Biografías por órden alfabético

Ayón Zester, Francisco de Jesús


Nació en Guadalajara, Jalisco, el 19 de noviembre de 1938. Fueron sus padres los señores Elisa Zester Cifra y Francisco de Jesús Ayón Ceballos, quien ejerció la docencia y fue jefe de redacción del periódico El Occidental de Guadalajara.

En la Escuela Práctica Anexa a la Normal cursó su primaria, luego ingresó a la Escuela Preparatoria de Jalisco, donde realizó la secundaria y el bachillerato.

Hizo sus estudios de profesor normalista en la Escuela Normal de Jalisco y se graduó como tal en 1957. Luego fue miembro y dirigente de los profesores de la sección número 47 –antes la 30– del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

En 1960 ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara, y se graduó de abogado en 1964.

Desde los 17 años fue redactor del periódico El Occidental, en el cual escribió durante treinta años su columna titulada “Universidad y Cultura”. También colaboró en los suplementos culturales; en 1992 publicó “El barrio del Santuario y las cuadritas del señor Alcalde”.

Ingresó en la Universidad de Guadalajara en 1966 como catedrático de la Escuela Preparatoria de Jalisco, impartió la clase de Ética; luego dio la cátedra de Literatura Española en la Escuela Preparatoria núm. 3, donde en 1970 fue elegido presidente de la Sociedad de Profesores, y ese mismo año se le nombró profesor de tiempo completo, además dio el primer curso de Historia de México.

Impartió en la Facultad de Filosofía y Letras las cátedras de: Arqueología General, Arqueología de Occidente y México Colonial, y fue director de dicha Facultad de 1972 a 1976. También dio clases en la Facultad de Arquitectura; en 1975 fue el coordinador general de los festejos del cincuentenario de la reinstauración de la Universidad de Guadalajara, y hasta su fallecimiento fue académico del Departamento de Historia del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.

Sobre su estilo magisterial, evoca María Amalia Flores Moreno:

El maestro Ayón se caracterizó siempre por su calidad humana, un hombre sencillo y amable, aún cuando ocupó el cargo de director de la Facultad de Filosofía y Letras. Sus clases de Historia Antigua y de México y de Arqueología de Occidente convocaban con gran interés a quienes nos reuníamos en torno al maestro, con quien siempre quedaban temas pendientes, que con gusto abría espacios fuera de horas de clases para compartirnos el conocimiento y el cariño por la historia de nuestro país, eso sí, estas reuniones –normalmente los sábados por la mañana–, siempre se acompañaban a petición de él con unos ricos chilaquiles tronadores y un chocolate espumoso. 1

Además era partidario de estudiar la historia prehispánica en las mismas zonas arqueológicas:

Fueron proverbiales sus giras al sureste. Algunos de sus alumnos hoy como maestros, continúan haciéndolas. El seminario [de historia] mexica, hizo época; en él no sólo se estudiaba, se creaba conciencia del pasado y se recreaban las tradiciones del presente. En sus clases era usual la presencia de extranjeros; sus notas y apuntes fueron publicados en Estados Unidos. Estudiantes destacados, impulsados por él hicieron estudios de postgrado en diferentes países. 2

En 1975 representó a la Universidad de Guadalajara en el Congreso Panamericano de Crédito Educativo, y al año siguiente ostentó la misma representación en el Congreso de la Unión de Universidades de América Latina.

Fue director de la Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco de 1983 a 1988, y en 1994
fue electo consejero del Consejo Electoral del Estado de Jalisco, cargo que desempeñó hasta 1997.

Como investigador de la historia y de las tradiciones y costumbres de Guadalajara y de Jalisco publicó los libros: La pintura mural moderna de Jalisco (1964); Apuntes para la clase de Seminario de Cultura Mexica (1972); La Universidad de Guadalajara (1975); Reyes y el reyismo (1980); Guadalajara, su patrimonio cultural (1981); Asuntos Tapatíos (1987); Paseo Filipense. Una historia de la calle de San Felipe (1988); Guadalajara: Iconografía del siglo xix y principios del xx (1988); Tahoneros tapatíos (1988); y Guadalajara. Tarea común (1991). También fue coautor del tomo v de la Enciclopedia temática de Jalisco dedicado a la educación; en la revista Estudios Históricos, núm. 63, publicó su estudio “Los puentes de Guadalajara” y a su muerte preparaba sus libros sobre El Baratillo y La Casa de los Perros.

