Desarrollo histórico (1925-1934)
Inauguración del Primer Congreso de Universitarios Mexicanos (1933)
El 8 de septiembre de 1933 en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, el presidente de la república, Abelardo L. Rodríguez, inauguró el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, y le correspondió al rector de la Universidad de Guadalajara Enrique Díez de León pronunciar el discurso oficial, en el cual señaló:
Para que la universidad sea un verdadero órgano superior de cultura, un verdadero poder espiritual, precisa que esté inspirada por una filosofía. Es la palabra insospechable y autorizada de Augusto Comte la que dijo hace ya casi un siglo, que es condición indispensable para que un cuerpo docente se convierta en poder espiritual, la de obrar inspirado por una filosofía.
La Universidad de Guadalajara sostiene que nuestra posición ideológica tiene que ser de izquierda, porque de otra suerte, la universidad mexicana estaría descentrada, desvinculada del momento en que vivimos. La vida nacional se desenvuelve íntegra bajo el soplo de un anhelo, de una suprema aspiración, tendiente a establecer en México el beneficio de los más. Sostenemos, aún a riesgo de que se nos juzgue radicales en demasía, que debemos estar preparados para el dominio de la justicia social en el que creemos y cuyo advenimiento esperamos optimistas.1
El Congreso se llevó a cabo en varias mesas de discusión, en la número dos que presidió el licenciado Vicente Lombardo Toledano se analizó la ponencia presentada por la Universidad de Guadalajara, cuyas propuestas prácticamente se aceptaron en su totalidad, las cuales coincidían a grandes rasgos con las de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Referencias
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Enrique Díaz de León, Discurso pronunciado por el C. Rector de la Universidad de Guadalajara, maestro Enrique Díaz de León, el 7 de septiembre de 1933 en el acto inaugural del Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, celebrado en la capital de la República, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, serie Testimonios Universitarios núm. 1, 1981, pp. 19-20. ↩︎