Los universitarios sin universidad

Castellanos Lambley, Pedro

Nació en Guadalajara, Jalisco, el 26 de enero de 1901. Fue hijo del gobernador del estado de Jalisco, Luis Castellanos y Tapia, y de la señora Carolina Lambley, y nieto de la poeta Esther Tapia de Castellanos. La familia fue propietaria de la hacienda de Cumuato en las cercanías de Ocotlán y de un ingenio en Tamazula, Jalisco, los cuales perdieron a consecuencia de la revolución.

Con sus padres y hermanos pasó a residir a Londres, Inglaterra, donde fue matriculado en el St. John’s College de la Compañía de Jesús, en el que cursó la primaria y la educación media; también tuvo la oportunidad de viajar por varios países europeos.

Ya en plena revolución, los Castellanos Lambley regresaron a Guadalajara, y don Luis, con el apoyo de Venustiano Carranza, fue gobernador del estado de Jalisco, del 1º de marzo de 1919 al 24 de mayo de 1920.

En 1919, Pedro se inscribió en la Escuela Libre de Ingenieros de Guadalajara, donde recibió su título profesional de ingeniero-arquitecto en 1924, y fue compañero de estudios de Luis Barragán y de Rafael Urzúa.

En tanto realizaba sus estudios profesionales, dio clases de dibujo en la misma Escuela Libre de Ingenieros, y fue dibujante y proyectista en el despacho de ingenieros de Juan José Barragán y colaborador del ingeniero Arnulfo Villaseñor en la edificación de la Casa Zuno.

Una vez asociado en la construcción de casas con el ingeniero Enrique Martínez Negrete, su estilo buscó combinar la funcionalidad de la casa con la esencia de la arquitectura regionalista:

A lo largo de su carrera, el arquitecto Castellanos empleó diferentes esquemas de distribución espacial, adaptando éstos al estilo que fuera a ser su obra (por ejemplo, en el estilo mudéjar empleó el patio, característico de esta corriente). No utilizó pasillos. Sus problemas espaciales los resolvió con el uso de galerías, estancias y en ocasiones corredores. Uno de sus aciertos era el empleo de arcos para unir dos o tres espacios a la vez, lo cual daba al interior un ambiente especial [...]1

Para integrar la arquitectura con la naturaleza suprimió al máximo el jardín exterior, al considerar que los moradores de la casa no disfrutarían de la tranquilidad del interior. Otras de las características de sus obras es que no tienen una volumetría que llame la atención, además de que son muy detallistas. Se considera en su estilo realmente la combinación de tres estilos a la vez:

El estilo californiano se hace manifiesto en el diseño de la herrería y otros elementos ornamentales. El mediterráneo se aprecia en el aspecto volumétrico. La influencia de la arquitectura mexicana se presenta en los materiales que usó y en el empleo del color de tierras naturales. Tuvo mucha habilidad para el diseño de sus fachadas; algunas de ellas las solucionó en un solo plano. En otras hay varios volúmenes puestos en distintos planos de profundidad.2

Las casas-habitación que diseñó fueron: del licenciado González Hermosillo, de Germán Behn Ochoa, de Gilberto Huerta Ruiz, del mayor Eduardo Espinosa, de la familia Rébora, de Fernández del Valle Orendain, de Martínez Negrete Orendain, de Guadalupe Gallardo –Privada del Torreón–, de Enrique Aniz, de Aranguren, de Paz Corcuera de Cortina, de Ramírez Centeno, de Quiñones, de Aubert, Privada de Castellanos, de Leopoldo Font –Villa Nuria–, de Pascual Salcedo, de Quimo Gortázar, Casas dúplex, Casa de Tezontle de los Corcuera, Casa desconocida de color amarillo, Villa María de Rafael Castiello, de la señorita Veytia, dos casas de Salvador Veytia, de Salvador García de Quevedo, un conjunto de casitas y la Villa Ferrara de Guadalupe Gallardo en Chapala, Jalisco.3

En 1928 proyectó y dirigió el antiguo Mercado Libertad, mejor conocido como de San Juan de Dios:

El edificio se alzó frente a la recién ampliada calzada Independencia. Su arquitecto, el joven Pedro Castellanos, proyectó intencionalmente una fachada de estilo neocolonial clásico, acertadamente aderezado con elementos de ascendencia morisca. El mercado fue construido con exterior que armonizara con el resto de los edificios que se hallaban en los alrededores, aunque la belleza de su exterior contrastaba vivamente con el sobrio funcionalismo con el que fueron planeados sus espacios interiores.4

En 1940 participó en la elaboración del Plano regulador de la ciudad de Guadalajara.

Luego de una década de éxito profesional como arquitecto, en 1939 ingresó al Convento de la Orden de San Francisco en Guadalupe, Zacatecas. Pero al no soportar la estricta disciplina conventual, en 1941 pasó a ser uno de los aspirantes al sacerdocio del clero diocesano de Guadalajara, y recibió su formación filosófica y teológica en el Seminario Interdiocesano de Montezuma, Nuevo México, en Estados Unidos.

El 22 de marzo de 1947, en la Capilla de las Madres Reparadoras de Guadalajara, fue ordenado sacerdote por el arzobispo José Garibi Rivera. Y desde entonces, se dedicó exclusivamente a la arquitectura religiosa.

