Los universitarios entre el Instituto y la Universidad

Gutiérrez Morán, Pablo

Nació en Guadalajara, capital de la Intendencia del mismo nombre, el 15 de enero de 1805. Fueron sus padres los señores Francisco Gutiérrez de Hermosillo –indio de casta pura–1 y Luciana Morán –española–.

En la Escuela Anexa a la Real Universidad de Guadalajara que dirigía Manuel Barbier, recibió su instrucción elemental, y luego ingresó al Seminario Conciliar de San José, donde cursó Latín, y en octubre de 1819 inició su Curso de Artes, el cual concluyó en 1821.

En 1821 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Imperial de Guadalajara, y el 13 de abril de 1825 se le confirió el grado el bachiller en Medicina. Realizó su práctica profesional en el Hospital de San Miguel de Belén, bajo la conducción del doctor José María Cano, de quien visitaba sus pacientes particulares y se le permitió vivir en el mismo Hospital para atender mejor a los enfermos, sirviendo la plaza de meritorio en el Departamento de Medicina.

Al clausurarse la Universidad continuó sus estudios en el Instituto de Ciencias del Estado, cursó además Francés. En enero de 1828 obtuvo su título de profesor en Medicina y en ese mismo año se le otorgó el nombramiento de practicante mayor del Hospital de Belén, cargo que desempeñó hasta 1833. Además fue vocal de la Junta Superior de Salud Pública, en la cual se le encomendaron varias comisiones.

En su Relación de Méritos señala que fue a Europa

por amor a la ciencia, deseando extender mis conocimientos a la Anatomía y a la Cirugía, emprendí un viaje a Europa, a mis propias expensas, dedicado en París, por más de dos años a la visita de los hospitales y a las cátedras de la Escuela de Medicina, lejos de mi patria, de mis parientes y amigos [por amor] a la ciencia [...] 2

Así, permaneció en Francia de 1834 a 1837; cursó Anatomía, Fisiología, Terapéutica, Cirugía y Obstetricia en la Escuela Clínica de París. Y completó su formación con breves estancias en Londres y en Madrid.

A su regreso a Guadalajara

tuvo que luchar denodadamente contra los prejuicios sociales que consideraban que era una profanación el hecho de abrir un cadáver [...] En ese tiempo todavía se estudiaba la Anatomía en láminas y dibujos y la Cirugía únicamente en libros [...] El doctor Gutiérrez se dirigió al Gobierno demostrando que sin la práctica en cadáveres, el aprendizaje de las ciencias médicas sería imposible. Sus deseos fueron cumplimentados con la construcción en1837, de un anfiteatro para la enseñanza de la Anatomía, que es la base fundamental en que descansa la enseñanza de la Medicina y la Cirugía. 3

Enseguida encaminó todos sus esfuerzos a la fundación de la cátedra de Anatomía Descriptiva y más tarde a las de Medicina Operatoria y Obstetricia “que fueron la base fundamental de la actual Escuela de Medicina, en que se formaron bajo su sabia dirección numerosos facultativos que propagaron con el tiempo las doctrinas de su ilustre maestro”. 4

Al obtener del Congreso del Estado las reformas necesarias de los planes de estudios, fue considerado el fundador de la enseñanza médica moderna de Jalisco.

A partir de 1838 colaboró en una de las primeras publicaciones científicas de la región, los Anales de la Sociedad Médica de Emulación de Guadalajara.

El 19 de octubre de 1839 recibió en la Universidad Nacional de Guadalajara la borla de doctor y la Junta Departamental de Jalisco lo nombró catedrático de Anatomía Descriptiva. Ya en los Claustros de Doctores de ese año se daba cuenta de su oficio como catedrático sustituto de Cirugía, en el que manifestaba que en el tiempo que llevaba de servir la cátedra no había recibido ni la gratificación correspondiente ni el presupuesto para la compra de los instrumentos anatómicos.

Fue presidente de la Junta Superior de Salud Pública, presidente de la Sociedad Médica de Emulación de Guadalajara y socio correspondiente de la Academia Nacional de Medicina.

En 1840 presentó “uno de los exámenes más lúcidos de Cirugía que registra la historia de la medicina de Guadalajara” 5 para obtener la plaza de cirujano en el Hospital de Belén, donde el doctor Ernesto de Vigneaux –secretario del conde Gastón de Raousset Boulbon– lo evocó como un hombre de pocas palabras, pero que las cuidaba bien.

En 1848 presentó su Relación de Méritos para proveer en propiedad la cátedra de Patología y Clínica externas.

En 1858 integró la Junta de Notables que nombró gobernador de Jalisco al conservador Urbano Tovar. Del 15 de marzo al 28 de abril de 1865 fue alcalde de Guadalajara; durante su breve gestión ordenó la reubicación de los obradores y reestructuró el transporte público.

