Los universitarios sin universidad

Menchaca Manjarrez, Juan Ignacio

Nació en Tepic, Nayarit, el 22 de septiembre de 1899. Fueron sus padres los señores Enrique Menchaca Mantirrena y Patricia Manjarrez González.

En la Escuela López Cotilla en Guadalajara cursó la primaria. En 1913 se trasladó a la Ciudad de México, matriculándose en el Instituto Científico, ubicado entonces en la célebre casa de Mascarones. Al año siguiente regresó a Guadalajara y continuó sus estudios en el Instituto San José de los jesuitas, el cual fue suprimido en 1914, por lo que continuó su bachillerato en la Escuela Preparatoria de Jalisco.

De 1917 a 1924 cursó sus estudios profesionales en la Escuela de Medicina de Guadalajara, y fue elegido presidente de la Sociedad de Estudiantes de Medicina. En 1924 sustentó la tesis “De la frecuencia de la litiasis biliar en Guadalajara” y recibió su título de médico, cirujano y partero.

De 1925 a 1927 realizó estudios de posgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de París, Francia. Su especialización fue en Gineco-Obstetricia, Pediatría, Nutrición y Aparato Digestivo, y obtuvo el grado de doctor en Medicina. Luego se trasladó a Estados Unidos, donde hizo estudios de administración hospitalaria.

A su regreso a Guadalajara se le nombró profesor titular de Anatomía de Autopsias y de Clínica Médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, desempeñándose como tal de 1927 a 1969. También fungió como jefe de Servicio del Hospital Civil de Guadalajara.

Así recuerda su labor magisterial y médica el doctor Amado Ruiz Sánchez:

Clínico perspicaz, de manos de seda, había traído de París la reciedumbre científica de Lesen y de Lerich, de Widal y de Bruilet, el profesor Roger y el arte de la terapéutica de Carnot, y al tamizarla por su espíritu selecto, las había convertido en lecciones que impartía a sus alumnos como guías luminosas, y a sus pacientes como salvación de sus dolores y angustias.1

Durante dieciocho años fue presidente de la delegación en Guadalajara de la Asociación Mexicana de la Cruz Roja, al término de los cuales se le designó presidente honorario y miembro del Consejo de Directores. Además fue director de la Clínica número tres del Instituto Mexicano del Seguro Social, miembro de la Junta Administradora para la construcción del edificio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, y director del Instituto Jalisciense de Asistencia Social (ijas).

De 1949 a 1952 fue vicepresidente del Ayuntamiento de Guadalajara. En 1958 fue electo presidente municipal de Guadalajara, ejerció el cargo de 1959 a 1961. Durante su gestión fundó las Juntas Cívicas de Mejoramiento Material y Moral.

Fue electo diputado al Congreso del Estado de Jalisco por el vii Distrito Electoral a la xlv Legislatura, del 1º de febrero de 1968 al 31 de enero de 1971. Integró las Comisiones de Asuntos Electorales y de Presupuesto, y en marzo de 1968 y en julio de 1970 fue presidente del Congreso.

Las sociedades a las que perteneció fueron: la Sociedad Médico-Farmacéutica de Guadalajara –más tarde Sociedad Médica–, de la cual fue presidente; la Sociedad Jalisciense de Pediatría, la cual fundó y presidió; y la Sociedad de Cirugía de Guadalajara, de la que también fue socio fundador.

El 22 de septiembre de 1944 presentó en el Primer Curso de Sifilología de la Sociedad de Dermatología de Guadalajara su trabajo “Manifestaciones metaprimarias de la sífilis”.

Los reconocimientos y distinciones que recibió fueron: las preseas universitarias Jesús Delgadillo Araujo, Pablo Gutiérrez, 12 de Octubre y Fray Antonio Alcalde; la condecoración del Comité Central de la Asociación Mexicana de la Cruz Roja; la condecoración de la Cruz Roja de la República de Cuba; la condecoración de la Cruz Roja del Imperio de Japón; la condecoración del Grupo América de los Estados Unidos y las distinciones de Miami, Cincinnati y Downey; la designación de juez honorario del Condado de Texas; la presea Ramón Corona del Ayuntamiento de Guadalajara, el cual dio su nombre al Hospital dedicado a la atención de los empleados municipales; en 1976 se le impuso su nombre a una de las aulas de enseñanza clínica, del Hospital Civil de Guadalajara; la medalla Paul Harris del Club Rotario Internacional; la medalla de honor de 1983, de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara; en 1988 el nombramiento de socio honorario del Club Rotario de Guadalajara; la medalla “Responsabilidad Ciudadana” del Ayuntamiento de Guadalajara; además la Unidad de Infectología de Instituto Mexicano del Seguro Social en Guadalajara lleva su nombre, y se colocó un busto de bronce con su imagen en el edificio del ijas.

