Rectores en la Red Universitaria en Jalisco (1989-2017)

Discurso programático de una rectoría de frontera

Al inicio de su discurso de toma de posesión, el rector Raúl Padilla anunció la celebración del bicentenario de la fundación de la Universidad, porque

tenemos tradición y tenemos también voluntad de cambio. Esta Universidad se ha distinguido por su capacidad de avizorar y anticipar las grandes transformaciones históricas: desempeñó un papel de vanguardia en la transición de la universidad escolástica del México colonial a la universidad liberal del siglo xix y, de ésta, a la universidad popular y de masas del periodo posrevolucionario. Hoy vislumbramos nuevas transformaciones históricas y nos preparamos para transitar hacia un nuevo tipo de universidad.1

Enseguida analizó la complejidad de la relación Estado-Universidad. Al primero le correspondía a través de la organización jurídica darle forma a la nación y ejercer la autoridad y el poder legítimo dentro de su marco normativo. A la segunda, como una de las más altas expresiones de la sociedad civil, se le responsabilizaba de ser el soporte institucional de la cultura, de la ciencia y la tecnología:

Como institución, la universidad es parte de la estructura del Estado y, como tal, sin menoscabo de su independencia y libertad, no puede ni debe sustraerse de la coordinación gubernamental. Mucho menos puede, ni debe, pretender asumir responsabilidades y competencias que sólo al poder público le corresponden […] La función del gobierno es ejercer el poder en beneficio de la sociedad; la nuestra es el ejercicio de la razón, la discusión y la crítica.2

Ante el imperativo de la modernización del país –sumido en una crisis que pareciera crónica–, y planteada la disyuntiva de si el motor de los cambios deberían ser las universidades privadas o las públicas, el rector consideró que estas últimas, a pesar de todos sus problemas, estaban llamadas a desempeñar un papel estratégico en la definición de proyecto del país al cual se aspiraba llegar.

En consecuencia, se imponía revisar la estructura de la Universidad, y a someter a evaluación sus objetivos y métodos:

Ni el país ni las universidades públicas pueden sustraerse del llamado tercer ciclo de la revolución tecnológica mundial. Tenemos que asimilar y adecuar creativamente las tecnologías de punta que están revolucionando la economía mundial, tales como la microelectrónica, los nuevos materiales, la biotecnología y los usos alternativos de la energía, entre otras. Debemos también anticipar sus consecuencias en las estructuras productivas, en el uso y conservación de los recursos naturales, y su impacto en el mercado de empleo profesional.3

Las nuevas realidades requerirán profesionistas más versátiles que se adapten a entornos y perfiles profesionales cambiantes, por lo que se requerirá una universidad “que ofrezca al estudiante, más que un modelo determinado de adaptación profesional, un conjunto de herramientas para su adaptación a cualquier circunstancia profesional”.4

Entonces el nuevo modelo universitario se articularía en torno de la flexibilización de las estructuras académicas y administrativas para dinamizar la oferta académica; de la profesionalización integral de la vida académica, a través de la revisión salarial y de la aplicación de programas de formación y actualización; y de la interacción dinámica entre escuelas, facultades y centros e institutos de investigación, sobre la base de la especialización departamental.

Se revisaría la educación tecnológica y el bachillerato propedéutico, que favorezca un modelo pedagógico centrado en la formulación de interrogantes y en la investigación de problemas como eje articulador del proceso enseñanza aprendizaje.

Se buscaría, prioritariamente, que las carreras profesionales se vincularan con urgencia a los sectores productivos regionales:

La universidad puede convertirse en un eficaz promotor de estrategias alternativas de desarrollo formando profesionistas cuya mentalidad vaya más allá de la búsqueda del empleo. Profesionistas que sean capaces de desatar, estimular o innovar procesos socialmente productivos. En este sentido, consideremos que la universidad debe educar más para el trabajo productivo que para el empleo.5

Al prever dónde podrían estar los mayores obstáculos al nuevo modelo universitario, el rector advirtió que la administración en todo momento debía subordinarse a la lógica académica y no al contrario: “Rechazaremos cualquier pretensión de independencia administrativa respecto de objetivos académicos”.6

Anunció además la descentralización de los servicios administrativos, con la integración de subsistemas universitarios dotados de administración autónoma. Para todo esto pedía a las organizaciones gremiales que unieran su fuerza, su inteligencia y sus recursos organizativos para lograr las transformaciones impostergables:

Queremos un cambio concertado. Nadie debe quedar ajeno a la transformación universitaria […] La transformación universitaria debe ser también un auténtico ejercicio de la democracia interna. Necesitamos concertar y formar consensos que otorguen fuerza y legitimidad a la voluntad de cambio.

Al final afirmó que la sociedad predominantemente rural, tradicionalista, desarticulada regionalmente y autoritaria, para la cual se reabrió la Universidad en 1925, prácticamente ya no existía. Ahora, en 1989 la sociedad era industrial y urbana, socialmente permeable y casi totalmente alfabetizada, por lo tanto se reclamaba una universidad que respondiera a las circunstancias de la época, por lo que invitaba a los universitarios “a conciliar tradición y cambio; a enlazar el futuro con los hilos del pasado y del presente. Le pido a la comunidad universitaria el concurso de su ánimo, fuerza e inteligencia para edificar la universidad que necesitaremos al iniciar el siglo xxi”.7


Referencias
  1. “Discurso del licenciado Raúl Padilla López al asumir la rectoría de la Universidad de Guadalajara (1989-1995)”, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1989, p. 10. ↩︎

  2. Ibid., pp. 11-12. ↩︎

  3. Ibid., pp. 16-17. ↩︎

  4. Ibid., p. 19. ↩︎

  5. Ibid., p. 21. ↩︎

  6. Ibid., p. 22. ↩︎

  7. Ibid., p. 30. ↩︎