Los primeros universitarios

Moreno y González Hermosillo, Pedro

En la hacienda de la Daga, en la villa de Santa María de los Lagos del Reino de la Nueva Galicia, nació el 18 de enero de 1775. Fueron sus padres los señores Manuel Moreno Verdín y María del Rosario González Hermosillo y Márquez, “quienes por sus recursos pecuniarios y por su educación, ocupaban en aquella sociedad uno de los primeros puestos”.1

Así Pedro llegó a ocupar más adelante el importante cargo de mayordomo de la Cofradía del Santísimo Sacramento y del Rosario. Sus primeras letras las aprendió en su hacienda natal y en Santa María de los Lagos.

Luego sus padres lo enviaron a Guadalajara para realizar estudios de Latín en el Seminario Conciliar. En 1794 aparece en la nómina de estudiantes que terminaron el Curso de Artes, con la distinción de regente, otorgada al primer lugar por sus compañeros de promoción y por el catedrático del curso. Entre sus maestros, le impartió cátedra el doctor José María Cos. Debido a su fuerza física y por su carácter recio, sus compañeros le apodaban el Toro.

En la Real Universidad de Guadalajara ingresó a la Facultad de Derecho en donde, de acuerdo con los registros disponibles, realizó los siguientes estudios: el 13 de febrero de 1794 probó tener ganados dos cursos de Filosofía y otro de Retórica en el Seminario Conciliar. El 15 de febrero de 1794 se le confirió el grado de bachiller en Filosofía. El 17 de octubre de 1794 se matriculó al primer curso de Cánones; el 7 de enero de 1796 se inscribió al segundo curso de Cánones; el 8 de agosto de 1796 probó tener ganado el segundo curso de Prima de Cánones y Leyes; el 31 de octubre de 1796 se matriculó al tercer curso de Cánones; el 15 de julio de 1797 probó tener ganado su tercer curso de Cánones; el 14 de noviembre de 1797 se inscribió al cuarto curso de Cánones, y el 16 de julio de 1798 probó tener ganado su cuarto curso de Cánones, tras haber asistido por más de ocho meses a las cátedras de Cánones y Leyes.

En el mismo año de 1798 presentó solicitud al rector para sustentar el acto de grado; el 21 de abril, el Claustro aprobó su solicitud y le ordenaron que se presentara a los catedráticos de Prima de Cánones y de Leyes, para que lo examinaran; el 24 de abril se le declaró idóneo para defender el acto que pretendía; y el 27 de abril, el Claustro de Doctores le concedió el permiso para defender el acto que proponía.

Hasta aquí llegan los documentos localizados en el archivo universitario. El canónigo José Eucario López opina “que probablemente no llegó a obtener el título de abogado, pues en los libros respectivos no consta; tal vez sólo se ‘quedó con la inspección de poder optar dentro de año y medio para graduarse de abogado’ como lo dice en su declaración de 1799”.2

El 13 de marzo de 1794, en San Juan de los Lagos, solicitó el beneficio de dispensa por el parentesco que tenía en cuarto grado con María Rita de la Trinidad Pérez Ximénez, con quien contrajo matrimonio. La citada dispensa les fue concedida el 20 de marzo de 1799, por el deán de la Catedral de Guadalajara, Salvador Antonio Roca. El 1º de mayo inmediato, en la hacienda de la Cañada, jurisdicción de San Juan de los Lagos, contrajo matrimonio y ahí se estableció con su esposa.

Los primeros años del siglo xix los dedicó a su familia y a la administración de sus haciendas La Sauceda, de Matanzas de Abajo y el rancho de los Coyotes, además del comercio.

Se significó como un excelente padre y esposo, próspero hacendado y comerciante. Estaba dotado de una gran inteligencia, cultivada en las aulas del seminario y de la Universidad. Ya establecido en la jurisdicción de Santa María de los Lagos fue electo alcalde mayor de primera elección, y como tal el 17 de agosto de 1808 firmó el acta de adhesión a la monarquía y a Fernando VII, ante la invasión francesa a la metrópoli española.

