Guadalajara de Indias
El origen de Guadalajara y su región
En la estrategia de las ambiciones del conquistador Nuño Beltrán de Guzmán, la ciudad de Guadalajara estaba destinada a ser el eslabón entre la Mayor España y su Gubernatura del Pánuco. Así sería una ciudad intermedia entre el Golfo de México y el Océano Pacífico. En consecuencia, al decidirse su fundación no resultó determinante que fuera el resultado de un destacado proceso de desarrollo económico ni un asentamiento indígena importante. Se fundó pues como una invención absolutamente hispánica. De aquí que Hélène Rivière califique de arbitraria la elección de la sede,1 y Manuel Rodríguez Lapuente la signifique como una ciudad artificial.2
Pero las verdaderas dimensiones del potencial de los recursos naturales y humanos de la novel Guadalajara y su región, ahora ya en la estrategia de la Corona y de la supremacía de la Ciudad de México como capital del Virreinato, sería la de ser una ciudad intermedia entre Compostela –a la que suponían con grandes recursos mineros– y México.
Pero ni siquiera esta posición le correspondió, ya que Compostela no era tan rica como suponían, y muy pronto la desplazó como la capital del Reino de la Nueva Galicia y sede de la región Occidente de la Nueva España, así lo prueba el traslado de la Real Audiencia y de la Sede Episcopal.