Alemán Valdés, Miguel
Nació en Sayula, Veracruz, el 29 de septiembre de 1903.1 Fue hijo de Tomasa Valdés y del general Miguel Alemán González.
Aprendió sus primeras letras en la escuela de su pueblo natal. Al inicio de la revolución, en 1910 su padre se levantó en armas y su señora madre se trasladó con sus hijos a Oluta. La familia se refugió en Orizaba en 1915, para establecerse en la Ciudad de México en 1920, donde Miguel se matriculó en la Escuela Nacional Preparatoria.
Siguió de cerca, y en ocasiones participó en las campañas militares de su padre en Veracruz, luego decidió regresar a México e ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, en la cual en 1928 recibió su título de abogado.
Ejerció la abogacía y representó legalmente a trabajadores mineros, petroleros y ferrocarrileros; al mismo tiempo que despegaba su carrera política. Los cargos que ocupó fueron: consultor de la Secretaría de Agricultura, magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y en 1936 fue electo senador de la república por Veracruz.
Fue gobernador constitucional del estado de Veracruz de 1936 a 1940. Durante su mandato terminó el conflicto religioso con el obispo Rafael Guízar y Valencia, presidió el bloque de gobernadores para apoyar al presidente Lázaro Cárdenas en la expropiación petrolera y unificó a los campesinos en la aplicación de la reforma agraria.
Luego de coordinar la campaña presidencial del general Manuel Ávila Camacho, fue de 1940 a 1946 secretario de Gobernación.
Para el periodo 1946-1952 fue elegido presidente de la república en julio de 1946. Por ser el primer presidente civil de la época revolucionaria, se le apodó como “El cachorro de la revolución”; tomó posesión de la presidencia el 1° de diciembre de 1946.
Algunas de sus acciones gubernamentales fueron: la reforma al artículo 27 constitucional para permitir el amparo a los pequeños propietarios, amenazados de expropiación de sus tierras; impulsó la industrialización, centrada en la Ciudad de México y el turismo en Acapulco; propició la industria de la construcción, la cual tuvo un desarrollo sin precedentes, se construyeron más de once mil kilómetros de carreteras, conjuntos habitacionales y zonas residenciales en la capital, la ciudad universitaria de la Universidad Nacional, aeropuertos y obras hidráulicas.
Se establecieron el Instituto Nacional Indigenista, la Dirección General de Turismo, la Comisión Nacional de Cinematografía, el Departamento de Estudios y Proyectos de Caminos Vecinales, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, el Banco del Ejército y de la Armada y la Subsecretaría de Recursos Forestales y de Pesca, y en 1952 se elevó a estado al territorio de Baja California.
Alemán logró –como lo expresó Gabriel Zaid– que “el sistema político mexicano [fuera] la mayor empresa moderna del genio mexicano”.2 Sin embargo el modelo hizo crisis: disminuyeron las exportaciones, aumentaron las importaciones, decrecieron las reservas monetarias del Banco de México, se pidió al extranjero el primer préstamo por cincuenta millones de dólares, bajó la producción de metales, el peso se devaluó de 4.45 a 8.50 pesos por dólar y disminuyeron los envíos de divisas de los braceros.
En cuanto a la caracterización de su modelo económico, Daniel Cosío Villegas escribió:
[…Lázaro] Cárdenas se proponía empujar al país simultáneamente hacia una mayor riqueza y hacia una sociedad más equilibrada. Alemán, a la inversa, pensaba que, creada la riqueza, vendrían por sí solos el progreso social y aun el político. Se propuso, en suma, hacer del desarrollo económico nacional la meta principal, por no decir la única, de la acción del estado, del empresario, del obrero y del campesino.3
En el aspecto político se exacerbó el presidencialismo hasta la ignominia, se limitó la libertad de prensa, se consolidó el sistema corporativo de las grandes centrales obreras y campesinas y se corrompió el sistema de administración de justicia. Vicente Lombardo Toledano escribió: “Vivimos en el cieno: la mordida, el atraco, el cohecho, el embute, el chupito, una serie de nombres que se han inventado para calificar esta práctica inmoral. La justicia hay que comprarla […]”.4
Estableció relaciones diplomáticas con Etiopía, Finlandia, Siria, Irak, Yugoslavia e India, y se reanudaron relaciones oficiales con Alemania y Japón; todo ello en materia de política exterior.
Recibió el 21 de noviembre de 1948 el grado de profesor honorario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara.
Por unanimidad, la Cámara de Senadores lo propuso en 1952 como candidato al Premio Nobel de la Paz, finalmente el jurado de Oslo declaró desierto el galardón de ese año. Su estatua en la cual se le representó vestido con la toga doctoral se colocó en la explanada de la Ciudad Universitaria.
Luego de decidir la sucesión presidencial a favor de Adolfo Ruiz Cortines, se retiró a administrar sus múltiples negocios privados, y en 1961 fue nombrado presidente del Consejo Nacional de Turismo, cargo que ocupó hasta su fallecimiento.
Fue miembro de las Academias de la Lengua de México, España, Colombia y Nicaragua; recibió el doctorado honoris causa de las Universidades Nacional de México, del Estado de Nuevo México, de Columbia de Nueva York, de Kansas City y del Colegio de Derecho Mc George de Sacramento, California; y fue miembro de la Academia de Ciencias y Artes de Uruguay.
Presidió el Instituto Mexicano de Cultura, y el Patronato del Museo de San Carlos, de la Ciudad de México.
Falleció en la capital de la república el 14 de mayo de 1983. La avenida principal de Acapulco lleva su nombre y un busto con su imagen se develó en Zapopan, Jalisco.
Juicios y testimonios.
José Fuentes Mares: “El mejor acierto de Alemán consistió en el aprovechamiento de la resaca económica de la guerra europea en beneficio del desarrollo mexicano, cuyas posibilidades se ampliaron como por arte de magia y dieron lugar al llamado ‘milagro mexicano’. Alemán fue y es un tipo muy completo, híbrido de político y hombre de negocios, tal y como su gobierno fue hasta 1952”.
Ricardo Heredia Álvarez: “Cuando los serviles se aferraron a que se le concediera a Alemán el famoso, envidiable y codiciado Premio Nobel le titularon Doctor Ignoramos Causa”.
Enrique Krauze: “Perseguido por la sombra de su padre –el verdadero revolucionario Miguel Alemán González–, el nuevo presidente, Miguel Alemán Valdés, instauraría el régimen de una revolución simulada: ‘la revolución institucional’. La mayoría de los mexicanos se avendría por propia voluntad a él. Sectores muy amplios prosperarían bajo su sombra”.
Referencias
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Álvarez et al., Enciclopedia…, tomo i, p. 298, esta obra indica 1905 como el año de su nacimiento. Enrique Krauze anota que nació en 1903, La presidencia imperial, México, Tusquets, 1997, p. 86. ↩︎
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Krauze, La presidencia…, p. 105. ↩︎
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Daniel Cosío Villegas, El estilo personal de gobernar, México, Cuadernos de Joaquín Mortiz, 1979, p. 49. ↩︎
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Krauze, La presidencia…, p. 105. ↩︎