Por esos años conoció al cura Miguel Hidalgo, quien cada año al frente de la peregrinación de San Felipe Torres Mochas venía a Lagos a predicar en el novenario de Nuestra Señora de las Mercedes, y luego se hospedaba en el mesón de La Merced, donde departía con sus feligreses y con los principales del pueblo.

El 16 de septiembre de 1810 inició el movimiento de la independencia, y al tenerse noticia en Lagos se incorporaron a la insurgencia su hermano Pascual y sus parientes Miguel Gómez-Portugal y Juan Pablo Anaya.

Por el momento no tomó parte en la insurgencia, y continuó con sus labores de hacendado y comerciante. El 31 de agosto de 1811, el guerrillero insurgente Albino García atacó y se apoderó de Lagos, y saqueó varios comercios, entre ellos el de Moreno.

A pesar de la afectación de sus intereses, el 13 de febrero de 1814 decidió adherirse a la insurgencia, al recibir por parte de Manuel Muñiz el nombramiento de comandante general con el grado de coronel de las provincias de Valladolid, Guanajuato, Guadalajara, Zacatecas y el Potosí. Se le encomendaba levantar a sus expensas un cuerpo militar, que se denominaría Caballería Ligera de Santa María de los Lagos.

Durante un mes se preparó sigilosamente, y el martes de Pascua –13 de abril de 1814– en su hacienda La Sauceda se levantó en armas, uniéndosele incluso su esposa Rita Pérez, a quien había dejado en entera libertad para irse con sus cuatro hijos a Lagos, o regresar a San Juan de los Lagos al lado de su madre.

En su primera acción militar al frente de poco más de cien hombres, fue derrotado en Piedras Coloradas por el comandante Santiago Galdaméz, a quien volvió a enfrentar el 13 de octubre de 1814 en la hacienda de La Jaula, pero ahora logró hacerlo huir.

El 12 de junio de 1814, en las inmediaciones de Santa María de los Lagos, en la hacienda de los Ranchos, sitió a Galdaméz; sin embargo ante la proximidad del ejército realista de Hermenegildo Revuelta, se vio obligado a huir con un mínimo de bajas.

Al inicio de 1815 lo derrotó Revuelta en La Sauceda, pero se hizo fuerte en el Zapote, e hizo retroceder a su enemigo.

El 20 de marzo, en el Ojo de Agua, nuevamente fracasaron los realistas en sus intentos por aniquilarlo, e incluso pereció Galdaméz. Fue tal el auge del movimiento guerrillero de Moreno, que los altos militares Pedro Celestino Negrete y Francisco Orrantia intentaron exterminarlo, pero fallaron en sus intentos. A principios de diciembre, los insurgentes atacaron las inmediaciones de Santa María de los Lagos.

En lo más alto de la Sierra de Comanja, en los límites de los actuales estados de Jalisco y Guanajuato, construyó el Fuerte del Sombrero como su centro de operaciones y resguardo de su familia, para de ahí salir a sus incursiones guerrilleras.

Del 20 al 26 de enero de 1816, los realistas Negrete, Revuelta y José Brilanti atacaron por primera vez el Fuerte del Sombrero, pero fueron rechazados por los insurgentes. El 14 de septiembre del mismo año, el realista Pedro Monsalve encabezó el segundo gran intento por tomar el Fuerte, pero lo derrotaron y le infringieron grandes pérdidas.

El 16 de enero de 1817, el general José de la Cruz le dirigió un oficio en el cual le ofreció el indulto, recordándole que “es imposible que haya abandonado a usted en lo absoluto la virtud, fruto de la educación que recibió, que me consta no fue para formarle traidor al rey y a su patria”.3

A lo que respondió con el rechazo del indulto y manifestándole el motivo por el cual se adhirió a la independencia:

Cuando me decidí a favor de mi patria, no fue para vengar agravios, de lo que estoy muy distante, sino para añadir mis esfuerzos a los de tantos insignes varones que, poseídos de ideas liberales, intentaron sacudir el yugo opresor que por espacio de trescientos años han sufrido los desgraciados americanos [...]4

Además se le presionó por el lado familiar. Pedro y Rita habían dejado a su pequeña hija Guadalupe en la hacienda de la Cañada Grande al cuidado del padre Ignacio Bravo, pero les fue arrebatada por Brilanti y el cura Francisco Álvarez. Al proponérsele a Pedro Moreno su rendición a cambio de la vida de su hija, respondió: “Que aun tenía cuatro hijos de quienes podían apoderarse, pues estaba dispuesto a sacrificarlos todos en aras de la patria”.5

Y por si fuera poco, del 1º al 10 de marzo se atacó y se puso cerco al Fuerte de San Miguel de la Frontera o de la Mesa de los Caballos. Al final de la incursión, su hijo José Luis Esteban de tan sólo catorce años y su hermano Juan de Dios, murieron heroicamente en el combate.

