La coexistencia de la Universidad y el Instituto de Ciencias

Intervención decisiva del canónigo Mariano Guerra para evitar la clausura de la Universidad

El doctor Agustín Rivera narra cómo el gobernador Joaquín Angulo fue convencido por el canónigo y catedrático universitario don Mariano Guerra, quien

con su incansable actividad, interponiendo la influencia de personas poderosas y con sus agencias con el gobernador Angulo, estuvo cosa de dos años sosteniendo la Universidad, que quería echar abajo el Gobierno civil. No habiendo podido un día, a pesar de repetidas instancias, hablar a Angulo sobre un negocio muy urgente relativo a la Universidad, así por los muchos negocios del gobernador, como porque éste se excusaba de hablar con el señor Guerra sobre la Universidad, al día siguiente al amanecer, don Mariano Guerra fue y se puso en pie junto a la puerta de la casa del gobernador, y luego que se abrió la puerta se metió.
Con un criado le pasó recado al señor gobernador, rogándole con palabras de mucho encarecimiento que le permitiera decirle dos palabras sobre un negocio de la mayor importancia. Sorprendido Angulo con la presencia del señor Guerra en su casa a aquellas horas y pareciéndole muy inurbano desairarlo, contestó: “que pase”.
Es de creerse que los criados violentamente sacaron el vaso de noche, espantaron el gato, cubrieron al gobernador con la sobrecama de Damasco y sacudieron y colocaron un sillón cerca de la cama.
Entró el señor Guerra, y estando el gobernador todavía en el lecho, arregló con él su negocio perfectamente y salvó a la Universidad. Me refirió este hecho mi Maestro y amigo el señor prebendado don Fernando Díaz García, rector de la Universidad y compañero del señor Guerra en las agencias para sostenerla. 1


Referencias
  1. Agustín Rivera, Los hijos de Jalisco, Guadalajara, Presidencia Municipal de Guadalajara, 1970, pp. 70-71. ↩︎