Los universitarios entre el Instituto y la Universidad

Del Castillo Cortés, Crispiniano

Nació en Guadalajara, capital de la Intendencia del mismo nombre en 1802. Fueron sus padres los señores Antonio del Castillo y Crescencia Cortés.

En el Colegio de San Juan Bautista y en el Seminario Conciliar estudió Latín y el Curso de Artes de Filosofía.

En la Universidad de Guadalajara cursó la carrera de Jurisprudencia, donde obtuvo su título de abogado el 31 de enero de 1826.

Cuando era estudiante –por 1822– integró el cuerpo de redactores fundadores del periódico La Estrella Polar y manifestó una ideología liberal radical, que más tarde se transformó en un acendrado conservadurismo.

En 1827 polemizó con los colaboradores de El Defensor de la Religión, quienes afirmaban que el Congreso del Estado no tenía derecho a legislar sobre el Patronato Eclesial, sin previo acuerdo con el pontífice romano. Él los acusó de sediciosos, por su desacato a la legislación vigente.

De 1832 a 1833 fue secretario de los gobernadores del estado de Jalisco, Ignacio Cañedo y José Ignacio Herrera.

Del 28 de enero al 25 de febrero y del 16 de marzo al 30 de abril de 1833, fue diputado al Congreso del Estado; fungió como secretario de la Cámara e integró la comisión redactora del Código Civil del Estado de Jalisco, junto con los licenciados José Luis Verdía, Jesús Camarena, José Antonio Romero y José Domingo Sánchez-Reza, de cuyo trabajo resultó el Proyecto de la primera parte del Código Civil del Estado Libre de Jalisco.

En el Instituto de Ciencias del Estado impartió la cátedra de Derecho Patrio y fue maestro y protector de Mariano Otero.

El 7 de marzo de 1834 fue electo presidente del Congreso del Estado de Jalisco; y en 1835 ingresó al Colegio Nacional de Abogados, del que llegó a ser examinador.

El 19 de octubre de 1839 obtuvo el grado de doctor en Derecho Civil, en la Universidad Nacional de Guadalajara, en la cual más tarde fue el catedrático fundador de la Academia de Jurisprudencia teórico-práctica. El doctor Agustín Rivera lo evoca como un “inolvidable maestro” 1 y Cenobio Enciso, afirma que “nos dirigió algunas frases que nunca olvidaremos”. 2

Del 10 de octubre de 1841 al 21 de febrero de 1842 fungió como ministro de Justicia e Instrucción Pública en el gabinete del presidente de la república Antonio López de Santa Anna.

A su regreso a Guadalajara continuó sus labores académicas en la Universidad e integró la Junta Departamental de Jalisco. En 1847 participó en Querétaro, en las conferencias que se celebraron para el arreglo de los conflictos que ocasionó la invasión estadounidense.

En 1852 fue electo senador de la república por Jalisco y nuevamente pasó a residir a la capital del país. Al establecerse en el citado año de 1852 la Procuraduría General de la República, fue designado primer procurador de la historia del país. La noticia la participó al Claustro Pleno de la Universidad Nacional de Guadalajara el 22 de julio de 1853, por lo que solicitó se le conservara en propiedad su cátedra, y así se resolvió el Claustro.

Sobre su actuación como procurador general de la república, escribe Juan Bautista Iguíniz: “[Liberó] a la nación de un gravamen de cuatro millones de pesos por reclamaciones de súbditos extranjeros, que habían sido ya admitidos y que quedaron al fin desechados por el examen minucioso de tan hábil letrado, que demostró que eran contrarias a las reglas del Derecho”. 3

En 1863 integró la Asamblea de Notables que ofreció el trono de México al archiduque Maximiliano de Austria. Durante el segundo imperio fue presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, lo que le valió en 1867, al restaurarse la república, la aprehensión y el confinamiento por dos años.

Al ser liberado, en Guadalajara continuó con la práctica de la abogacía. Llegó a ejercer el derecho por más de 60 años, por lo que fue el decano del foro jalisciense y juez de la Tercera Sala de lo Criminal.

En la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara impartió Derecho Civil, Penal, Romano y Canónico. Escribió la Disertación que en cumplimiento del artículo 113 del reglamento de la Escuela de Jurisprudencia, como opositor a la plaza de adjunto a la cátedra de Derecho Natural.

Recibió la Imperial Orden de Guadalupe y perteneció a las principales sociedades científicas de su época.

Falleció en Guadalajara el 16 de agosto de 1888 y fue inhumado en el Panteón de Belén.

Juicios y testimonios

Juan Bautista Iguíniz: “Poseía un gran talento y una cultura profundísima en Derecho Civil e Internacional, lo mismo que en Filosofía, Historia y Bellas Letras. Figuró entre los primeros jurisconsultos, produjo dictámenes e informes jurídicos luminosísimos y fue un maestro eminente que supo trasmitir a sus numerosos discípulos sus vastos y sólidos conocimientos”.

Jesús Reyes Heroles: “Del Castillo, aunque publicó poco, enseñó mucho. Se dice que rompió el formalismo tradicional ‘para estudiar preferentemente el espíritu filosófico de la legislación’”.


Referencias
  1. Rivera, Los hijos de Jalisco…, p. 12. ↩︎

  2. Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Las calles históricas de Guadalajara, tomo iii, Guadalajara, Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco, 1988, p. 118. ↩︎

  3. Juan Bautista Iguíniz, Catálogo biobibliográfico de los doctores, licenciados y maestros de la Antigua Universidad de Guadalajara, México, unam, 1963, p. 115. ↩︎