Biografías por órden alfabético

de Ugarte y Loyola, Jacobo


Se desconocen los datos sobre su fecha de nacimiento y nombres de sus padres.

En su natal España, ingresó muy joven al Ejército Real. El 15 de abril de 1732 sentó plaza de cadete en el Regimiento de las Reales Guardias de Infantería, con dispensa de edad; el 7 de abril de 1746 fue hecho alférez de Infantería; el 6 de abril de 1747 se le promovió a alférez de Granaderos; el 2 de julio de 1751 pasó a segundo teniente de Infantería. El 24 de septiembre de 1760 ascendió a segundo teniente de Granaderos; el 11 de enero de 1767 se le confirió el grado de coronel de Infantería.

Durante 1745 participó en la campaña de Italia, en el sitio de Casal, en el asedio de Milán y en los asaltos de Plascencia, donde resultó herido. Más tarde tomó parte en la invasión a Portugal, en el sitio de Almeida.

Al firmarse en París, en 1763, la paz entre las potencias europeas, el ejército español dejó Portugal, y De Ugarte fue enviado a la Nueva España, donde ejerció como gobernador de la Provincia de Coahuila del 1° de marzo de 1769 al 23 de noviembre de 1777; como gobernador de Puebla de los Ángeles, del 15 de octubre de 1783 a 1786, año en que se le envió a las Provincias Internas, con el carácter de comandante general; y prestó juramento ante el virrey Bernardo de Gálvez, el 30 de marzo.

Después de cinco años como comandante de las Provincias Internas fue designado comandante general de Guadalajara, presidente de la Real Audiencia, e intendente y subdelegado de la Renta de Correos: “Precedido –escribe Juan Bautista Iguíniz– de muy buena reputación como militar y gobernante”.1

Fue recibido en Guadalajara con manifiestas muestras de beneplácito, y tomó el bastón de mando el 14 de marzo de 1791.

A este gobernante le correspondió ejecutar la Real Cédula de Fundación de la Universidad de Guadalajara, y de acuerdo con las disposiciones legales, ejerció el título de primer real vicepatronato por delegación del rey de España.

Así narró su participación en el nacimiento universitario:

Por Real Cédula de 18 de noviembre de 1791 se dignó la piedad del rey conceder a esta ciudad la erección de Universidad, consignando para su establecimiento y subsistencia el Colegio de Santo Tomás, que fue de los regulares expulsos y los capitales de sus obras pías, clara y positivas con la precisa obligación de cumplirlas, admitiendo las donaciones hechas por el difunto obispo de esta Diócesis don fray Antonio Alcalde –el documento está fechado el 18 de diciembre de 1792–, y declarando que la mutación que fuese necesario hacer en aquel edificio, se costee de los fondos propios de esta capital y que subsista el Colegio de San Juan Bautista, con sus alumnos, cátedras y rentas. En su cumplimiento dispuse luego que se procediese a la obra que pedía el destino que daba Su Majestad al Colegio de Santo Tomás y a pesar de los ningunos caudales que tenían los propios, de la estrechez del tiempo u otras dificultades que se pulsaron, vencidas todas y lleno de gustosa gratitud este secundario, vio abierta con todos sus dependientes la Universidad el día 4 de noviembre último en que se celebró con su acostumbrada fidelidad y públicas demostraciones de regocijo, los días de Su Majestad. Lo mismo sucedió con el referido Colegio de San Juan Bautista, en que aún continúa trabajándose para su perfecto y útil arreglo”.2

De común acuerdo con el obispo fray Antonio Alcalde, designó como primer rector de la Universidad al doctor José María Gómez y Villaseñor, y el 3 de noviembre de 1792 presidió la solemne ceremonia de inauguración, al término de la cual “el señor presidente –escribe Luis Pérez Verdía– mandó servir magníficos refrescos a los innumerables y distinguidas personas que concurrieron a los bailes de Palacio [...]”.3

Otras de sus acciones de gobierno fueron: el 17 de noviembre de 1791, envió a José Menéndez Valdés a practicar una visita de inspección, lo que originó un informe que se tituló “Noticias Corográficas de la Intendencia de Guadalajara”, sobre el cual comentó Ramón María Serrera: “Se trata, a nuestro juicio, del primer tratado de geografía regional de la provincia redactado con un juicio preciso y sistemático. Y es también una de las más completas descripciones regionales de todo el Virreinato de Nueva España de fines del siglo xviii”.4

Propició el establecimiento de la imprenta en 1793; supervisó la inauguración del Hospital de San Miguel de Belén el 3 de mayo de 1794, encomendado a los betlemitas, a quienes enfrentó en 1797 por no administrar correctamente los fondos hospitalarios; y el 1° de marzo de 1794 inauguró la comunicación regular mensual –por medio de un carruaje– de Guadalajara a México.

También gestionó el establecimiento del Real Consulado de Guadalajara, establecido por cédula real el 6 de junio de 1795, venciendo la férrea oposición del virrey y de los comerciantes de la Ciudad de México; y además logró la concesión de la importante Feria de San Juan de los Lagos, por cédula del 20 de noviembre de 1797.

Dictó medidas de gobierno para favorecer el bienestar de los indios; propició la agricultura y en especial los cultivos del añil, lino y cáñamo; emprendió obras públicas en Guadalajara, tendentes a solucionar la escasez del agua potable y el embellecimiento de la ciudad; construyó puentes en el camino a Zapopan, en Santa María de los Lagos y en Zapotlán.

El 19 de agosto de 1798 falleció en la capital de la Nueva Galicia y fue sepultado en el Templo de San Francisco.

Juicios y testimonios

Heriberto Moreno García: “El mismo rey designaba a los intendentes de entre los mejores militares y los más eficientes administradores. Intendentes hubo que se identificaron plenamente con los intereses de su región. Entre éstos, cabe recordar a Jacobo Ugarte y Loyola, quien promovió y llevó a efecto la aspiración tapatía de contar con un Consulado Mercantil”.


Luis Pérez Verdía: “A más de estas mejoras comenzadas en el gobierno anterior, el señor Ugarte y Loyola emprendió otras muchas que lo acreditan de laborioso y progresista”.


Ramiro Villaseñor y Villaseñor: “Su administración fue de mucho beneficio en Nueva Galicia”.


Referencias
  1. Juan Bautista Iguíniz, Los gobernantes de la Nueva Galicia. Datos y documentos para sus biografías, Guadalajara, Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco, 1981, p. 135. ↩︎

  2. Ibid., p. 143. ↩︎

  3. Luis Pérez Verdía, Historia particular del Estado de Jalisco, Guadalajara, Universidad de Guadalajara,1988, tomo i, p. 391. ↩︎

  4. Menéndez Valdés, op. cit., p. 25. ↩︎