Biografías por órden alfabético

Costero Tudanca, Isaac


Nació en Burgos, España, el 9 de diciembre de 1903.

Ingresó a la Universidad de Zaragoza, en la cual en 1921 concluyó su bachillerato, luego hizo sus estudios profesionales en la Facultad de Medicina; en 1929 obtuvo la licenciatura en Medicina y Cirugía. Además cursó estudios complementarios de Matemáticas Superiores en la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Zaragoza, y de Patología Animal en la Escuela Superior de Veterinaria de Zaragoza.

Durante sus estudios profesionales se fue formando su vocación científica, y obtuvo una gran experiencia en Morfología Comparada y en la observación de moluscos entomostráceos. Fue asistente del doctor Aranda Millán en el Laboratorio de Biología de la Facultad de Ciencias, y ocupó el mismo cargo en el Laboratorio de Fisiología y Química Fisiológica de la Facultad de Medicina con el doctor Santiago Pí Suñer, ambas Facultades de la Universidad de Zaragoza; recibió el premio extraordinario de la licenciatura de Medicina.

Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Madrid y en 1931 obtuvo el doctorado, siendo becario de la Junta de Ampliación de Estudios en el laboratorio de Histología. También fue asistente del Departamento de Autopsias de la cátedra de Anatomía Patológica de San Carlos de la Facultad de Medicina de Madrid; auxiliar de la sección de Diagnósticos Histopatológicos del Instituto Nacional del Cáncer; ayudante por oposición de la sección de investigación del citado Instituto del Cáncer; y anatomopatólogo de la Clínica Médica del Hospital General de Madrid, cuyo jefe era el doctor Gregorio Marañón. Recibió el premio de la Academia Médico-Quirúrgica de Madrid por sus trabajos sobre histofisiología de la neuroglia.

Sobre las enseñanzas que recibió de sus maestros escribió:

Con él [doctor Del Río Hortera] aprendí las técnicas que me debían proporcionar los resultados originales más importantes de toda mi labor posterior: las impregnaciones argénticas [...] Jesús Maynar me adiestró en la Biología práctica de campo... Santiago Pí Suñer me enseñó química biología y fisiología general, así como metodología en sus experiencias con animales. Los hermanos Muniesa me pusieron a hacer análisis clínicos, cultivos bacterianos, autovacunas y sueros inmunes.1

El Instituto Nacional del Cáncer de Madrid lo becó para que realizara estudios en Alemania, donde fue asistente del Departamento de Investigaciones sobre Terapéutica Experimental de Francfort del Maine, asistente del Departamento para cultivo de tejidos y microcinematografía del citado Instituto y asistente del Instituto Patológico del Hospital Mohabit de Berlín.

A su regreso a España recibió el premio Gari de la Academia de Medicina de Barcelona, por sus trabajos sobre histopalogía del riñón. En 1934 ganó por oposición la cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, y fue secretario de la citada Facultad de Medicina, donde organizó el departamento de investigación.

Nuevamente fue becario para continuar sus estudios en Alemania, donde asistió al Instituto Patológico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Berlín y fue asistente en el Instituto para Cinematografía Científica, instalado en el Hospital de La Charité de la misma capital alemana.

Sobre su estancia en Alemania, José Cueli escribió:

[En el Instituto de Ehrlich en Francfort] cultivó in vitro especialmente de las células de Hortega o microglia, llegando a la confirmación experimental de su naturaleza mesodérmica, hecho trascendente para la histología del sistema nervioso. En Alemania perfeccionó las impregnaciones argénticas, definidas por Costero como un instrumento de trabajo admirablemente dúctil para la investigación científica en el campo de la morfología microscópica. En el Pathologishes Institut de Berlín practicó la técnica de necropsias consistente en la extracción en un solo bloque de las vísceras toraxocervicales y en otro bloque de las abdominales.2

Al continuar con sus trabajos científicos en España, fue director del Laboratorio de Histología y Cultivo de Tejidos de la Fundación Nacional para las Investigaciones Científicas en la Universidad de Valladolid, e ingresó como académico correspondiente a las Academias Médico-Quirúrgica de Madrid, de Medicina de Barcelona y de Cirugía de San Sebastián.

Al inicio de la Guerra Civil Española, en 1936, casualmente se encontraba en Santander, a donde acudía en el verano a impartir clases y a realizar investigaciones en el Hospital del Valdecilla, circunstancia que afortunadamente impidió su detención por las tropas nacionales que lo buscaban en Valladolid.

Al partir al exilio hacia Francia se radicó en París, donde fue asistente al Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital de la Piedad, ahí realizó investigaciones de la estructura de los tumores cerebrales y “rechazó ofrecimientos para regresar a Valladolid –el rector le ofrecía su reintegración como catedrático tras unos meses de ‘depuración carcelaria’– y para ir a Canadá, aceptando [finalmente] venir a México”.3

Así en 1939 llegó a México, donde fue nombrado jefe del Laboratorio de Investigaciones Anatomopatológicas, catedrático de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina, ambos nombramientos en la unam, e hispatólogo en el Hospital General; más tarde ingresó al Instituto Nacional de Cardiología, entonces en ciernes.

En la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara sustentó un curso sobre técnicas de autopsias e investigaciones anatómicas. En este curso se distinguió por su gran humanismo, y por su tendencia a identificarse con los estudiantes y maestros de la Facultad de Medicina.

