Los universitarios sin universidad

Curiel Barba, Gonzalo

Nació en Guadalajara, Jalisco, el 10 de enero de 1904. Fueron sus padres los señores Juan N. Curiel y María de Jesús Barba.

En su ciudad natal inició sus estudios primarios y de piano. Aún muy niño, aprendió a tocar violín, guitarra y mandolina.

Ante la revolución, en 1917 pasó a radicar con su familia a Los Ángeles, California, donde estudió teoría musical y piano con Zez Confrey.

En 1922 regresó a Guadalajara, y para complacer los deseos de su padre se matriculó en la Escuela de Medicina. Cursó prácticamente toda la carrera, la cual abandonó hacia el final y sin titularse, para dedicarse enteramente a la música.

De 1927 a 1930 trabajó en un trío cancionero de la localidad. En 1931 se trasladó a la Ciudad de México. Hacia finales de 1932 integró el cuarteto vocal “Los caballeros de la armonía”, debutando en algunas estaciones de radio. En 1933 organizó la orquesta “Los trovadores del ensueño”, que llegó a ser la preferida para las grandes fiestas.

En 1935 fue contratado como pianista por la radiodifusora xew, donde conoció al tenor Alfonso Ortiz Tirado, quien lo seleccionó para que lo acompañara en una gira por el país. En ese mismo año dio a conocer su primera canción titulada He querido olvidar, y la segunda Dime la estrenaría José Mojica en el Teatro Abreu.

En 1940 integró la orquesta “El escuadrón del ritmo”, con la cual viajó a cumplir contratos a Estados Unidos y a Brasil, a Argentina en 1941 y a Chile en 1942.

A su regreso a México se dedicó a componer temas musicales para películas, contabilizando hasta cincuenta, de las cuales ocho fueron para el cine estadounidense y tres para el francés. Por su composición para Eugenia Grandet ganó un Ariel. Con su propia orquesta musicalizó las películas: Cita con la muerte, Payasadas de la vida y Dancing. Antes de morir había firmado un contrato con los estudios cinematográficos de Hollywood para seguir componiendo música para películas.

Sus canciones fueron alrededor de doscientas cincuenta, a la mayoría de ellas él mismo les puso letra. La más famosa de todas es Vereda tropical, la cual ha sido interpretada en varios idiomas y es

una de las canciones más significativas de la “época de oro de la canción mexicana”. Sin embargo, existen otras piezas suyas que representan mejor su rico estilo lírico-melancólico (Calla tristeza, Deseo, Desesperanza, Mañana fría, Temor, Sorpresa, Ya nada soy), que enriquecieron el repertorio bolerista mexicano.1

Algunos otros de los títulos de sus composiciones son: A volar joven, Ama a tu prójimo, Amar es vivir, Ángel o demonio, Calla tristeza, Carnaval latino, Crepúsculo, El charro de Cristo, El papelerito, El swing, El vals, En cada puerto un amor, Noche de luna, Llévame, Tu partida, Sin lágrimas, Juan Charrasqueado, Homenaje a Brasil, La malagueña, Los millones de Chaflán, Necesito dinero, No me quieras tanto, Noche de luna, Que será de mí, Rayito de luna, Ritmos del Caribe, Si tu quisieras, Son tus ojos verde mar, Soy un prófugo, Te quiero, Traicionera, Un gran amor, Viejo rincón, Viva el amor, Yo no te pido nada, entre otras.

Además compuso para piano y orquesta el Concierto número 1, en re bemol, 1948; el Concierto número 2, 1950; y el Concierto número 3. Y su obra sinfónica consistió en la Minuta sinfónica española, 1954; y el Estudio sinfónico, 1956.

Fue el fundador de la Orquesta Sinfónica de la Unión Filarmónica de México y miembro fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de Música, la cual presidió en dos ocasiones.

En 1953 el gobernador del estado de Jalisco, Agustín Yáñez, lo condecoró por su trayectoria artística.

El 4 de julio de 1958 falleció en la Ciudad de México, y fue inhumado en el Panteón Jardín.

En su ciudad natal le dedicaron una calle, una plaza y un monumento.


Referencias
  1. Pareyón, op. cit., p. 72. ↩︎