Los universitarios sin universidad

Allende Rodríguez, Sebastián

Nació en Tequila, Jalisco, el 25 de mayo de 1892. Fueron sus padres el hacendado Sebastián Allende Rojas y la señora Concepción Rodríguez Martínez.

En su pueblo natal cursó la primaria, luego se trasladó a Guadalajara donde ingresó al Liceo de Varones, donde cursó su enseñanza media.

En la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara cursó la carrera de abogado, la cual no concluyó por unirse a la revolución. Su título de abogado debió haberlo obtenido en la Ciudad de México.

En 1914 se alistó en las tropas del general Manuel M. Diéguez, quien lo ascendió a capitán segundo y lo incorporó a su estado mayor. Tomó parte en las batallas de La Venta y de Orendáin. Durante la campaña contra las fuerzas de Francisco Villa combatió en Sayula, Ciudad Guzmán y Tuxpan, y luego en Sonora y en Sinaloa en los combates de Hermosillo y de Alamito.

A finales de 1916 fue electo diputado por Jalisco al Congreso Constituyente de Querétaro, durante el cual se alineó al grupo radical, aunque no tuvo una brillante participación. Juan de Dios Bojórquez escribió que “parecía complacerse en no abrir el pico”. 1

En 1917 fue electo diputado al Congreso Constituyente del Estado de Jalisco, por el xvi distrito electoral. Y el 8 de julio firmó la nueva “Constitución Política del Estado de Jalisco”.

En 1918 volvió a unirse al general Manuel M. Diéguez para continuar en Chihuahua enfrentando las tropas de Francisco Villa.

El 8 de agosto de 1929, el gobernador interino José María Cuéllar lo nombró procurador general de Justicia del Estado de Jalisco, su gestión fue hasta el 11 de julio de 1930. Sobre su nombramiento, J. Ángel Moreno escribió:

[...] Llamó la atención entre el elemento auténtico revolucionario, ya que el Lic. Allende había sido Jefe del Estado Mayor Presidencial del Gral. Manuel M. Diéguez, y desde la caída del Presidente Carranza, muchos elementos que habían militado al lado de dicho General se encontraban postergados, y fue el Lic. Allende el primero que se significó al lado del Gobernador Cuéllar; y alrededor de su personalidad se inician otros elementos para después resurgir, llevando de abanderado al Lic. Allende como futuro Gobernante de Jalisco.2

Ante las primeras elecciones presidenciales del Partido Nacional Revolucionario del 17 de noviembre de 1929, el gobernador Cuéllar lo nombró como secretario general del partido en Jalisco, lo cual –continúa el citado J. Ángel Moreno–

[...] suscitó descontento entre los grupos que se creían dueños de la situación política, comenzando a originarse en el Estado [de Jalisco], dentro de los Comités Municipales y Subcomités, una serie de cuartelazos, desconociendo a sus antiguos dirigentes, por lo cual el Lic. Allende dirigió una circular en que daba a conocer que solamente se reconocían movimientos hasta el día último de junio de 1930. 3

Se le integró al Segundo Comité Ejecutivo Nacional del Partido Nacional Revolucionario, y fue electo diputado federal en julio de 1930 a la xxxiv Legislatura.

Nuevamente fue diputado de la xxxv Legislatura, pero enfrentados los políticos partidarios de Plutarco Elías Calles contra los partidarios de Pascual Ortiz Rubio, que sostenían al gobernador Ignacio de la Mora, en la sesión del 25 de agosto de 1931 hubo un tiroteo en el cual murió el diputado Manuel H. Ruiz y Allende fue herido.

Luego fue nombrado presidente estatal del Partido Nacional Revolucionario, candidato a la gubernatura y electo gobernador del estado de Jalisco el 13 de marzo de 1932.

Su periodo de gobierno fue del 1º de abril de 1932 al 28 de febrero de 1935. Durante su gestión gubernamental construyó el tramo carretero Guadalajara-Tequila, inauguró la Penitenciaría de Oblatos y el Parque de la Revolución, hizo mejoras en los edificios del Museo del Estado, de la Biblioteca Pública y del Hospicio Cabañas.

Se continuó con el conflicto con la Iglesia católica y de nuevo se desterró al arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. También afrontó la problemática universitaria, que se derivó del Primer Congreso de Universitarios de 1933. Por lo que clausuró la Universidad de Guadalajara, y expidió el 23 de febrero de 1935 la Ley Orgánica de la Educación Superior.

Ante el destierro en 1936 del jefe máximo de la revolución, Plutarco Elías Calles, a quien le era incondicional, y consolidado el cardenismo, se retiró definitivamente de la actividad política, dedicándose entonces a la administración de su hacienda El Refugio, ubicada en la zona cañera de Tala, Jalisco, donde estableció un ingenio azucarero con maquinaria moderna, obra que dejó inconclusa.

Murió repentinamente en la Ciudad de México el 16 de diciembre de 1947. Sus restos mortales fueron trasladados a Guadalajara, y fueron inhumados en el Panteón de Mezquitán.


Referencias
  1. Ibid., p. 215. ↩︎

  2. J. Ángel Moreno Ochoa, Semblanzas revolucionarias. Diez años de agitación política en Jalisco 1920-1930, Guadalajara, Ed. del autor, 1959, p. 207. ↩︎

  3. Ibid., pp. 210-211. ↩︎