Los primeros universitarios
Vizcarra y del Castillo, José Apolinario
Nació en la hacienda de San Nicolás de Pánuco, en la jurisdicción de San Sebastián –actual estado de Sinaloa–, el 9 de febrero de 1755. Fueron sus padres los señores María Josefa del Castillo y Pesquera, y Francisco Xavier Vizcarra, marqués de Pánuco, título nobiliario que heredó a la muerte de su progenitor.
Ingresó al Real Colegio Seminario de San José de Guadalajara, donde estudió Latín, el Curso de Artes, Ciencias y finalmente Teología.
Ordenado diácono partió a la capital virreinal, donde el 18 y el 26 de diciembre de 1776 recibió los grados de licenciado y doctor en Teología, respectivamente, en la Real y Pontificia Universidad de México.
A su regreso a Guadalajara fue ordenado sacerdote por el obispo fray Antonio Alcalde. Fue examinador sinodal de los Obispados de Guadalajara y de Sonora; de 1781 a 1792 ocupó la rectoría del Seminario de Guadalajara. Acerca de su actuación en la rectoría, el canónigo Benjamín Ruelas escribió: “Honor grandísimo y muy merecido para el rector de noble prosapia, Marqués de Pánuco, D. Apolinar Vizcarra, quien […] trató de formar y formó con sus finos modales y las constituciones primitivas, al respetable clero de fines del siglo xviii”.1
En el Cabildo de la Catedral de Guadalajara, en 1778 y en 1791 respectivamente, se opuso a las canonjías lectoral y magistral; ingresó al coro catedralicio el 8 de julio de 1790 como medio racionero, y el 30 de noviembre de 1795 ascendió a prebendado.
Al fundarse la Real Universidad de Guadalajara ganó por oposición la cátedra de Prima de Teología, y como tal le correspondió en primer lugar prestar el juramento de estatuto en la ceremonia de inauguración el 3 de noviembre de 1792; incorporó sus grados académicos a la naciente Universidad, y le correspondió por antigüedad el quinto lugar. Atendió con gran acierto su cátedra, hasta su fallecimiento.
Escribió: Relación de los méritos y ejercicios literarios del doctor don Joseph Apolinario de Vizcarra, Marqués de Pánuco, Prebendado de la Santa Iglesia de Guadalajara, Provincia de la Nueva Galicia, y Rector del Real Seminario de San Joseph de aquella ciudad (1791); y Oratio in funere Illm. D. D. Fr. Antonii de Alcalde Episcopi Guadalaxariani habita in templo primario Guadalaxarae. Quinto idus Novembris Ann. mdccxcii. A Josepho Appolinari De Vizcarra, Marchione De Panuco, Eiusdem Ecclesiae Praebendato, atque in Reg. Scientiarum omnium schola primariae sacrae Theologiae Cathedrale Moderatore (1793). Dado que este sermón se publicó en el primer libro impreso en Guadalajara, titulado Elogios Fúnebres, se convirtió en el primer autor publicado en la capital novogalaica; su traducción al español la hizo el futuro obispo de Tehuantepec y de Zacatecas, Ignacio Plascencia, y apareció en el Diario de Jalisco, el 8 de agosto de 1892.
Cuando tenía tan sólo 41 años de vida, falleció en Guadalajara, y fue inhumado el 29 de enero de 1796.
Referencias
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Benjamín Ruelas y Sánchez, “ccl Aniversario de la fundación del Seminario Conciliar de Guadalajara”, Apóstol, Guadalajara, Seminario de Guadalajara, núm. 5, 1947, p. 44. ↩︎