De inmediato fue nombrado miembro de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara. Proyectó y construyó el edificio del Seminario Mayor de San José ubicado en la colonia Chapalita, en el cual están presentes los elementos que caracterizaron su arquitectura: los jardines interiores simétricos, el uso de ladrillos de la región, las terrazas con arcos y el modernismo de la fachada de la capilla, entre otros. El edificio se inauguró el 1° de noviembre de 1950, e indudablemente fue una de las obras predilectas del primer cardenal mexicano José Garibi Rivera.

En 1942 realizó el proyecto y la construcción del Templo de Nuestra Señora del Rosario, popularmente conocido como del padre David Galván, en estilo ojival, con su celebrada fachada con las esculturas de ángeles que tocan los instrumentos del mariachi.

Como integrante de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de Guadalajara, dictaminó sobre la construcción, conservación y remodelación de los edificios destinados al culto católico.

Además de los mencionados Seminario Mayor y Templo del Padre Galván, sus obras de arquitectura religiosa son: Templo de Nuestra Señora de la Soledad, Templo de la Santa Cruz, Templo de la Virgen de Guadalupe, Convento de las Adoratrices Perpetuas, el altar de San Francisco en la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, la Iglesia de la hacienda de Nextipac, la remodelación de un altar del Templo de San Agustín, la remodelación de la fachada norte del Templo de San Juan de Dios, el Templo de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, la Capilla de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos en Ciudad Granja, una capilla del Templo de El Salto, Jalisco, el Templo de Zapotiltic, Jalisco, y el Templo de San Miguel Arcángel de La Manzanilla de la Paz, Jalisco.5

Al tener serias diferencias profesionales con el arquitecto Ignacio Díaz Morales, salió del proyecto de la construcción del Templo Expiatorio. Más aún, su relación con Díaz Morales se hizo más complicada, aunque –recuerda el presbítero y miembro de la Comisión de Arte Sacro Rafael Uribe–

[…] el señor Garibi tenía voluntad para ambos, pues en ocasiones les encargaba un mismo proyecto. Quizá no era un deseo de ponerlos a competir, sino un sincero deseo de ver cuál era mejor, no tanto como una competencia. Pero humanamente, hacer eso es entablar una relación muy difícil. Muchas veces vimos cómo se esmeraba al padre Castellanos en dar respuesta a las peticiones que hacía el arzobispo, y cuando llegaba a mostrarle [el plano de la iglesia] le decía: ‘Me gusta, está bonito todo esto. Me parece bien todo lo que propones, pero me gusta más la [propuesta] de Nacho [Díaz Morales]’. Fue una vida dura para Pedro Castellanos, que en ocasiones volvía allí, a nuestro taller de dibujo, deshecho. Muchos de esos planos que él ya había firmado –porque él terminaba un proyecto y lo firmaba– se fueron al bote de basura.6

Finalmente, en 1958 el padre Castellanos decidió cambiarse a la Diócesis de Tepic, para ejercer su ministerio en Talpa de Allende, Jalisco, en cuya Basílica de Nuestra Señora de Talpa trabajó en su ornamentación y funcionamiento.

Luego de tres años de ministerio en Talpa, se sintió mal y regresó a Guadalajara para ser operado de apendicitis en el Hospital de la Beata Margarita. A pesar de que la operación aparentemente salió bien, falleció el 26 de septiembre de 1961. Fue inhumado a lado de sus familiares en la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, de la Parroquia de San Pedro Apóstol de Zapopan.

En 1988, el Colegio de Arquitectos de Jalisco le otorgó en forma póstuma la distinción honoris causa por su obra arquitectónica. Y en septiembre de 2015 el Museo de Arte Sacro de la Catedral Metropolitana de Guadalajara y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso) presentaron la exposición “Arquitectura religiosa de Pedro Castellanos”.

Juicios y testimonios

Jorge Camberos Garibi: “Pedro Castellanos ha sido uno de los baluartes de la arquitectura tapatía”.


Julio de la Peña: describía su obra como “alegre, sana, viva. Yo hago un elogio profundo de su arquitectura. En alguna ocasión se pudo pensar que era una arquitectura festiva, trivial, pero no lo creo. Tenía una base muy sólida y fue un arquitecto excepcional. Algo muy clásico de Pedro Castellanos era incluir en la fachada un nicho con un santo o con la Virgen de Zapopan, porque ya traía la comezón de irse de fraile… En ese tiempo andaba muy envenenado con lo árabe”.


Laura Olarte et al.: “Aunque la obra del arquitecto Castellanos no haya alcanzado el reconocimiento que tienen las del arquitecto Luis Barragán y el arquitecto Rafael Urzúa, es innegable su superioridad en el empleo de color y en el diseño de jardines


Referencias
  1. Laura Olarte et al., “Vida y obra de Pedro Castellanos”, Siglo 21, Guadalajara, sección Cultura y espectáculos, 8 de febrero de 1994, p. 6. ↩︎

  2. Ibid., p. 6. ↩︎

  3. Emilia Orendáin y Enrique Toussaint, Pedro Castellanos. Monografías de arquitectos del siglo XX Guadalajara, Gobierno del Estado de Jalisco, 2006, núm. 11, pp. 211-212. ↩︎

  4. Ibid., p. 46. ↩︎

  5. Ibid., pp. 211-212. ↩︎

  6. Ibid., p. 71. ↩︎