Los primeros universitarios

Blasco y Navarro, Tomás Antonio

Nació en Zaragoza, España, en 1730, al parecer desde muy pequeño sus padres lo trajeron a la capital de la Nueva España.

A sus dieciséis años ingresó al Convento de los Predicadores en la Ciudad de México, donde cursó Latinidad, Filosofía y Teología. Tras su ordenación sacerdotal se desempeñó como maestro lector de los cursos de Artes en el convento de su orden de Porta Coeli; y luego fue enviado al Convento de Santo Domingo de Guadalajara.

De acuerdo con la Real Cédula de Fundación de la Real Universidad de Guadalajara, las órdenes monásticas de San Francisco y de Santo Domingo de la ciudad aportarían un catedrático respectivamente, para servir gratuitamente dos cátedras teológicas, a cambio de que dichos catedráticos se graduaran graciosamente como doctores. Este fue el caso de fray Tomás, quien el 25 de octubre y el 16 de noviembre de 1806, respectivamente, recibió los grados de licenciado y doctor en Teología en la Real Universidad, incorporándose como catedrático en Teología Escolástica de Santo Tomás de Aquino. Durante su estancia en la Universidad participó de manera muy activa en los Claustros y en las comisiones universitarias.

Dado su nacimiento de español peninsular, fue un duro detractor del movimiento insurgente del cura Miguel Hidalgo, así lo demuestra su obra poética, muy severa, que tituló Canción Elegíaca sobre los desastres que ha causado en el Reyno [sic] de Nueva Galicia, señaladamente en su Capital Guadalaxara, la revelión [sic] del apóstata Sr. Miguel Hidalgo y Costilla, capataz de la gavilla de Insurgentes, cura que fue del pueblo de la Congregación de los Dolores en la Diócesis de Michoacán, compuesta por el R. P. F. Tomás Blasco del Orden de Predicadores presentado en sagrada teología. Doctor de la Real Universidad de Guadalaxara. Catedrático en ella del Angélico Dr. Santo Tomas y Examinador Synodal de este Obispado, impresa en Guadalajara por orden superior en 1811, y reeditada en la Oficina de Arizpe de México.

Con el mismo entusiasmo que condenó el movimiento de Hidalgo, apoyó una década después la consumación de la independencia. Así, en la sesión del Claustro de Doctores de la Real Universidad de Guadalajara del 21 de junio de 1821, se ofreció para componer poemas en las fiestas alusivas de la ciudad por tal motivo, lo cual le fue aceptado.

Su loa poética que escribió al Ejército de las Tres Garantías, con el fin de solemnizar la proclamación de la independencia en la Nueva Galicia, se tituló “La Independencia”, la cual fue incluida en el Diccionario de insurgentes de José María Miquel i Vergés, porque “a pesar del vulgarismo, esta poesía debe colocarse entre los primeros cantos poéticos que inspiraron la Independencia”.1

Otros de sus escritos publicados fueron: Illmi. Melchoris Cano de Locis, Theologicis, aureum, opus, cum, pelerisque, aliis assertionibum auspice. Deo publico, offert, certami…, México (1793); Sermón gratulatorio, que en la solemne Jura de Ntra. Sra. de Zapopan por Patrona y Generala de las Tropas de Nueva Galicia celebrada en la Santa Iglesia Catedral el día 15 de septiembre de 1821, dijo el M. R. P. Fr. ..., impreso en la oficina de don Mariano Rodríguez (1821); Sermón gratulatorio que en la función celebrada en la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara para dar gracias al Altísimo por la feliz y triunfante entrada de nuestro inmortal héroe don Agustín de Iturbide en la corte del nuevo Imperio Mexicano, pronunció el día 28 de octubre de 1821, el M. R. P. Fr...., impreso por don Urbano Sanromán (1821); y la Disertación apologética del devoto baile que comúnmente se practica en obsequio del glorioso taumaturgo San Gonzalo de Amarante, compuesta por el M. R. P. Fr. ... impresa por el anterior editor (1822).

A la par de su vida conventual y su magisterio universitario, fue examinador sinodal del clero de Guadalajara, y miembro de la Sociedad Patriótica que solemnizó en la ciudad la independencia de México.

Sobre su fallecimiento no se tienen datos precisos, sus biógrafos se limitan a indicar que ocurrió tras la publicación de su última disertación apologética (¿1822?). Y no hay que olvidar que el Convento de Santo Domingo de Guadalajara fue totalmente destruido durante la Guerra de Reforma, con lo cual se perdieron los archivos y muy probablemente también sus restos mortales.


Referencias
  1. Miquel i Vergés, op. cit., p. 81. ↩︎