Guadalajara de Indias

La organización eclesiástica

La jurisdicción y la organización eclesiástica se ejercían por medio del obispo, el Cabildo o Capítulo de Canónigos, las parroquias o curatos, las órdenes religiosas o religiones, el Tribunal de la Inquisición, y un sinnúmero de asociaciones o cofradías de laicos.

El Cabildo o Capítulo es una corporación de clérigos que aconseja al obispo y participa en la administración del Obispado y muy particularmente de la Catedral. La integran los canónigos organizados jerárquicamente en dignidades que son: el deán, el arcediano, el chantre, el maestrescuelas –de gran importancia en la organización universitaria– y el tesorero; los canónigos de oficio, los cuales son: el penitenciario, el doctoral, el magistral y el lectoral; y los canónigos de gracia y los racioneros o prebendados. El Cabildo de Guadalajara celebró su primera sesión formal el 1° de mayo de 1552, la cual presidió el deán Bartolomé de Rivera.1

Las órdenes religiosas masculinas llegaron a la Nueva Galicia, primero los franciscanos desde los inicios de la conquista, luego los agustinos en 1565, los dominicos en 1585, los jesuitas en 1586 y finalmente los carmelitas en 1593, entre otros.

La labor de la evangelización e hispanización, tanto del actual Occidente de México y de Estados Unidos, como del extremo Oriente asiático, hicieron de Guadalajara el punto de partida de los grandes misioneros, tales como el padre Juan María Salvatierra y fray Junípero Serra, entre otros más, hacia las Californias, o bien de fray Andrés de Urdaneta a las Islas Filipinas, pero ante todo, “los clérigos y frailes occidentales a la luz del Siglo de las Luces, dotaron de conciencia regional y orgullo a la élite de la zona”.2


Referencias
  1. José Eucario López, “El Cabildo de Guadalajara”, Anuario de la Comisión Diocesana de Historia del Arzobispado de Guadalajara, Guadalajara, Jus, 1968, p. 179 ↩︎

  2. Luis González y González, “Peculiaridades históricas del Oeste Mexicano”, Encuentro, núm. 1, vol. 1, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, 1983, p. 16. ↩︎