Biografías por órden alfabético

Aurelio, Ortega Urenda


Nació en Guadalajara, Jalisco, el 14 de febrero de 1848. Fueron sus padres los señores Julián Ortega de Algarín y Teodora Urenda de Ortega.

Fue un autodidacta excepcional y así el 8 de julio de 1867 solicitó un examen profesional a la junta de profesores del Liceo de Varones del Estado de Jalisco, el cual aprobó.
Se le designó director de la Escuela Municipal número 8 para niños de Guadalajara, dedicándose desde entonces enteramente a las labores educativas.

Sobre su estilo magisterial, evoca Aurelio Cortés Díaz:

Don Aurelio, hombre de mucha acción, de fuertes ideas, liberal por los cuatro costados de los de la camada del 80, masón libre, 33, con todos los grados de gran maestro [...] Famoso porque era de los que decían que ‘la letra con sangre entra’ [...] envuelto en una capa de dureza, férreo en sus ideas, en el fondo era paternal, el auténtico abuelo, y veía en sus alumnos el hijo que no tuvo con doña Jacintita, que le dio tres hijas solamente. Hacía cumplir todas las máximas del ‘Manual del aprendiz’ [...] Por la noche lo acompañaba a [una escuela nocturna para obreras en la antigua Capilla de Loreto] cuando caminábamos de regreso a su casa, siempre me daba consejos, me ponía problemas que me exigía resolviera mentalmente, alguna vez llegábamos con don Eucario Madrigal, matemático como él y gozaban en ponerse intrincados problemas, que don Aurelio resolvía en los puños duros de su camisa como si fuera cuaderno [...] Hablábamos de muchas cosas, y me hizo leer todas las novelas de Julio Verne que estaban en su biblioteca, amén de Los Miserables de Víctor Hugo y muchas más [...]. 1

Dirigió la escuela rural El Leal, hasta su fallecimiento. En 1910 el gobierno del estado de Jalisco le otorgó un diploma de reconocimiento y una medalla de oro por sus cuarenta y tres años de labores escolares ininterrumpidas.

En 1911 fue director interino de la Escuela Normal de Profesores; en 1914 fue profesor de Metodología de la Escuela Nacional; de 1926 a 1929 prestó sus servicios docentes en la Penitenciaría del Estado.

En septiembre de 1920 fue jefe del Departamento de Educación Preparatoria y Profesional del Gobierno del Estado de Jalisco.

Su labor educativa fue reconocida en un acto celebrado en el Teatro Degollado, al que asistieron sus alumnos, quienes le entregaron un pergamino firmado por todos.

Durante sesenta y dos años y diez meses impartió sus clases y tan sólo había guardado cama una semana antes de su fallecimiento, el cual acaeció el 21 de julio de 1935, en medio de sentidas muestras de dolor de los habitantes de la ciudad.


Referencias
  1. Cortés Díaz, op. cit., pp. 101-102. ↩︎