La reinstauración de la Universidad de Guadalajara
Preparativos para la inauguración
La Universidad se instaló en los siguientes edificios: la Rectoría y la Facultad de Jurisprudencia en el antiguo edificio de la Real Universidad de Guadalajara,1 la Escuela Politécnica en el antiguo cuartel colorado chico –antiguo claustro del Convento de Santa María de Gracia–, la Facultad de Medicina continuó en las instalaciones del Hospital Civil, la Facultad de Ingeniería en el antiguo Colegio de San Juan Bautista y se construyó un nuevo edificio para el Observatorio Astronómico y Meteorológico.
Para apadrinar a la Universidad se invitó: a la Universidad de Salamanca, cuyo rector Enrique Ezparabe de Arteaga, ante la imposibilidad para enviar un delegado, pidió al mismo gobernador Zuno que lo representara; a la Universidad Sorbona de París, a la Universidad Nacional de México y a la Universidad de California.
El 1° de octubre, el gobernador José Guadalupe Zuno nombró rector de la Universidad al profesor Enrique Díaz de León. El gobernador escribió sobre su decisión:
Enrique dio cuanto tuvo y pudo para esa obra y todos sabemos cuánto podía. Antes le encargué la dirección de la Escuela Politécnica que era la preferida. Nunca me pidió que lo nombrara rector. La víspera lo ignoraba que lo sería y cuando se lo comuniqué, aún se resistía. Solamente aceptó, cuando le hice ver que, de no ser uno de nosotros el primer rector, podríamos malograr el esfuerzo. Hasta el ridículo nos amenazaba, porque en esos días, tan lejanos ya, se veía como un alarde pedantón el fundar una universidad fuera de la capital de la república. Ni él ni yo, aisladamente, somos los autores de tan importante creación cultural y social. Nació de la conciencia de un grupo de ciudadanos cuyo pensamiento, espíritu y acción, por años estuvo entregado al servicio de la verdad, y del interés colectivo.2
Para inaugurar la Universidad se eligió el 12 de octubre. Años más tarde el mismo José Guadalupe Zuno explicó la razón de la elección de la fecha:
Si esta Universidad fue puesta en marcha en un doce de octubre, no fue ni para recordar la aventura casual de aquel gran navegante, quien sin intención maliciosa abrió el nuevo mundo a las insaciables y depredadoras bandas que tras él llegaron del viejo; ni para ofrecer nuestro esfuerzo ante los altares infatuados de la raza aria. Fue, de modo lógico, en quienes luchábamos por principios democráticos, igualitarios, progresistas, entender la fiesta y el acto, como abarcando la igualdad de los hombres de todas las latitudes, sin distinción ninguna de origen ni de lo llamado raza [...]
Quede pues claro, que no somos seguidores de ninguna tendencia hueca racista, sino defensores de una integración racial democrática y cristiana, en la que nos hemos desarrollado desde que somos independientes. Por todo ello le llamamos a esta casa, Universidad; porque ella es congruente con la intención de universalidad, abandonando el nombre de Instituto, que restringe con el sólo enunciado, su campo de gestión en el acrecentamiento de la cultura.
No nos detuvo el hecho histórico de que en nuestras luchas pasadas, los liberales tomaron por bandera el Instituto y los conservadores a la Universidad. Aquello quedó liquidado en el campo político y no lo llevamos más allá, porque sabíamos muy bien que, entre los más valioso del botín quitado al enemigo, estaba eso precisamente: La Universidad. En ella caben todos los Institutos; en ella, todas las ramas del conocimiento humano y de la investigación tienen su lugar natural e inclusive los intereses culturales de los vencidos, los legítimos que con el estudio alcanzaron, aquí están reconocidos y garantizados, mejor que en sus establecimientos; porque allá se les tendrá siempre como parciales, ya que de suyo y voluntariamente son intolerantes y llaman libertad de cátedra a la imposición de un sólo credo religioso, político y social. Nosotros somos más ambiciosos, porque aquí tenemos todo, todo respetamos y todos aquí hablamos y decimos nuestra verdad, alumnos y maestros.3
Referencias
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El antiguo Templo de Santo Tomás para 1915 ya había perdido su presbiterio al abrirse la calle de Galeana. En 1925 se acondicionó como paraninfo universitario, se le suprimió el coro alto y el gobernador Zuno contrató a los pintores David Alfaro Siqueiros y Amado de la Cueva para que decoraran el recinto con temas de la revolución, y el mismo Siqueiros diseñó la puerta para el ingreso que da a la mencionada calle de Galeana. ↩︎
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José María Murià, Enrique Díaz de León y la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1988, p. 21. ↩︎
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Zuno Hernández, Reminiscencias de una vida…, pp. 124-126. ↩︎