Los primeros universitarios

De Velasco y de la Vara, Francisco Antonio

Nació en Guadalajara, capital del Reino de la Nueva Galicia, en 1748. Fueron sus padres los señores Micaela Eugenia Rodero de la Vara y José Matías de Velasco y Gudiño.

A los diez años de edad ingresó al Colegio de San Juan Bautista de los jesuitas, donde estudió Gramática Latina y Filosofía; enseguida se trasladó a la Ciudad de México para cursar Derecho –Civil y Canónico– en el Colegio de San Ildefonso, también de la Compañía de Jesús y en la Real y Pontificia Universidad de México, donde recibió el título de bachiller en Cánones; y el 14 de enero de 1769 obtuvo su título de abogado en el Real Colegio de Abogados de la capital virreinal.

De nuevo en su ciudad natal, ejerció la abogacía, y desempeñó las siguientes funciones públicas: defensor de Juzgado de Intestados; abogado defensor en el Tribunal del Real Consulado de Guadalajara (1799-1813); teniente y asesor del intendente de Guadalajara, Fernando de Abascal y Souza; teniente y asesor del intendente de la misma Provincia, José de la Cruz, y como tal fue gobernador intendente interino de la Nueva Galicia, del 11 al 20 de febrero de 1811; vocal de la Junta de Seguridad, encargada del enjuiciamiento de los delitos de infidencia, cometidos por los insurgentes; y presidente de la Junta de Requisición de bienes de europeos –españoles–.

Una vez fundada la Real Universidad de Guadalajara se graduó de licenciado en Cánones el 2 de febrero de 1794; de doctor en Cánones, el 15 de mayo del citado 1794; de licenciado en Derecho Civil, el 2 de diciembre de 1798; y finalmente de doctor en la misma Facultad, el 2 de junio de 1799. En la colación de sus grados universitarios, fueron sus padrinos nada menos que el doctor Juan José Martínez de los Ríos, vicario general del obispado, el insigne jurista Francisco Xavier Gamboa, el regidor del Ayuntamiento tapatío Guillermo Antonio de Caserta, y el barón de Santa Cruz, Dans Stuart.

En la misma Real Universidad ganó por oposición en agosto de 1793 la cátedra de Prima de Cánones; integró la comisión claustral que elaboró las constituciones universitarias; el 10 de noviembre de 1801 fue electo consiliario por Leyes; el 10 de noviembre de 1805 se le eligió para la misma representación, pero por Cánones, cargo que refrendó en 1807; y el 10 de noviembre de 1811 volvió a ocupar la representación por Leyes; el 21 de octubre de 1813, el Claustro de Consiliarios le otorgó la jubilación a su cátedra de Prima de Cánones, la cual atendió por veinte años; y continuó como catedrático propietario de Prima de Leyes hasta su deceso.

Al ser un decidido partidario del régimen virreinal, una de sus hijas, Ana Jacoba de Velasco, se casó con el intendente de Guadalajara Roque Abarca. Otro de sus hijos, empero, fue el célebre insurgente Francisco Lorenzo de Velasco y Palafox, quien como canónigo de la Colegiata de Guadalupe se adhirió a las tropas insurgentes de Ignacio López Rayón.

Así, no es de extrañar su actitud hostil hacia el gobierno insurgente en Guadalajara; escribe Lucas Alamán: “Aunque el poder que Hidalgo ejercía fuese absoluto, no faltaron personas de energía que lo resistiesen. Entre ellas fue una el Dr. Francisco Velasco de la Vara, abogado distinguido que combatió sus proyectos en contestaciones verbales […]”.1

Al estallar la insurgencia, fue miembro y presidente de la Junta Superior Auxiliar de Gobierno, Seguridad y Defensa de Guadalajara. Tras la derrota de Hidalgo en Puente de Calderón, fue nombrado presidente de la Junta de Seguridad, encargada de juzgar los delitos de infidencia. El caso más célebre que le tocó procesar fue el del caudillo insurgente José Antonio Amo Torres. Y del 11 al 20 de febrero de 1811, fue gobernador de la Intendencia de Guadalajara y presidente de la Real Audiencia, con carácter de interino. Luego fue electo diputado por la Intendencia de Guadalajara, a las Cortes de la monarquía, para el bienio 1814-1815, pero al llegar a Madrid se encontró con las Cortes suprimidas por el rey Fernando VII. Así, regresó a la Nueva España, con el nombramiento de oidor de la Real Audiencia de México, cargo que ejerció hasta 1820, por lo cual pasó a residir a la capital virreinal. Y de 1818 a 1820 fungió como asesor general del Virreinato novohispano.

Escribió y publicó: Observaciones que a la humilde porción del pueblo dirige D. Francisco Antonio de Velasco (1811); El Sr. intendente interino de Guadalajara D. Francisco Antonio de Velasco, ha dirigido al Excmo. Sr. virrey la siguiente carta (1812); y Carta del Sr. Asesor de gobierno y encargado de esta Intendencia Dr. D. Francisco Antonio de Velasco al Excmo. Sr. virrey de N. E. (1813).

Falleció en la Ciudad de México el 6 de mayo de 1821.

Juicios y testimonios

Lucas Alamán: “Acérrimo enemigo de la revolución [de Independencia]”.


Juan Bautista Iguíniz: “Jurista insigne”.


José Ramírez Flores: “Metódico y dinámico jurista”.


Alberto Santoscoy: “Famoso […e] iracundo jefe de la Junta de Seguridad que fue perseguidor de los insurgentes”.


Referencias
  1. Lucas Alamán, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon la Independencia en el año de 1808 hasta la época presente, México, Instituto Cultural Helénico, fce, 1985, tomo ii, p. 90. ↩︎