Biografías por órden alfabético

Alberti Levati, Silvio


En Milán, Italia, nació el 4 de enero de 1922.

Estudió una preparatoria especializada –técnica– y a su término recibió el título de perito industrial capo-técnico constructor, en el Instituto Técnico Industrial para Ediles Carlo Bazzi. En su ciudad natal recibió el diploma de Artes en la Academia de Bellas Artes de Brera, en 1942.

En el Politécnico de Milán inició la licenciatura de Arquitectura, pero al estallar la segunda guerra mundial se vio obligado a interrumpir sus estudios para prestar el servicio militar durante tres años en el gremio aeronáutico. Cuando se inició la retirada del ejército italiano se encontraba en Rumania, luego pasó a Belgrado, a Viena, y a principios de 1945 pudo regresar a Milán con el grado de cabo.

Para los veteranos de la guerra la Universidad abrió secciones de exámenes especiales, y finalmente en 1947 se doctoró en Arquitectura y continuó con los cursos de especialización en concreto armado.

De 1948 a 1959 fue asistente voluntario de la cátedra de Materiales de la Facultad de Arquitectura con el profesor Guido Oberti; de 1949 a 1950 fue asistente encargado del laboratorio de ensayo sobre modelos en la Facultad de Ingeniería del Politécnico de Milán.

De 1949 a 1950 fue calculista asesor técnico en construcción de chimeneas industriales y colaborador en el Nuevo Plan Regulador de su ciudad natal.

Al recibir la invitación del director de la Escuela de Arquitectura de Guadalajara, Ignacio Díaz Morales, vino a radicar a México integrándose como catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, fue profesor de tiempo completo de 1951 a 1984 e impartió la cátedra de Resistencia de Materiales y Concreto.

En una conversación con Fernando González Gortázar, así caracterizó su magisterio:

—[González G.] Siempre tus clases eran un poco terroríficas. —No, no eran terroríficas, yo estaba tratando de ponerlas simples. Porque una estructura nunca la he visto yo como la ven ciertos ingenieros, a base de ecuaciones: o la intuyes o no la intuyes, y para intuirla… Es lo primero que les decía yo a los muchachos: señores, acuérdense que cada uno de ustedes está sentado encima de una estructura, la silla es una estructura, la puerta es una estructura, cualquier cosa es una estructura; vean tratando de humanizar estas estructuras […] Pero en cierto punto. Después me agarraron miedo de todos modos. Pero era un miedo que derivaba un poco de esa incógnita que habían tenido ellos en la preparatoria […]. 1:

Así, los estudiantes de entonces expresaban: “Pasar las clases de Alberti era algo que ya se sentía uno el ochenta por ciento del otro lado”.2:
Fue asesor técnico de la jefatura de Obras Públicas del Estado de Jalisco, de 1978 a 1982. Entre sus principales trabajos profesionales en México realizó varias obras para las instituciones bancarias: Banco Provincial de Sinaloa, Banco de Zamora S. A., Banco de Comercio S. A. en Guadalajara, y los edificios del Banco de Comercio Exterior en la Ciudad de México y en Tapachula, Chiapas.

Para la Universidad de Guadalajara diseñó la Biblioteca del cucsh, las Escuelas Preparatorias números 6 y 7, el edificio del Centro Cultural y Administrativo –hoy Rectoría General– y el edificio Valentín Gómez Farías, actualmente del Sistema de Enseñanza Media Superior.

Otras de sus obras fueron el sistema constructivo del túnel vehicular del centro de Guadalajara, el estacionamiento subterráneo de la Plaza de los Laureles –hoy Plaza Guadalajara–, la rehabilitación del edificio de Pensiones del Estado y el edificio Torre conimex.

Recibió el Premio Jalisco en la rama de Artes en 1955; en 1980 ingresó como académico correspondiente de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, y en 1987 se le adjudicó el Premio anual de Arquitectura Jalisco del Colegio de Arquitectos del Estado de Jalisco, A. C.

Durante la Segunda Feria Internacional del Libro, en 1988, se publicó su comentario al libro Fundamentos de diseño y construcción sismorresistente de Raúl Gómez Tremari.

Para 1994 vivía retirado de la cátedra y de su profesión, entonces consideraba: “No he creado nada, he dado lo que sabía, y cuando supe más, también lo di, me es suficiente con que me recuerden con cariño”.3:

Un auditorio del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (cuaad) lleva su nombre.


Referencias
  1. González Gortázar, La fundación de un sueño…, pp. 214-215. ↩︎

  2. Ibid., p. 97. ↩︎

  3. Salvador Ruiz, “Obras y autores. Llegó para quedarse”, Siglo 21, Guadalajara, 30 de abril de 1994, Suplemento Casa Abierta, p. 7. ↩︎