El 26 de marzo y dos o tres meses más tarde, recibió cartas de los coroneles Mariano Reynoso y Cristóbal Ordóñez con el mismo fin de disuadirlo de sus ideales, y con análogas respuestas expuso sus ideas políticas, refutándolos punto por punto.

El Gobierno Provisional Mexicano presidido por la Junta de Jaujilla lo nombró comandante general interino de la Provincia del Potosí el 31 de marzo, y el 10 de mayo adquirió la titularidad, y fue ascendido de brigadier a mariscal de campo.

El 24 de junio del citado 1817, recibió jubilosamente al joven navarro Javier Mina en el Fuerte del Sombrero, quien traía 320 soldados, varios de ellos europeos. El 28 de junio, Mina y Moreno en San Juan de los Llanos con tan solo 380 insurgentes derrotaron a los realistas, quienes eran 600, además murieron los coroneles realistas Ordóñez y Castañón. Y en la Hacienda del Marqués del Jaral del Berrio, se apoderaron de 140,000 pesos oro.

El 9 de julio regresaron al Fuerte del Sombrero, donde los esperaban el canónigo José de San Martín y el padre José Antonio Torres, enviados por el Gobierno Provisional. Entonces acordaron que Mina reconocía la suprema autoridad de la Junta de Jaujilla, a la vez ésta lo nombraba comandante en jefe de todas las partidas militares que operaban en el Bajío y las zonas aledañas. A pesar de sus incuestionables méritos, Pedro Moreno quedó subordinado a Mina, expresando su beneplácito con humildad y desinterés por todo cargo jerárquico.

El 27 de julio, Mina y Moreno intentaron sorprender a Pedro Celestino Negrete en Silao. Pero fueron rechazados, retornando al Fuerte del Sombrero. Para el 31 del mismo mes inició el gran asedio y sitio al Fuerte del Sombrero, defendido por 650 insurgentes que enfrentaron al mariscal Pascual Liñán, al frente de 617 realistas. Militarmente no lograron rendirlos, pero se terminó el agua y el 20 de agosto tuvieron que romper el sitio con graves pérdidas, y la brutal represión para los que no lograron huir.

Un día antes, Pedro Moreno logró evadirse al saltar a una barranca, ahí permaneció durante tres días, enfermo y hambriento. Finalmente lo encontró un vaquero, quien lo llevo al rancho del Chamuscado, donde sus hermanas y amigos lo ayudaron a recuperarse.

En aquella madrugada del 20 de agosto, su esposa Rita y sus cuatro hijos pequeños, fueron hechos prisioneros y después conducidos a pie hasta la cárcel de León. En tanto, los más de doscientos heridos y prisioneros fueron obligados a destruir el Fuerte y luego se les fusiló. Pero ni eso quebrantó la voluntad de Pedro Moreno, y el 11 de septiembre en una carta dirigida a su esposa, nuevamente rechazó el indulto a pesar de que se lo pedía la misma doña Rita.

Una vez restablecido, el 29 de septiembre cerca de Silao se encontró nuevamente con Mina, y continuaron guerreando contra los realistas, aunque sin mayor éxito. El 10 de octubre, el realista Francisco de Orrantia los derrotó en la hacienda de La Caja.

El 26 de octubre, Mina, Moreno y los hermanos Ortiz –conocidos como Los Pachones – atacaron sin éxito la ciudad de Guanajuato. En la huida, Francisco Ortiz incendió el tiro de la mina de La Valenciana. Ante tanta desorganización, Mina decidió dispersar a su gente, y sólo se quedó con unos cuantos soldados, entre ellos Pedro Moreno, con quienes se dirigió a la hacienda de La Tlachiquera, en la Sierra de Guanajuato.

