Los primeros universitarios
Támez y Jurado, Pedro
Nació en Guadalajara, capital de la Intendencia del mismo nombre, a principios del siglo xix. Fue hijo del médico y catedrático de la Real Universidad de Guadalajara, Pedro Támez y Bernal.
Ingresó al Seminario Conciliar, donde estudió Latín y realizó el Curso de Artes, bajo la conducción del doctor José Domingo Cumplido. Fueron sus compañeros de estudios José Luis Verdía y Manuel López Cotilla, entre otros.
En la Real Universidad de Guadalajara, el 31 de mayo de 1817 recibió el grado de bachiller en Artes y se matriculó en la Facultad de Medicina. El 4 de septiembre de 1817 probó haber ganado el primer curso de Medicina; el 31 de agosto de 1818, el segundo; el 24 de julio de 1819, el tercero; y finalmente el 27 de junio de 1820, el cuarto.
En los archivos universitarios no hay mención de la obtención de sus grados mayores. Mariano Otero en la necrología que le dedicó, escribe que en 1821 realizaba sus prácticas profesionales en el Hospital de San Andrés de la Ciudad de México, las cuales dejó para enrolarse en el Ejército Trigarante. El 27 de septiembre regresó a la capital ya consumada la independencia, y concluyó su formación profesional.
Sobre su experiencia en la insurgencia, el citado Mariano Otero escribió:
Se le oía recordar frecuentemente aquella época de su vida, y entonces el hombre, en quien la revolución había producido tantos desengaños y arrancado tantas ilusiones, recobraba el entusiasmo y la esperanza de aquella época venturosa; refería con los encantos de su brillante imaginación, los pormenores de la marcha del Ejército Trigarante […] La memoria del general Iturbide fue siempre un objeto de culto para su alma ardiente.1
Nuevamente instalado en su ciudad natal, ejerció con gran acierto su profesión médica. En 1824 integró la Junta de Sanidad de la ciudad, y se le comisionó para estudiar una epidemia de fiebre que afectaba el poblado de San Juan de Ocotán.
Fue electo diputado a la i Legislatura de Jalisco en 1825; de la ii en 1827, de la iii en 1829, y de la iv en 1830. El 4 de enero de 1826, como miembro de la comisión legislativa que decidió la clausura de la Universidad de Guadalajara, votó en ese sentido, con el fin de secundar las reformas que impulsaba el gobernador del estado Prisciliano Sánchez, a cuya muerte “nadie –escribe Otero– disputó a Támez el primer lugar”,2 y “encabezó –anota Jesús Reyes Heroles– moralmente a los liberales jaliscienses”.3
En 1833 publicó el periódico El Termómetro de la Revolución. Juan Bautista Iguíniz, al comentar esta publicación, señala a Támez como de ideología yorkina y de la logia “Federación”.4
El 1° de marzo de 1833 tomó posesión como gobernador constitucional del estado de Jalisco. Durante su gestión afrontó los estragos que causó la epidemia del cólera morbus, que victimó tan sólo en Guadalajara a más de tres mil personas. Al secundar las reformas liberales del vicepresidente de la república Valentín Gómez Farías, promulgó la “Ley de desamortización de bienes de manos muertas”, y esto lo llevó a enfrentar la oposición de la Iglesia:
El señor Támez comprendió la impopularidad de la desamortización, e inició el 13 de junio la derogación del decreto número 525, más la Legislatura se negó a tomar [en] consideración la iniciativa por lo cual el gobernador, viendo la imposibilidad de marchar con la Legislatura tan jacobina en medio de circunstancias tan difíciles, hizo la dimisión de su alto cargo.5
La renuncia le fue aceptada 16 de junio de 1834, y se retiró a la vida privada: “[…] El gobernador caído y casi proscrito comenzó a figurar como el primer médico de la capital y conservó esa superioridad indisputada hasta el día de su muerte”.6
En el Instituto del Estado impartió cátedras de Medicina, y en 1838 integró el cuerpo de redactores de los Anales de la Sociedad Médica de Emulación de Guadalajara.
Electo senador por Jalisco, falleció el 4 de noviembre de 1846 en Guadalajara, y fue inhumado en el Panteón de Santa Paula de Belén.