El Instituto Cultural Ignacio Dávila Garibi de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara publicó sus conferencias “Manuel López Cotilla”, “Guadalajara Satírica” y “Los barrios de Guadalajara”.

Entre las ediciones que seleccionó, preparó y cuidó están: los dos tomos de José Cornejo Franco. Obras Completas, la Primera Jornada de Ideología Universitaria. Memoria de los trabajos presentados en las mesas de estudio los días 9, 10 y 11 de octubre de 1973 y Pedro Vallín Esparza universitario.

Como gran bibliófilo, su biblioteca llegó a tener hasta 30,000 volúmenes, además como apasionado de El Baratillo de su ciudad natal, coleccionaba todo tipo de antigüedades, tales como llaves, pinturas, esculturas y chapas.

Sus mismas expresiones verbales eran ya en sí una colección de arcaísmos y de jaculatorias religiosas, tales como: “¡Jesús mil veces!”, o “¡Ave María Purísima!”, para expresar sorpresa; si aludía a la muerte de alguien decía “Dios lo tenga en su santa gloria”; si evocaba el pasado exclamaba “¡Oh tempora, oh amores!”, o bien “En tiempos de María Castaña…”; si trataba un asunto histórico complicado tenía la frase “Tiquis miquis, tiriquis tiquis”, a las chismosas se refería como a las “Vejanconas rezanderas”, y así en todas sus clases y conferencias afloraban los “Yéndose de las lenguas, yéndose las aguas y mejor no meneallo”.

Fue miembro de las siguientes organizaciones culturales y científicas: Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, Sociedad de Ciencias Naturales de Jalisco, Sociedad de Geografía y Estadística, Sociedad de Geología de Jalisco; fue miembro de número de la Academia de la Historia de Occidente, miembro fundador de la Asociación de Bibliófilos de Guadalajara y del Ateneo Pedagógico Isidro Castillo.

El gobierno del estado de Jalisco le otorgó en 1984 la presea José Clemente Orozco como “Jalisciense Distinguido”, y también recibió el Premio Estatal de Periodismo.

El 20 de enero de 1999 falleció en su ciudad natal, y se le dedicaron la xxxi Feria Municipal del Libro y de la Cultura de Guadalajara y el xvii Curso de Información de Guadalajara de 2011.

Juicios y testimonios

César Gabriel Alfaro Anguiano: “Como conferencista, en sus más de cien intervenciones, los temas siempre fueron tratados a profundidad. La prosa de sus escritos es ágil, la anécdota fresca, la cita precisa, el dato certero. Salpicados con inteligentes juegos de palabras una veces, y otras con habla que bien pudiera calificarse de culteranismo gongorino. Con frecuencia la hipérbole y el retruécano o la ironía, campean con naturalidad en sus decires y escribires. Pero siempre supo dirigirse con precisión y propiedad, a lectores y auditorios de la más variadas índoles”.


Alejandro Morales: “Atlista fiel, charlista sabroso, ‘soy simplemente maestro’, dice este enamorado de las casas viejas y las culturas prehispánicas, quien rechaza la grandilocuencia de los largos trabajos academicistas”.


Hugo Torres Salazar: “Los amigos le reconocían al maestro Ayón Zester su capacidad de extraordinario conversador, la amenidad con la que describía el tema que tocara, y en la gran variedad de temas exhibía una de sus mayores cualidades, el hábito permanente de la lectura. Sí era un amigo leal, pero con los que no eran amigos, la espontaneidad y la bonhomía se convertía en una irracional apatía y rechazo a sus ideas y quehaceres; esto lo podemos resumir, congruente en sus afectos y en sus desafectos”.


Referencias
  1. Juan Real Ledezma. Entrevista a María Amalia Flores Moreno, 22 de noviembre de 2003. ↩︎

  2. César Gabriel Alfaro Anguiano, Francisco Ayón Zester y su obra, Guadalajara, Instituto Ignacio Dávila Garibi de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 2000, Serie Testimonios del Siglo xx, p.13. ↩︎