La organización de la Real Universidad
Facultad de Teología
Se integraba por las siguientes cátedras: Prima de Teología, Vísperas de Teología –ambas trasladadas del Seminario Conciliar de San José–; la de santo Tomás de Aquino asignada a la Orden de santo Domingo de Guzmán; una más de Teología, asignada a la Orden de los frailes menores de san Francisco de Asís, y la de Lugares Teológicos que impartiría el representante de la Orden de Nuestra Señora de la Merced.
El plan de estudios giraría en torno del libro de texto Summa Sancti Tomae Hodiernis Academicum moribus acomodate –La Summa de santo Tomás adaptada a los usos académicos contemporáneos– del dominico belga Carlos Billuart, o de las Instituciones Theologicae del Lugdunense. Se ordenaba que dos veces a la semana se realizaran dos disputas académicas “aplicando una singular atención a que no se consuma inútilmente el tiempo en cuestiones reflejas de manera sutileza mal introducidas en la Teología” (C. lxi).
En el tercer año los estudiantes asistirían a la cátedra de Disciplina Eclesiástica, donde se les explicaría Historia Eclesiástica, tomando en cuenta el texto de Jerónimo Nadal, y “se le dará noticia de los Concilios, sin olvidar los de estos Reinos” (C. lxiii).
En cuarto año cursarían la cátedra de Sagrada Escritura, completando el curso con los “Elementos de los Prolegómenos de Sagrada Escritura, con noticia de los cuatro sentidos de ella, de sus principales aparentes antilogías y dificultades, sirviéndose de las obras de Pedro García Galarza, Martín Martínez de Cantalapiedra o el Aparato de Lamy” (C. lxii).
De 1792 a 1821 ingresaron en esta Facultad un total de 321 estudiantes.1