Los universitarios entre el Instituto y la Universidad

Flores García, Reyes

Nació en Santiago Tlajomulco, Intendencia de Guadalajara, en 1820. Fueron sus padres los señores Anselma García y Antonio Flores.

En la etapa de la coexistencia de la Universidad de Guadalajara y del Instituto de Ciencias realizó sus estudios profesionales de Medicina, durante los cuales fue discípulo predilecto de los doctores Pablo Gutiérrez y Leonardo Oliva, “quienes influyeron en su decisión de dedicarse profesionalmente a la cirugía y al estudio de la botánica, respectivamente”. 1

El 9 de octubre de 1852 recibió su título de profesor en Medicina en el Instituto de Ciencias del Estado de Jalisco. Y hasta el 13 de octubre de 1880 se tituló de médico cirujano.

En el Hospital de Belén de Guadalajara fue el cirujano jefe durante casi tres décadas. Y en 1860 se le nombró jefe civil del cuerpo médico del ejército liberal.

Sin embargo, donde desplegó todas sus potencialidades como médico y profesor fue en la Casa de la Misericordia –u Hospicio Cabañas–, donde fue el médico titular desde 1860 hasta su fallecimiento, colaborando con las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, hasta que éstas fueran expulsadas en 1873.

En el Jardín Botánico del Colegio del Hospicio Cabañas dio la clase de Historia Natural. Y en la Escuela de Medicina de Guadalajara impartió la cátedra de Historia Natural y Médica hasta 1883. También colaboró como profesor en la escuela de Las Clases Productoras, institución gratuita dedicada a la formación de los más pobres.

En el Ayuntamiento de Guadalajara fue regidor y médico sanitario municipal, y como tal atendió el Mesón de San Cristóbal y más tarde la Penitenciaría de Escobedo, llamando la atención en un informe sobre las lamentables condiciones higiénicas en que se encontraban los más de cuatrocientos presos. El 10 de enero de 1859 atendió a los múltiples heridos por la explosión en el Palacio de Gobierno.

En la medida de sus posibilidades ejerció la medicina científicamente, como fue su novedoso tratamiento de la sífilis, basado en el tratado de Medicina Hipodérmica de 1891; la adaptación del aparato de Bonnet, para la curación de fracturas de piernas, y la operación de labio leporino.

Ejerció la medicina humanitariamente, cobraba la consulta casi a la mitad de lo que cobraban los demás médicos; atendía gratuitamente a los pobres todos los días durante dos horas y tan sólo percibía 25 pesos mensuales en el Hospicio Cabañas.

Fue miembro de las siguientes sociedades: la Academia Médica de Guadalajara (desde 1859); la Sociedad Médica de Guadalajara (1871); la Sociedad Pablo Gutiérrez (1881); la Sociedad Médico-Mutualista de Jalisco (1881); y de Las Clases Productoras y de la Sociedad de Ingenieros de Jalisco.

Escribió los siguientes libros y artículos: Lecciones de botánica aplicada en el Jardín Botánico del Colegio del Hospicio (1863); Breves nociones de jardinería, que estudiaron el presente año, las niñas del primer departamento del Hospicio (1871); Elogio fúnebre en honor al doctor Leonardo Oliva (1873); Lecciones de mineralogía médica aplicadas en el Instituto de Ciencias del Estado (1874); Las clases productoras (1884); Informe que de los niños de la Casa de Cuna del Hospicio rinde al C. Gobernador el médico de dicho establecimiento (1888); Aparato de Bonnet, modificado para las fracturas de la pierna y el muslo (1888); Ensayo del tratamiento de la escrófula en el Hospicio de esta ciudad. Dedicado al Gobierno del Estado por su autor, médico de dicho establecimiento para la Exposición de Chicago (1893); Breves nociones de geografía botánica (s. f.); y su diario médico.

El 3 de enero de 1894 falleció en Guadalajara. A una calle de la ciudad se le dio su nombre.

Juicios y testimonios

Rebeca Vanesa García Corzo y María del Pilar Gutiérrez Lorenzo: “El esfuerzo continuo por incorporar los avances médicos que día tras día experimentaba en esta institución y su preocupación por acercarse a las causas y remedios de la mortandad infantil, se reflejan en su hoja de servicios donde, además de calificarle como ‘un decano de la ciencia ameritado y lleno de honorabilidad’, se señala que su conducta en el ejercicio profesional ‘ha sido diligente, eficaz, puntual y llena. Acertado en sus prescripciones, según lo acredita el regular número de personas que atiende, y las pocas defunciones que se verifican relativamente’. Se subraya como mérito, se puede estimar ‘la constancia de Reyes García Flores ‘sin una falta sola en el año2 y además la pronta concurrencia a las horas extraordinarias cualesquiera que sean las que se le llamen”.

Raúl López Almaraz:“Tan popular era este personaje que la gente de aquel entonces para aclarar una confusión decía abreviadamente ‘No es Polanco es Reyes Flores’, que equivalía a decir: ‘No es esto sino esto otro’. Los versitos originales eran: ‘no es Polanco el que receta es Reyes Flores de a peseta’, que aludían a la cantidad que cobraban de honorarios el Dr. Reyes García Flores, claramente inferior a la que cobraba su colega el Dr. Don Martín Polanco Reynaga”.


Referencias
  1. Rebeca Vanesa García Corzo y María del Pilar Gutiérrez Lorenzo, “Reyes García Flores: un catedrático de medicina en la Guadalajara del siglo xix”, Estudios Jaliscienses, Zapopan, El Colegio de Jalisco, núm. 73, agosto de 2008, p. 25. ↩︎

  2. Archivo Hospicio Cabañas (ahc), Personal. Disciplina y Control, leg. 1, exp. 1. El énfasis es del documento. ↩︎