Hacia el primer milenio de las universidades
Universidades de España
Con anterioridad se señaló que fue la península ibérica el punto de encuentro de las culturas cristiana y musulmana, lo que dio lugar a la traducción y reproducción de los grandes textos clásicos griegos y latinos. La consecuencia lógica fue que se convirtió en un importante centro de universidades, de las cuales “lo característico es que su reconocimiento es de origen real y no pontifical”.1
Hacia 1212, el rey Alfonso VIII de Castilla, aconsejado por el obispo Tello Téllez de Meneses, fundó la Universidad de Palencia, aunque fue de vida efímera, ya que al parecer hacia 1263 se disolvió por la falta de presupuesto.
En 1218, en el entorno de influencia del Arzobispado de Santiago, el rey Alfonso IX de León fundó la célebre Universidad de Salamanca –Universitas Stvdii Salamantini–. El rey fundador confirió a los maestros y a los estudiantes una serie de privilegios corporativos, que luego fueron confirmados por la cédula real del rey san Fernando III de Castilla, dada en Valladolid el 6 de abril de 1243:
Este privilegio, es el primer estatuto de la Universidad de Salamanca y el primer documento universitario de España. En el estatuto ofrece san Fernando protección y real salvaguardia a los maestros que viniesen a leer a Salamanca y a los escolares que trajesen consigo; reconocimiento de sus costumbres y fueros y penas a los que atentasen contra ellos. Y ordena en el mismo estatuto que los escolares vivan en paz y cuerdamente con los vecinos de la villa, y que si ocurriese contienda entre ellos, lo decida un tribunal compuesto de eclesiásticos y seglares.2
En 1252 el mismo san Fernando exentó a los estudiantes del pago de portazgos. En 1254 el rey Alfonso X el Sabio concedió la primera dotación a la Universidad de Salamanca y promulgó las Ordenanzas, consideradas como la Carta Magna de la universidad salmantina; en ella se enunciaron sus cátedras: de Leyes y Cánones, de Física –Medicina y Ciencias Naturales–, Lógica, Gramática y Música:
Siguiendo la tradición, Alfonso X, en su afán de fortalecer el studium, mandó se tradujeran al latín obras de los clásicos griegos que los árabes habían hecho conocer en España. También fueron traducidas bajo su patrocinio obras árabes dedicadas a química, matemáticas y medicina, así como las de astronomía, ciencia por la cual Salamanca manifestó particular interés. La celebrada fama de Salamanca pronto hizo venir a escolares de toda Europa”.3
Fue tal su prestigio, que de inmediato se puso a la par de las universidades de París, Oxford y Bolonia. Y se convirtió en el modelo de las futuras universidades iberoamericanas.
El mismo rey Alfonso X fundó en Sevilla las escuelas de Artes –latín– y Ciencia –árabe–, las cuales en 1260 por breve del papa Alejandro IV fueron reunidas como Studium Generale Literatum. Los estatutos de la Universitas hispalense fueron confirmados en 1502 por los Reyes Católicos, y en 1505 el papa Julio II le otorgó el rango pontificio.
Hay que mencionar, entre otras universidades ibéricas –con la fecha aproximada de su establecimiento–, la de Valladolid, que funcionaba como Studium hacia 1260; la de Lisboa-Coimbra (1290); la de Alcalá de Henares (1293); la de Lérida (1300); la de Perpiñán (1350); y la de Huesca (1354).
En 1367 el cardenal arzobispo de Toledo, Gil de Albornoz, fundó el Colegio Español de San Clemente en Bolonia, con la finalidad de hospedar a maestros y estudiantes españoles, varios de ellos becados, el cual llegó a ser único en su género.