La fundación y la inauguración de la Real universidad de Guadalajara

El Ayuntamiento de Guadalajara intensifica las gestiones

Durante 1788 el Ayuntamiento de Guadalajara desplegó ingente actividad para impulsar la fundación de la Universidad: el 18 de abril pidió autorización al presidente interino de la Real Audiencia, Antonio Villa Urrutia, para disponer de quinientos pesos, con el fin de destinarlos a promover la erección de la Universidad en la Corte madrileña. Al igual le solicitó otra erogación de trescientos pesos, para contratar los servicios de un abogado, que fungiera como apoderado de la corporación en Madrid. El 28 del mismo mes de abril y el 30 de mayo, se dirigió nuevamente al presidente interino de la Real Audiencia para que activara las gestiones ante la Corte y rindiera cuanto antes el informe que se le tenía pedido por el rey respecto del asunto de la Universidad. Y al mismo tiempo, el 28 de mayo envió un oficio al obispo Alcalde agradeciéndole el haberles remitido el testimonio de la dotación de las cátedras y de las reales cédulas de 1762 y 1764.

Finalmente, el 13 de junio del mismo 1788 se pudo enviar a Madrid a Daniel Joven, para que entregara a su hermano Francisco –apoderado del Ayuntamiento ante la Corte– los siguientes documentos: una instrucción para el apoderado de lo obrado en el asunto de la Universidad, los poderes generales y especiales del Ayuntamiento para el establecimiento de la Universidad expedidos a favor del doctor Francisco Joven en primer lugar y de Tomás Pérez Arroyo, en segundo término; una consulta al rey, recomendándole la fundación de la Universidad; otra recomendación al rey, pidiéndole lo más pronto posible, el establecimiento de la Universidad; y una libranza por quinientos pesos, a favor del designado apoderado.1

Es notorio el documento de las instrucciones del apoderado, el cual versa sobre:

  1. El futuro edificio sede de la Universidad, se entera que el obispo de Guadalajara está de acuerdo en que sea el antiguo edificio del Colegio de Santo Tomás, y se abandona la idea de que fuera el del Seminario Conciliar.
  2. El financiamiento que se aplique, sería el capital de las obras pías de los jesuitas que ascendía a 66,234 pesos; al igual que el producto de la venta de la hacienda de Toluquilla; las casas vendidas y por vender y sus alquileres; las dotaciones de becas del Colegio de San Juan Bautista que ascendían a 5,026 pesos, y los 10,000 pesos que el obispo y el Cabildo Eclesiástico habían donado a los jesuitas, para comprar la hacienda de Toluquilla.
  3. Los planes de estudios y el plan de dotación de las cátedras que serían, de aprobarse: Prima y Vísperas de Teología, Prima y Vísperas de Cánones, Prima y Vísperas de Leyes, y Prima y Vísperas de Filosofía y Retórica.

Además, se instruyó al apoderado para que tramitara a favor de la Universidad tanto la donación de la librería (biblioteca) del antiguo Colegio de Santo Tomás, así como el Colegio de San Juan Bautista con el fin de que se fomente “una noble emulación entre él y el Colegio [Seminario] de San José”.2

De 1778 a 1790, los apoderados del Ayuntamiento de Guadalajara, Santiago Sáenz y Sebastián Martín de Rojas, aceleraron los trámites en la Corte para lograr la erección de la Universidad. En 1778 el virrey de la Nueva España cumplimentó la orden del rey, informándole que una universidad en Guadalajara sería útil y necesaria. El 14 de diciembre del citado año de 1778, empero, falleció el rey Carlos III, y le sucedió su hijo Carlos IV, lo que implicó un nuevo retraso en los trámites.


Referencias
  1. “Certificación rendida por el Escribano de haberse depositado en la estafeta, para ser conducidos a su destino los documentos que constan en la misma”, ibid., pp. 22-23. ↩︎

  2. “Instrucciones que remite a su Apoderado en la Corte de Madrid el Ayuntamiento de Guadalajara, para el arreglo relativo al asunto de la fundación de Universidad en ella”, ibid., pp. 25-31. ↩︎