En La Tlachiquera fueron recibidos hospitalariamente por Manuel Herrera, pero para no comprometerlo decidieron adentrarse hasta el rancho del Venadito, donde durmieron en unas trojes, y hasta ahí fueron sorprendidos por el realista Orrantia.

Era la mañana del 27 de octubre de 1817, Pedro se despertó de un salto y sin tiempo para vestirse el uniforme y calzar las botas, cogió la espada y huyó hacia unas peñas cercanas, en compañía de su asistente Mauricio, quien fue a buscar los caballos, en tanto él aguardaba:

Pasa un minuto –narra Mariano Azuela–. Pasan cinco. Luego se oye el rumor de gente que se acerca. Don Pedro retrocede entre dos rocas, de donde puede observar sin ser visto. Son realistas y vienen en línea recta […]

Ya se acercan, y ahora reconoce a Mauricio su asistente, con cara desencajada y ojos como de muerto, señalando con su temblorosa mano el escondite.

[…] Comprende que llegó su hora y da dos pasos al frente. Los que ambicionaban la gloria de cogerlo vivo se encuentran con una hoja de acero resplandeciente al sol, que comienza a dorar las peñas.

Todo fue como un relámpago: una nube roja que le fulgura los ojos, que es ocaso y aurora.6

Se le hirió varias veces y finalmente recibió un balazo en la cabeza, la cual le cercenaron para ser exhibida durante tres meses a la entrada de Lagos, luego se depositó en la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes. En cuanto al tronco y a las extremidades fueron inhumados por su hermano Pascual, en la antigua capilla de la hacienda de La Tlachiquera, y más tarde fueron llevados a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México para ser depositados en el Altar de los Reyes, en compañía de los demás restos óseos de los héroes de la independencia el 17 de septiembre de 1823; finalmente, en 1925 pasaron a la Columna de la Independencia.

El 19 de julio de 1823, el Congreso de la Unión lo declaró benemérito de la patria en grado heroico. El 11 de abril de 1929, el Congreso del Estado de Jalisco dispuso que Lagos llevara su nombre, además de una calle del centro de Guadalajara y del Cuartel Colorado, y en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres se le dedicó una estatua, al igual que a su esposa.

En la segunda década del siglo xx, la antigua hacienda de La Tlachiquera –en el actual municipio de León, Guanajuato– recibió en su honor el nombre de
Nuevo Valle de Moreno, y en Lagos de Moreno se le honra con dos monumentos, uno en el lugar donde estuvo su cabeza decapitada, y otro en la calzada que lleva su nombre.

Juicios y testimonios

Agustín Rivera tras describir sus cualidades físicas, enuncia sus “Cualidades intelectuales: excelente talento y principios fijos. Cualidades morales: patriotismo en grado heroico; gran valor militar; gran valor moral y constancia hasta la muerte en la ejecución de sus principios”.


Ernesto de la Torre Villar: “La justicia exige que el héroe insurgente don Pedro Moreno, soldado valerosísimo y hombre culto, inteligente y patriota en grado sumo, tenga la gloria que se merece, y el amor y la gratitud de que es acreedor, entre los mártires de la libertad y los más nobles hijos de la patria mexicana”.


Jaime Olveda: “Jalisco ve en Moreno al más puro y brillante de sus insurgentes, porque su movimiento sólo estuvo inspirado en el ideal de la libertad, porque ante todo, antepuso a la Independencia como fundamento”.


Referencias
  1. Pérez Verdía, Apuntes históricos sobre la guerra…, p. 133. ↩︎

  2. José Eucario López, Documentos referentes al insurgente Pedro Moreno, Guadalajara, Comisión Diocesana de Historia del Arzobispado de Guadalajara, 1967, p. 11. ↩︎

  3. Mariano Azuela, Dos biografías. Pedro Moreno. Francisco I. Madero. México, Asociación Nacional de Libreros, 1985, p. 63. ↩︎

  4. Ibid., p. 64. ↩︎

  5. Pérez Verdía, Apuntes históricos de la guerra…, p. 139. ↩︎

  6. Azuela, op. cit., pp. 107-108. ↩︎