A nadie le sorprendió que el 1° de noviembre de 1939 fuera nombrado profesor honorario de la citada Facultad, y el 2 de octubre de 1940 el Consejo General Universitario lo eligió como el primer doctor honoris causa de la historia de la Universidad de Guadalajara.

En 1944 fue nombrado jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Instituto Nacional de Cardiología, y profesor de Patología en el Instituto Politécnico Nacional. En 1959 impartió cátedra de Patología en la Universidad de Texas.

José Cueli afirma que su doctrina científica se puede caracterizar así: “El trabajo científico experimental se basa en contar, pesar, medir, registrar y observar los resultados, extrayendo nuevos de éstos”.4

Luego de jubilarse en el Instituto Nacional de Cardiología, continuó sus investigaciones en el campo de la neurología, producto de las cuales fue su obra El cuerpo carotideo normal y neoplásico.

Publicó más de ciento veinte artículos, y aparte de la citada obra, escribió el gran Manual didáctico de Anatomía Patológica, que sirvió de libro de texto en varias escuelas de medicina de los países iberoamericanos.

Los títulos de algunos de sus trabajos son: Sobre la reabsorción de la cola durante la metamorfosis de los anfibios (1926); El sistema filar de las células deciduales (1926); Fenómenos regresivos de las células deciduales de la placenta humana y en la de algunos mamíferos (1926); Conocimientos actuales sobre el tercer elemento de los centros nerviosos (1927); Dendrosis y dendrolisis de las células de Lan Ghas (1928); El tonoplasma de los endotelios en la placenta de los roedores, Contribución al conocimiento textural de las células deciduales, Observaciones histológicas sobre el estroma conjuntivo de la placenta humana, Sobre los caracteres de la microglía emigrada al humor vítreo, Investigaciones sobre el tejido conjuntivo del útero gestante, Estudios sobre explantación de tejido nervioso. Cultivo in vitro de microglía, Studien an Mikrogliazellen (sog. Hortega Zellen) in Gewebekultur von Gehirn (1930); Experimenteller Nachweis der morphologi schemundlen charakter der Mikrogglia (1930); Estudios del comportamiento de la microglía in vitro. Datos concernientes a su histogénesis (1930); Über Streik-Uterus Zeitschrift, Influencia de los extractores de hígado doble sobre el crecimiento de los fibroblastos cultivados in vitro, Studien über Geschwulst Immunität lisat, Estudio clínico e hispatológico de los tumores subungueales llamados glómicos, Nueva alteración vascular encontrada en un caso de agranulocitosis, La impregnación férrica de los tumores. Contribución al conocimiento morfológico del sistema retículo endotelial local en los blastomas, Nuevo concepto del tejido conjuntivo del corpúsculo de Malpighi basado en el estudio de algunos estados patológicos del riñón, Trabajos del laboratorio de histología normal y patológica de la Universidad de Valladolid, Caracteres histológicos de los blastomas hipofisarios y parahipofisarios (1938); Contribución al conocimiento de la Histogénesis y la Histofisiología de la hipófisis y de los tumores hipofisarios (1938); Estudio anatómico de ciento treinta y cinco tumores de la hipófisis y del tracto hipofisario con algunas consideraciones clínicas, histogénicas y fisiopatológicas (1938); Pío Hortega (1943); Algunos datos referentes a la histogénesis y a la estructura histológica de los gliomas (1944); Manual didáctico de Anatomía Patológica (1949); Desarrollo de la Anatomía Patológica en México (1946); Cronología de una vocación científica (1977); y El cuerpo carotídeo normal y neoplásico (1979); entre otros.

Fue presidente de las Sociedades Latinoamericana de Anatomía Patológica, Academia Nacional de Medicina de México y de la Mexicana de Patología. Y miembro de la American Society Clinical Pathologists, American Association Pathologist and Bacteriologist, y de la International Academic Pathology.

Los reconocimientos que recibió fueron: los nombramientos de profesor honorario de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en 1939, de la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1947, de la Universidad de El Salvador en 1948 y de la Universidad Autónoma de Puebla en 1958; en 1972 recibió el Premio Nacional de Ciencias de México y en 1979 el doctorado honoris causa de la unam.

Falleció en la Ciudad de México el 7 de marzo de 1979.

Juicios y testimonios

Víctor Bravo Ahuja: “Isaac Costero Tudanca ha puesto su gran experiencia acumulada a lo largo de muchos años de estudio en Europa y América, al servicio de la investigación en el campo de la anatomía patológica [...] es uno de los hombres que México siente más suyos, porque investigadores como él han hecho desarrollarse al país en el más riguroso método científico”.


José Cueli: “Desplegó una labor gigantesca, derramando sus enseñanzas y orientaciones sobre una multitud de discípulos que reconocían en él las más altas cualidades científicas y humanas”.


Ángel Urrutia Tazzer: “El patólogo más brillante de habla hispana. Cuando se lo quisieron llevar a Estados Unidos, él dijo que no daba cursos en lengua bárbara y fue cuando se lo trajeron a México”.


Referencias
  1. José Cueli, “Ciencias médicas y biológicas”, El exilio español en México, México, fce, 1982, p. 503. ↩︎

  2. Ibid., et loc. cit. ↩︎

  3. Ibid., et loc. cit. ↩︎

  4. Ibid., p. 505. ↩︎