Los primeros universitarios

Covarrubias y Sierra, José Manuel

Nació el 11 de abril de 1779 en Sayula, Jalisco. Fueron sus padres los señores María Josefa de la Sierra y Francisco Covarrubias.

Establecido en Guadalajara, cursó Latín en el Seminario Tridentino de San José (1790-1792). Luego realizó sus estudios preparatorios en el Colegio de San Juan Bautista, donde en 1798 ganó una beca por oposición.

En la Real Universidad de Guadalajara cursó las carreras de Filosofía y de Teología; obtuvo los grados de licenciado y maestro en Filosofía, el 27 de abril y el 11 de septiembre de 1800, respectivamente; el 21 de junio de 1807 se graduó de licenciado en Teología y, finalmente, el 12 de julio del mismo año recibió la borla doctoral.

En 1805 recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas, quien lo nombró profesor y vicerrector del Colegio Clerical, el cual dirigió de 1808 a 1811.
Otros de su cargos eclesiásticos fueron: cura de Zalatitán, Jalisco, y de la Parroquia de Jesús en Guadalajara.

En 1826 ingresó al Oratorio de San Felipe Neri de la capital jalisciense, donde ascendió hasta prepósito –superior de la comunidad–, pero luego en 1846 por rivalidades internas fue expulsado precisamente por dos estudiantes pobres que él había recibido –José Anaya Bonilla y Andrés Rivera–, esta situación la describió irónicamente en la siguiente décima:

Dos cometas muy opacos,
Errantes en su camino,
Sin meditado destino,
De luz y firmeza flacos,
A casa del Sol entraron,
Con luz de este astro alumbraron,
Creyéndose luces puras,
Invariables y seguras,
De su casa al Sol echaron
Y ellos se hallaron a obscuras.
De Bonilla y Rivera quede esta historia
Para perpetua futura memoria.1

En la Universidad de Guadalajara participó muy activamente en los Claustros mayores y menores y como consiliario. Y en 1813 ganó por oposición la cátedra de Prima de Teología.

En 1834 se adhirió al conservador Plan de Tacubaya, por lo cual firmó el acta respectiva en Guadalajara.

El 9 de marzo de 1838 ingresó al Cabildo de la Catedral como canónigo de gracia. Por oposición ganó la canonjía penitenciaria, la cual desempeñó del citado 1838 hasta su fallecimiento.

Fundó la casa de ejercicios espirituales de Nuestra Señora del Refugio, donde fue demolido el Templo de Nuestra Señora de los Dolores de Guadalajara para dar lugar a la plaza de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.
Gran parte de su tiempo lo dedicó a escribir apasionadas defensas de su ideario religioso y político, distinguiéndose como un gran polemista.

Sus escritos publicados fueron: Sobre la santidad de la Iglesia (s. f.); Respuesta de Tepehuage al Sr. de la media palabra (1825); Quien mal pleito tiene a boruca lo mete (1825); A cuña de palo dulce Maceta de Tepehuage (1825); En defensa del decoro y la dignidad del clero atacados en un papel. Subscrito por la Maceta de Tepehuage (s. f.); ¿Qué hemos de creer en un hueso? Con ese hueso a otro perro (s. f.); Sobre el culto de las reliquias e imágenes de los santos. Subscrito por el Fanático (s. f.); Para esos huesos la Maceta (1826), En defensa del clero. Subscrito por la Maceta (1826); Relación de las ocupaciones y ejercicios literarios del doctor don José Manuel Covarrubias, actual prepósito del Oratorio de San Felipe (1837); Infalibilidad más que divina, peculiar del Notario Gallardo, cacareada por el mismo y sostenida por el Lic. Estévez, Dr. Camarena, P. Ramírez Oliva y S. Murillo, en sentencia definitiva, que alumbrada por luz tan peregrina, declara ser calumniador el Dr… Con las licencias que la Iglesia pide (1845); Diatriba. Segunda parte o sea lo que faltaba por recibir. Al Lic. D. Lázaro J. Gallardo, de su bien merecida flagelación por que a más de ser falsario es ladrón (1846); Expulsión de Covarrubias, publicada por el mismo en vindicación de su honor, con la correspondencia que la precedió del Padre Bonilla y de él a el P. Bonilla –se refiere a su expulsión del Oratorio de San Felipe Neri– (1846); Informe con que a vista de Autos responde Covarrubias a la expresión de agravios redactada por el Sr. Dr. Crispiniano del Castillo, a favor de D. José Anna Árbol Bonilla, demandando por aquel de despojo de rentas (1846); y Mordaza y freno para el Diputado Moreno (1847).

Falleció en Guadalajara el 30 de septiembre de 1847.

Jucios y testimonios

Juan Bautista Iguíniz: “Como polemista fue terrible; con su estilo mordaz y virulento, vapuleó sin compasión a sus adversarios sin respetar fama ni categoría, no habiendo logrado escapar a su diatribas ni sus hermanos de religión”.


Agustín Rivera: “Alma de un ardor juvenil en un cuerpo de cerca de ochenta años, tan endeble que parecía un pajarito, y escritor público en las tres décadas que siguieron a la consumación de nuestra Independencia, bastante notable por su buena habla castellana, su estilo sencillo y su fuerza de lógica y de polémica. ¡Lástima que haya manchado algunas veces sus escritos con apreciaciones injustas, con una crítica virulenta y con un lenguaje soez!”.


Referencias
  1. Agustín Rivera y Sanromán, Los Anales mexicanos. La Reforma y el Segundo Imperio, México, unam, 1994, p. 42. ↩︎