La fundación y la inauguración de la Real universidad de Guadalajara

Controversia del Ayuntamiento de Guadalajara con la Universidad de México

Para rendir informes sobre la conveniencia o perjuicio del establecimiento de la Universidad en Guadalajara, recibieron real orden análoga: la Real Audiencia de Guadalajara, el Ayuntamiento de Guadalajara y la Real y Pontificia Universidad de México.

Al rendir los informes ordenados, la Universidad de México y el Ayuntamiento de Guadalajara entablaron una polémica en contra y a favor del establecimiento de la Universidad.

La Universidad de México objetó que una nueva universidad le causaría tal perjuicio que a la larga la podría exterminar, pretendiendo demostrar lo anterior con las bajas matrículas que se habían dado en los últimos años en algunas cátedras. A lo que respondió el Ayuntamiento:

Esto no proviene de que el Reino no sea capaz de mantener dos universidades con sobrado lustre; pues su población de familias ilustres siempre va adelante; sino de que en esos años puntualmente se estaban experimentando la falta de casa de estudios que tenían a su cargo los ex-jesuitas.1

La Universidad de México argumentó que una nueva universidad le significaría la “merma de jurisdicción [...] por hacerle partícipe en la confección de grados mayores, no obstante la primacía que estaba ejerciendo”. 2

Además puso en duda que la futura Universidad pudiera

abastecerse de maestros y catedráticos [...] particularmente [...] los de Jurisprudencia y Medicina, pues [...] los que logran por sus ventajosos progresos y talentos, mayores aceptaciones, no quieren desamparar este lugar [México] en que ya como conocidos tienen asegurados sus intereses y haberes.3

El Ayuntamiento tapatío contraargumentó, señalando que los fundamentos que presentaban eran “débiles y por otra parte de interés pecuniario”,4 como era el caso de las propinas que recibía por el otorgamiento de los grados mayores, ya que “cuando se trata del bien común del Estado, no se ha de atender a la vanidad de algunos cuerpos en particular [...]” 5

En cuanto a la escasez de profesionistas capaces que atendieran las cátedras, refirió que tan sólo en el Cabildo Eclesiástico había doce individuos con grados mayores y aparte de los numerosos abogados que laboraban en la Real Audiencia.

La Universidad de México, simulando gran magnanimidad, ofreció incorporar las cátedras que se cursaban en Guadalajara, con la única obligación de ir a México a recibir los grados universitarios, lo cual ya sucedía. Y manifestó que había disponibilidad para conceder gracias y privilegios de incorporación a los colegios y órdenes religiosas. Pero el Ayuntamiento de Guadalajara no olvidaba que en 1697 la Universidad de México se había opuesto a que el Colegio de Santo Tomás confiriera grados universitarios. Así se daba un capítulo más de la ya larga confrontación entre los afanes centralizadores de la Ciudad de México y el regionalismo autonómico de Guadalajara.


Referencias
  1. “Instrucciones que remite a su Apoderado en la Corte de Madrid el Ayuntamiento de Guadalajara, para el arreglo relativo al asunto de la fundación de Universidad en ella”, ibid., p. 30. ↩︎

  2. Castañeda, La educación en Guadalajara…, p. 177. ↩︎

  3. Ibid., p. 178. ↩︎

  4. “Instrucciones que remite a su Apoderado en la Corte de Madrid el Ayuntamiento de Guadalajara, para el arreglo relativo al asunto de la fundación de Universidad en ella”, Luis Rivera, op. cit., p. 30. ↩︎

  5. Ibid., et loc. cit. ↩︎