Los universitarios sin universidad
Ulloa González, Ambrosio
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 7 de diciembre de 1859. Fueron sus padres los señores Tiburcia González Espinoza y José Antonio Ulloa Flores.
En el Liceo de Varones del Estado de Jalisco cursó su enseñanza media y por su aprovechamiento escolar recibió varias medallas, e incluso ayuda económica.
Realizó sus estudios profesionales de manera simultánea en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara y en la Escuela de Artes y Oficios; en 1880 recibió los títulos de abogado y notario, y de ingeniero topógrafo e hidromensor.
En el ámbito educativo, al establecerse la Escuela de Ingenieros de Jalisco en 1883, fue nombrado secretario, y de 1893 a 1894 impartió la cátedra de Geometría Analítica y Álgebra Superior.
Al suprimirse la Escuela de Ingenieros en 1896 emprendió su obra educativa máxima: la fundación de la Escuela Libre de Ingenieros, inaugurada el 7 de enero de 1902, de la cual fue director, profesor de Álgebra Superior y Cálculo e instaló su sede en la planta baja de su casa de la calle de Galeana número 277, para finalmente trasladarse al antiguo edificio del Colegio de San Juan Bautista.
El 21 de marzo de 1904, el gobierno del estado de Jalisco concedió la legalización de los estudios hechos en la Escuela Libre de Ingenieros, la cual sobrevivió hasta la reinstauración de la Universidad de Guadalajara el 12 de octubre de 1925.
En la administración pública y en el activismo político durante el régimen gubernamental del general Ramón Corona fue nombrado primer ingeniero del estado de Jalisco. De 1900 a 1902 fue procurador general del gobierno del estado de Jalisco. En 1908 fundó el Partido Democrático Independiente, para impulsar la candidatura vicepresidencial del jalisciense Bernardo Reyes, por lo cual el gobernador Miguel Ahumada lo consideró el autor intelectual de los movimientos estudiantiles reyistas, en consecuencia ordenó su reclusión y no fue liberado sino hasta 1911, con el triunfo de la revolución.
Con el fin de impulsar su candidatura gubernamental por el estado de Jalisco, fundó el Partido Nacional Efectivista y su órgano informativo El Efectivista. En 1917 fue electo diputado al Congreso Constituyente del Estado de Jalisco, por el xi distrito electoral. Fue líder de la facción moderada y presidió la Comisión de Puntos Constitucionales, y el 8 de julio firmó la nueva “Constitución Política del Estado de Jalisco”.
El 1º de febrero de 1919 fue nuevamente electo diputado local por el xvii distrito electoral, pero no pudo concluir su periodo porque en mayo de 1920, al triunfar el movimiento del Plan de Agua Prieta, el gobernador Ignacio Ramos Praslow desconoció los poderes constitucionales.
Como notario le correspondió hasta su fallecimiento el fiat número 1 de Guadalajara.
Desde muy joven incursionó en el periodismo, colaboró en los siguientes medios informativos: El Minero Mexicano, el Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Jalisco, el Boletín de la Escuela de Ingenieros de Guadalajara, El Efectivista, El Reformador, El Diario de Occidente y El Informador.
Algunos de los títulos de sus artículos, editoriales y ensayos, son: “Algunas observaciones sobre el movimiento” (1881); “Apuntes sobre la Legislación Minera en el Estado de Jalisco” (1882); “Reglamento de la Escuela de Ingenieros del Estado de Jalisco” –en colaboración con Gabriel Castaños– (1883); “La instrucción profesional libre debe ser costeada por la sociedad e independiente de la acción del Gobierno” (1902); “El revalúo en Jalisco y las defraudaciones” (1902); “Apuntes sobre instrucción en Jalisco. Proyecto de ley” (1902); “La cuestión hacendaria de Jalisco” (1903); “¿Qué es el universo?” (1903); “Las escuelas profesionales deben ser libres” (1904); “La Revolución acabó con el porfirismo y mató la personalidad del general Reyes” (1911); “La política de principios es la única democrática” (1911); “La cuestión monetaria” (1913); “Las teorías modernas de la física” (1914); “El problema agrario” –cuatro partes– (1914); “Mirando el porvenir” (1917); entre otros.[^132]
Los títulos de sus libros y folletos son: Estudio sobre impuestos en Jalisco (1889); La expropiación de terrenos de las haciendas de Bellavista y El Plan para la empresa del F. C. Central Mexicano para la vía de Guadalajara a Manzanillo (1900); y Compendio de matemáticas puras […] (1903).
Ramiro Villaseñor le atribuye la autoría de las novelas: Una billetera, Entre dos abismos, Una auto-novela tapatía y La chismografía de esta tierra.[^133]
En el campo gremial fue miembro de la Sociedad de Ingenieros de Jalisco, presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara y presidente de la Cámara Agrícola Nacional Jalisciense, dado que también era propietario de la compañía harinera La Gloria, de la hacienda de Jala en el estado de Colima y del rancho Cumbrales en Jalisco.
En calidad de ingeniero ejecutó las siguientes obras: la cúpula de la Catedral de Guadalajara, diseño de Domingo Torres; la fachada y las torres del Santuario de Nuestra Señora de Zapopan, proyecto de Gabriel Castaños; el proyecto y la construcción del primitivo Mercado Corona; la proyección de obras hidráulicas en varias haciendas; la proyección y ejecución del edificio del antiguo Banco de Jalisco; su casa familiar ubicada en la calle de Galeana; la Casa Verde en Chapala, Jalisco, entre otras.1
Por sus convicciones políticas –muy alejadas del oficialismo posrevolucionario– no recibió algún reconocimiento gubernamental. Pero sus antiguos discípulos de la otrora Escuela Libre de Ingenieros, con motivo del aniversario 50 de su recepción profesional, el 16 de julio de 1930 le ofrecieron un emotivo banquete-homenaje.
Falleció en su ciudad natal el 5 de junio de 1933 y fue inhumado en el Panteón de Mezquitán.
Juicios y testimonios
Aurelio Aceves: “Venimos a patentizarle que su vida de maestro es un alto ejemplo que debemos imitar. Para mí [usted] representa un moderno Don Quijote que sin medir peligros, trabajos, ni sinsabores, se lanzó por esos campos de Montiel, con un alto ideal. Arme el carácter y fuerte ilusión, y no para deshacer agravios, sino para algo más grande, para enseñar a la juventud el pan nuestro del saber y del conocimiento, con lo cual hemos lanzado a la lucha por la vida y más o menos brillantemente, pero todos hemos triunfado”.
Federico de la Torre y Rebeca Vanesa García Corzo: “No sólo se preocupó por los nutrientes del cuerpo, sino también por los del intelecto, por la educación libre, sin intervención estatal directa o control arbitrario sobre las jóvenes mentes tapatías […]”.