Por su ideología conservadora, al triunfo de los liberales se vio en medio de serias dificultades, pues

basta señalar los litigios que se le siguieron por negarse a expedir certificados de autopsia cuando los tribunales y el gobierno eran liberales. Pretextaba desde la manera grosera de los mandaderos al darle los citatorios, el obedecer sólo a Iglesia ya que era ella la que pagaba su sueldo en el hospital y hasta la falta de material exclusivo para la realización de las autopsias legales. Fue clara la irritación de los jueces y continuamente se le llamaba a comparecer. Jamás se le pudo obligar a expedir un solo certificado. 6

Con la entrada de los liberales a Guadalajara en 1866, fue expulsado del Hospital de Belén y se le trató de traidor, lo cual le afectó considerablemente. Entonces se dedicó a reunir el material acumulado a lo largo de su trayectoria médica, continuó con sus cátedras de Anatomía e incluso dio clases particulares para parteras.

En tres ocasiones fue director de la Escuela de Medicina, pero en 1880 ante una huelga estudiantil que se oponía al nombramiento de algunos profesores, fue expulsado de la dirección y cayó en una profunda depresión, así:

[…] Él, que se hastiaba profundamente con la práctica civil, porque estaba habituado a no luchar sino con los obstáculos que engendran las enfermedades y no los pacientes y las personas que los rodean, sintió un vacío profundo y se retrajo del trato social cada día más y se consagró a dar forma a sus numerosos escritos científicos. Desgraciadamente [en] uno de aquellos arranques que al hombre no es dado evitar, privó a la ciencia de esos escritos. Creyéndose olvidado de la escuela que tanto le debía, destruyó en un instante el fruto de largos años de estudio y práctica, como si hubiese querido borrar para siempre su nombre de la lista de los sabios. 7

En 1865 publicó su trabajo “Higiene pública, salubridad de Guadalajara” en la Gaceta Médica de México, y en 1866 escribió un informe sobre la situación médica del Hospital Civil de Guadalajara.

En su ciudad natal falleció el 2 de mayo de 1881, fue velado en el repartidor del Hospital Civil e inhumado en el Panteón de Santa Paula de Belén. El 1° de octubre del año de su fallecimiento el Congreso del Estado de Jalisco lo declaró benemérito de Jalisco, y sus discípulos fundaron una sociedad médica que llevó su nombre.

En 1930 la Sociedad Médico-Farmacéutica de Guadalajara gestionó que sus restos, que se encontraban en una fosa ignorada del Panteón de Santa Paula de Belén, fueran trasladados al mausoleo de honor de dicho cementerio. El Centro de Salud número 3 de la Secretaría Estatal de Salud de Guadalajara, lleva su nombre.

Juicios y testimonios

Luis Farah: “El doctor don Pablo Gutiérrez atendía con esmero a sus pacientes del Hospital y por su humanitaria labor profesional fue altamente estimado por la sociedad tapatía”.

Salvador García Diego: “El doctor Gutiérrez poseía una inteligencia clara, rápida y sumamente perspicaz; una compresión muy vasta que abarcaba en un instante los menores detalles; un juicio tan veloz que pudiera llamarse intuitivo; una atención profunda, de donde dimanaba una memoria felicísima; una firmeza de voluntad inquebrantable, de todo lo cual nacía la invariabilidad de sus ocupaciones. Su lenguaje era fácil, preciso y de tal concisión que sus expresiones trocaban en proverbios. Percibir, apreciar y tomar una determinación fija, era obra de un momento. Justo y equitativo en sus actos, desprendido hasta el sacrificio humano y caritativo por convicción, creyente de buena fe, firme y constante en el trabajo, impasible ante el peligro, atrevido sin rayar nunca en temerario, normando sus acciones por el deber y no por el sentimiento, austero consigo y con sus semejantes, escaso de afectos, escéptico en materia de sentimentalismo, enérgico y frío en su trato íntimo, severo en el ejercicio de su profesión, censor rígido e imparcial en puntos científicos, teniendo la conciencia de su mérito y desplegando su carácter imperativo con sus profesores y discípulos, en una palabra, hombre de cabeza y no de corazón”.

Rafael Medina: “Tal vez, hasta este momento, la imagen del doctor, del maestro y del político, estén más claras, pero qué decir del hombre. Tal vez esa sea la parte más compleja y que él mismo siempre ocultó. Ese mestizo puro de barbas blancas que dio señales de una extraordinaria inteligencia, también mostraba soberbia, severidad, perspicacia, convicción y una profunda religiosidad”.


Referencias
  1. Dice su acta de bautizo. Rafael Medina, “La vieja y sus olvidos: una modesta semblanza del doctor Pablo Gutiérrez”, El Informador, Guadalajara, parte i, 30 de enero de 2005, suplemento Tapatío Cultural, p. 10. ↩︎

  2. Relación de méritos, aug↩︎

  3. Luis Farah, “Panorama histórico de la Medicina en el Estado de Jalisco”, Lecturas históricas de Jalisco después de la Independencia, Guadalajara, Unidad Editorial del Estado Jalisco, 1981, tomo ii, p. 229. ↩︎

  4. Iguíniz, Catálogo biobibliográfico de los doctores…, p. 187. ↩︎

  5. Joaquín Baeza Álzaga, “Datos biográficos del Dr. Pablo Gutiérrez”, Boletín Auxiliar Jalisciense de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Guadalajara, núm. 3, tomo viii, 1944. ↩︎

  6. Rafael Medina, op. cit., parte ii , 6 de febrero de 2005, p. 4 ↩︎

  7. Francisco Sosa, Biografías de mexicanos distinguidos, México, Porrúa, 1985, p. 281. ↩︎