El 29 de mayo de 1990, el Consejo General Universitario lo designó maestro emérito de la Universidad de Guadalajara. El 14 de febrero de 1993 recibió la medalla “Ciudad de Guadalajara”. El 11 de diciembre de 1997 se dio su nombre al Nuevo Hospital Civil. Y al cumplir en 1999 su centenario de vida, recibió el homenaje del gobierno del estado de Jalisco y de la comunidad médica jalisciense.

Pasó sus últimos años entre sus familiares. Semanalmente se le veía acudir ya con gran dificultad a la misa de doce al Templo del Carmen, acompañado de una de sus sobrinas, quien lo cuidaba con gran esmero y veneración.

Falleció en Guadalajara el 28 de marzo de 2000. Sus restos mortales fueron velados en las instalaciones del Instituto Jalisciense de Asistencia Social; luego recibieron el homenaje póstumo en las instalaciones de Nuevo Hospital Civil y en el Palacio Municipal de Guadalajara, para ser finalmente cremados en el Parque Funeral Colonias.

El 12 de abril de 2000, el Patronato de Fomento del Acervo Cultural del Hospital Civil de San Miguel de Belén, celebró una sesión para homenajearlo, durante la cual se le consideró “un varón santo de la medicina en Guadalajara”.2

Juicios y testimonios

José Carlos Legaspi: “Recibió sus primeras lecciones de caridad de su madre y su padre y persiste en su actividad motivado por los ideales que en la juventud sembraron en su espíritu el camino recto y la perseverancia como la legítima aspiración de servir a los demás. (Observa) ‘Lo máximo en la vida es la amistad. Por los amigos consigue uno sobrellevar las penas, gozar los triunfos. La amistad es la extensión de la vida misma’”.


Palemón Rodríguez Gómez: “Donde hay un niño hambriento que llora, un anciano abandonado a su suerte, una viuda sin recursos o un enfermo que sufre y se lamenta, allí está la presencia del doctor Menchaca, para consolar, aliviar o aconsejar, no importa dónde ni cuándo”.


Amado Ruiz Sánchez: “Yo lo tengo bien presente, siempre sonriente, destilando amabilidad por todos los poros de su cuerpo, saludando de mano a los enfermos encamados en nuestras salas de medicina, brindándoles siempre el cariño de su aliento y el calor de su consuelo, después de haberles ofrecido su saber y su experiencia, como cosas que no se compran ni se improvisan, sino que se van haciendo hora tras hora, día tras día, como trasunto de una relación médico-paciente, mantenida amable y suavemente a todo lo largo de la vida [...] Si el maestro Menchaca, no hubiese gastado casi medio siglo en servir a los enfermos del Hospital Civil, y en ayudar a formar a los jóvenes de nuestra Facultad de Medicina, su simple contribución a la asistencia pública y a la niñez en Guadalajara serían suficientes para que toda la ciudad, y todo el Estado [de Jalisco] le rindiesen pleitesía, homenaje y reconocimiento [...] Parecería como si él hubiese hecho realidad aquella hermosa aspiración, de que éste siglo fuese ‘el siglo de la niñez y de la justicia social’”.


Referencias
  1. Amado Ruiz Sánchez. “Discurso en ocasión del homenaje a los doctores Luis Farah y Juan I. Menchaca y la imposición de sus nombres a dos de las aulas de enseñanza clínica en el Hospital Civil de Guadalajara en 1976”, Adalberto Navarro Sánchez y Fabiola Ruiz Rasura, Amado Ruiz Sánchez. Humanismo en una vocación científica, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1985, p. 507. ↩︎

  2. Ana Cinthya Uribe, “Homenaje a un santo varón”, Público, Guadalajara, 12 de abril de 2000, sección Arte & Gente, p. 2. ↩︎