Los universitarios sin universidad

Orozco, Wistano Luis

Nació en San Cristóbal de la Barranca, Jalisco, el 19 de enero de 1856.

En el Seminario Conciliar de Guadalajara estudió Latín y Filosofía, luego ingresó a la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara, donde realizó sus estudios profesionales, y en 1884 se tituló de abogado.

Muy joven empezó a destacar en el activismo político. Militó en el Partido Liberal Mexicano y a partir de 1885 fuel líder de la oposición al gobernador del estado de Jalisco Francisco Tolentino, por lo que fue hecho prisionero y procesado por sedición. Al peligrar su vida, consiguió evadirse disfrazado hacia el estado de Zacatecas, y más tarde se estableció en San Luis Potosí, donde ejerció con éxito su profesión.

En la misma capital potosina fue miembro de la Comisión de Códigos del Estado y magistrado supernumerario del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de San Luis Potosí. Pero sobre todo destacó como abogado defensor de los campesinos que enfrentaban a los terratenientes, por lo que adquirió gran fama en todo el país de profesionista muy competente.

En 1895 publicó su obra Legislación y jurisprudencia sobre terrenos baldíos, por lo cual se le consideró el precursor intelectual de la revolución mexicana. En esta obra, escribe Jesús Silva-Herzog,

hizo una crítica detallada, severa e incisiva del régimen agrario predominante en México, de grandes latifundios, de inmensas extensiones territoriales en manos de un sólo individuo y deficientemente cultivadas [...] no está en contra de la propiedad privada, a la que considera inviolable; está en contra del acaparamiento porque considera que constituye uno de los males más funestos que puede sufrir una nación. Es partidario de la pequeña propiedad, según él fuente inagotable de bienestar de las sociedades. Sostiene que la democracia es imposible en una población feudalmente constituida; y es así como explica sin duda alguna con sobrada razón, el atraso político de México al finalizar el siglo pasado.1

Su libro fue valorado por el citado Silva Herzog como una obra que “[…] tiene además del mérito erudito, el valor de documento histórico. Fue el primero que en un estudio amplísimo y profundo señaló la llaga que corroía al régimen porfirista”. 2

Al triunfo de la revolución en su etapa maderista, regresó a Guadalajara y fue nombrado magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco. En agosto de 1911 publicó La cuestión agraria, donde nuevamente condenó el latifundismo y reinsistió en la reforma agraria; además,

manifiesta su desacuerdo en unos proyectos legislativos de [Andrés] Molina Enríquez, fundamentalmente porque proponía la expropiación por causa de utilidad pública de aquellas heredades cuya extensión excediera de dos mil hectáreas y porque se señalaba al Estado la facultad de intervenir de manera directa en el fraccionamiento de los terrenos. 3

Para él la pequeña propiedad sería de dos caballerías como mínimo y de cinco sitios mayores como máximo, considerando que una caballería era igual a cuarenta y tres hectáreas y un sitio mayor es equivalente a mil setecientos cincuenta y cinco hectáreas. Al respecto observa Silva-Herzog:

Una propiedad de ocho mil setecientas setenta y cinco hectáreas, o sea cinco sitios mayores, le parecía bien a Orozco, de seguro porque pensaba en las haciendas de cincuenta mil, cien mil o más hectáreas; pero a nuestro juicio una finca rústica de tales dimensiones ya debe clasificarse como gran propiedad. 4

Tras apoderarse de la presidencia de la república Victoriano Huerta, fueron encarcelados Roque Estrada e Ignacio Ramos Praslow, pero Orozco les dio protección judicial, lo cual posibilitó que huyeran, ocasionándole muy serias diferencias con el gobernador José López Portillo y Rojas, por lo que finalmente renunció a la magistratura estatal.

Se estableció en Colima, donde el 15 de noviembre de 1914 el gobernador de ese estado, general Juan José Ríos, lo nombró secretario general de gobierno. Del 7 de noviembre al 1º de diciembre del citado año fue gobernador interino de Colima. Ese mismo año publicó Los ejidos de los pueblos.

Posteriormente regresó a Guadalajara, donde fue director del Archivo de Instrumentos Públicos, asesor de Guerra y juez instructor militar.

De 1923 a 1927, en la Escuela –posteriormente Facultad– de Jurisprudencia de Guadalajara impartió las cátedras de Derecho Agrario y de Derecho Internacional.

Falleció el 27 de junio de 1927 en Guadalajara.

Juicios y testimonios

James D. Cockcroft: “Las dos contribuciones intelectuales citadas con más frecuencia por su importancia dentro de las primeras propuestas [de la Revolución] fueron de abogados: el texto de Wistano Luis Orozco, de 1895, que exponía el despiadado robo de las tierras que tuvo lugar bajo la legislación de baldío de 1883 y 1894, y la crítica del sistema de latifundio de Andrés Molina Enríquez de 1907. Molina Enríquez se inspiró mucho en Orozco, y más tarde los eruditos habían de inspirarse ampliamente en Molina Enríquez”.


Referencias
  1. Jesús Silva Herzog, El pensamiento económico, social y político de México 1810-1964, México, FCE, 1974, pp. 342-343. ↩︎

  2. Ibid., p. 347. ↩︎

  3. Ibid., p. 350. ↩︎

  4. Ibid., loc. cit. ↩︎