Los universitarios sin universidad

López Portillo y Rojas, José

Nació en Guadalajara, Jalisco, el 26 de mayo de 1850. Fueron sus padres el licenciado Jesús López Portillo y Serrano y la señora María Rojas.

En el Seminario Conciliar de San José estudió Latín y Filosofía. Luego ingresó a la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara, donde en 1871 obtuvo su título de abogado.

Al concluir sus estudios profesionales viajó durante tres años a Estados Unidos, Europa y Medio Oriente, y a su regreso en 1874 publicó su primer trabajo bibliográfico titulado Egipto y Palestina, apuntes de viaje.

De 1875 a 1877 fue diputado federal por Jalisco, por lo que residió en la Ciudad de México, pero tras la caída del presidente Sebastián Lerdo de Tejada –de quien era partidario– regresó a su ciudad natal. De 1880 a 1882 nuevamente fue diputado federal, y al término de este periodo fue nombrado senador de la república.

Al concluir sus trabajos legislativos en la capital del país regresó a Guadalajara, donde fue magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, así como diputado al Congreso del Estado para el periodo 1885-1887, e integró las comisiones de Hacienda, de Justicia, de Instrucción Pública y de Puntos Constitucionales.

A principios de 1886, junto con Esther Tapia y Manuel Álvarez del Castillo fundó la revista La República Literaria, la cual circuló cada quince días de marzo de 1886 a marzo de 1890.

Impartió las cátedras de Economía Política, Derecho Mercantil y Derecho Penal en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara,

En 1892 publicó Armonías fugitivas, su único libro de poesía. Y ese mismo año se afilió al Partido Científico y fue electo diputado federal por el estado de Nuevo León, por lo que nuevamente se estableció en la Ciudad de México.

En 1898 publicó La parcela, su novela mejor valorada, por lo que se considera que

es el teórico de la generación realista, el heredero de [Ignacio Manuel] Altamirano en lo que se refiere a qué debe ser la novela, el nacionalismo literario. Su renombre se sustenta en una de sus novelas, La parcela. En ella, el autor recrea, situándola en suelo mexicano una difundida historia de amor: la de Romeo y Julieta, Gonzalo y Ramona, los protagonistas, se quieren, pero el padre de ella impide la boda por razones económicas y de orgullo: sostiene pleito por la posesión de un terreno, el monte Los Pericos, con el padre de Gonzalo, don Pedro Ruiz, hombre bueno y justo. En las páginas finales la querella se resuelve (don Pedro es magnánimo y sabe perdonar) y los jóvenes se unen en sagrado matrimonio.1

Se mostró partidario del movimiento reyista. En 1909 publicó en La República un artículo titulado “Un gran mexicano”, donde sugirió la candidatura presidencial del general Bernardo Reyes y fue electo vicepresidente del Club Reyista. Ante esto los porfiristas lo acusaron de malversación de fondos, y fue a la cárcel por seis meses. Luego se le rehabilitó y fue nombrado subsecretario de Instrucción Pública, durante el interinato del presidente Francisco León de la Barra.

En 1909 publicó su segunda novela, Los precursores, y en 1910 sus Ensayos económicos.

El 23 de octubre de 1912 tomó posesión como gobernador constitucional del estado de Jalisco. Había triunfado en las elecciones con el apoyo del Partido Católico Nacional. Desempeñó su mandato hasta el 10 de febrero de 1914, fecha en que fue nombrado secretario de Relaciones Exteriores.

Por lealtad, informó al general Victoriano Huerta de las insinuaciones que le hizo el embajador de Estados Unidos Henry Lane Wilson, para que se ocupara de la presidencia de México. Ante lo cual Huerta lo destituyó y lo aprehendió, por lo que se vio obligado a huir.

Al triunfo del constitucionalismo, continuó en la clandestinidad, hasta que en 1816 el general Pablo González le dio la amnistía.

Retirado de toda actividad política, en 1919 publicó su tercera novela titulada Fuertes y débiles. También perteneció a la Academia Mexicana de la Lengua, de la cual fue secretario perpetuo y presidente.

Otras de sus obras publicadas fueron: Un héroe (1882); Seis leyendas (1883); El amor del cielo (1884); Carne de cañón (1884); La novela (1906); El monoteísmo de los hebreos (1907); La raza indígena (1908); La doctrina Monroe (1912); Enrique VIII de Inglaterra (1921); Elevación y caída de Porfirio Díaz (1921); Aztecas y espartanos (1921).

En 1891 prestó un gran servicio a la historiografía regional jalisciense, al publicar el Libro segundo de la Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, de fray Antonio Tello.

Sus ensayos y artículos aparecieron en revistas y periódicos de la Ciudad de México y de Guadalajara, tales como:Civilización, El Eco Social, Las Clases Productoras, La República Literaria, Flor de Lis, El Domingo, El Mundo Ilustrado, El Tiempo Ilustrado, Revista Moderna, Memorias de la Academia Mexicana, Letras para todos, Cosmos, Álbum salón, América Española, Memorias y revistas de la Sociedad Antonio Alzate.

Falleció en la Ciudad de México el 22 de mayo de 1923.

Juicios y testimonios

Emmanuel Carballo: “López Portillo fue el teórico de su generación, el heredero de [Ignacio Manuel] Altamirano en lo que se refiere a qué debe de ser la novela, a la tendencia nacionalista. Sus ensayos sobre esta ‘epopeya destronada’ además de fijar, bien o mal, el valor ajeno, fijan el propio. Define y enumera, describe y analiza qué es la novela, qué persigue el novelista. Su bondad desbordante (como la de Altamirano) le impidió ser todo lo severo que debía para juzgar a los novelistas nacionales. En particular, hace caso omiso de sus fallas y amplifica sus aciertos”.


Enrique González Martínez: “Hombre de trato exquisito y de bondadoso corazón, se hacía querer de cuantos los trataban. En su labor literaria, muy variada y muy distinguida, logró una obra maestra, La parcela, que es, con las de Delgado y de Rabasa una de las mejores novelas de aquel tiempo […] Generoso y sin envidia, no hubo escritor joven jalisciense a quien no haya estimulado con sus alabanzas y sus consejos. De mucho sé que recibieron de él ayuda eficaz y apoyo material decisivo”.


Referencias
  1. Emmanuel Carballo,Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX , México, Océano de México, Conaculta, 2011, pp. 121-122. ↩︎