 3 de noviembre de 1880 fue nombrado catedrático de Lógica y Moral en la Escuela Nacional Preparatoria, al suprimirse la cátedra de Filosofía, por la tendencia positivista imperante, él continuó impartiéndola gratuitamente. El 25 del mismo mes de noviembre fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.
Siguiendo con sus actividades de 1880, el 27 de noviembre integró el cuerpo de redacción del Sistema Postal de la República Mexicana, órgano de la Administración General de Correos; el 30 del mismo mes publicó su última colaboración en El Monitor Republicano; y el 24 de diciembre renunció a su clase de Historia y Cronología en la Escuela Nacional Secundaria de Niñas.
El 29 de marzo de 1881 fue electo miembro numerario de la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente de la Real Española, y presentó como trabajo de ingreso su Estudio biográfico y literario de doña Isabel Prieto de Landázuri. El 15 de noviembre fue electo diputado federal por el 13º distrito de Jalisco.
El 1° de febrero de 1882 fundó la Revista Filosófica para oponer sus principios espiritualistas a la filosofía positivista.
El 1° de enero de 1883 inició su colaboración como editorialista en el periódico La Patria y el 1º de noviembre fundó La Prensa.
El 2 de abril de 1884 se efectuó la solemne inauguración de la Biblioteca Nacional, en el antiguo Convento de San Agustín, que fue acondicionado de manera adecuada y el acervo bibliográfico debidamente clasificado y catalogado, gracias a su entusiasmo.
El 5 de septiembre de 1885, tras haber sostenido la defensa de la metafísica en oposición a la implantación de la filosofía positivista, renunció a la cátedra de Lógica y Moral en la Escuela Nacional Preparatoria.
El 1° de agosto de 1889 fue nombrado profesor interino de Historia Patria y General en la Escuela Nacional de Profesores, clase que impartió hasta el 21 de diciembre inmediato. Publicó el tomo v de la obra México a través de los siglos, que trata de la reforma, la intervención y el imperio.
De 1888 a 1903 publicó los once volúmenes de los Catálogos de la Biblioteca Nacional de México; y en abril terminó el Catálogo de la Biblioteca 5 de Mayo.
En 1891, para celebrar el cuarto centenario del descubrimiento de América, la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente de la española le encomendó elaborar una Antología de poetas mexicanos, redactando la Reseña histórica de la Poesía Mexicana.
En 1892, a petición de la esposa del presidente de la república, Carmen Romero Rubio de Díaz, elaboró la Antología de Poetisas Mexicanas; el 25 de mayo fue nombrado catedrático de Literatura Española y Patria en la Escuela Nacional Preparatoria.
El 22 de mayo de 1893 publicó su obra La mujer mexicana, que incluyó su discurso laudatorio a Sor Juana Inés de la Cruz, pronunciado en 1874. En 1894 fue electo director de la Academia Mexicana de la Lengua.
En 1904 fundó el Boletín de la Biblioteca Nacional de México; el 24 de julio de 1905 renunció a la cátedra de Literatura Española y Patria de la Escuela Nacional Preparatoria, y en 1909 publicó aún inconclusa su obra Historia de la Literatura Mexicana.
Falleció en la Ciudad de México el 18 de febrero de 1909. Sus restos mortales fueron trasladados a la Biblioteca Nacional para la velación y luego inhumados en el Panteón de Dolores, junto a los restos de su esposa Asunción Robles Gil, como él lo había dispuesto, aunque no en la Rotonda de los Hombres Ilustres, como ya lo había dispuesto Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública. El 22 de mayo de 1952 se trasladaron sus restos al Panteón Español.
Una calle de Guadalajara lleva su nombre y se le dedicó una estatua en las instalaciones de la antigua Biblioteca Pública del Estado de Jalisco.
Su biógrafo Gabriel Agraz enumera 88 obras bibliográficas y 933 artículos publicados de su gran obra literaria, histórica y periodística.
Juicios y testimonios
Ernesto de la Torre Villar: “La Reforma mexicana es uno de esos momentos en los cuales surgen de los opuestos puntos cardinales figuras sobresalientes que posibilitan un cambio. José María Vigil fue uno de ellos. Su pluma, su notable honestidad y desprendimiento le tornan actor sobresaliente de nuestra historia y nuestra cultura”.
Fragmento de su semblanza, por uno de sus discípulos: “El señor Vigil, como su ilustre amigo [Marcelino] Menéndez Pelayo, poseía una memoria singular y pasmosa; para él los estantes de la Biblioteca no encerraban secretos; los libros no guardaban enigmas y los tiempos y las fechas las tenía, como dice en romance vulgar, ‘en la punta de los dedos’. Además, estaba reputado como el único enciclopedista de verdad, no a la manera de esos pedantes, ‘buhoneros de sabiduría’... No; el Sr. Vigil, era, efectivamente, uno de esos cerebros omnisapientes, a lo Leonardo da Vinci; de él manaban como mágica vena, raudales varios donde la juventud iba a abrevar, ávida y sedienta”.
José López Portillo y Rojas: “Su honradez acrisolada, que puede ser comparada con la de los santos, le tuvo reducido a constante estrechez, desde su juventud hasta su muerte; no deja tierras, ni casas, ni caudal a su familia: ha muerto pobre, pero inmaculado, siempre digno y respetado por todos. Esta es la herencia que lega a sus hijos; la de su probidad admirable, la de su virtud sin flaqueza, la de su nobleza de corazón nunca desmedida, la de su constante amor a los grandes ideales y la de su gloria imperecedera”.