Favier Orendáin, Claudio
Nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 8 de junio de 1931. Fueron sus padres la señora Josefina Orendain Gutiérrez y Emilio Favier Henonin, emigrante francés, dedicado al comercio quien había estudiado ingeniería civil en la Universidad de París.
Sus primeras letras las aprendió en casa, pues de 1937 a 1940 recibió clases particulares. Su instrucción escolar inició en 1940, cuando ingresó al Colegio Cervantes de los maristas y en 1943 concluyó sus estudios de primaria. En 1943 ingresó al Instituto de Ciencias de los jesuitas obteniendo en 1946 su certificado de secundaria, y en 1948 el de bachillerato.
En 1948 inició su vida universitaria, fue estudiante fundador de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, donde permaneció hasta 1952, dejando su carrera inconclusa. Ahí fue discípulo del canónigo José Ruiz Medrano, de los arquitectos Ignacio Díaz Morales, Horst Hartung, Eric Coufal y del escultor Mathias Goeritz.
En contra de la voluntad de su padre, e incluso del director de la Escuela de Arquitectura, optó por ingresar a la Compañía de Jesús. Según testimonio de su compañero de estudios fray Gabriel Chávez: “Tal vez por familia había aprecio por la vida religiosa, por algún tío, alguna tía religiosos. No tuve yo el problema como Claudio Favier, por decir algo… Que sus papás se oponían y él luchó contra eso”.1
Ya con los jesuitas, de 1952 a 1956 cursó la licenciatura en Letras, en el Instituto San Cayetano, en Santiago Tianguistenco, Estado de México. De 1956 a 1959 en la Ciudad de México realizó la licenciatura en Filosofía en el Instituto Libre de Filosofía, y obtuvo el grado con la tesis “El concepto de unidad en el arte y la arquitectura”.
En 1960 partió rumbo a Europa para cursar la licenciatura en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma, Italia, y obtuvo en 1964 su título con la tesis “El arte como símbolo del misterio”. De 1964 a 1969 estudió la licenciatura en Arquitectura en la Universidad Complutense de Madrid, España, y recibió su título de arquitecto “sección urbanismo” el 15 de marzo de 1969, con un proyecto de fin de carrera; y en el inter, concretamente en el verano de 1964, estudió Bellas Artes en el Taller de André Bouler en París, Francia.
Finalmente, el 31 de enero de 1979 obtuvo el Doctorado en Arquitectura en la Universidad Complutense de Madrid, España, con la tesis “Arquitectura colonial del siglo xvi en San Juan de Tlayacapan, Morelos”, obra que hay que destacar por la particular importancia que tuvo y por la influencia que ejerció en su vida personal y profesional por el resto de su vida.
En lo que al magisterio se refiere, de 1959 a 1960 impartió clases de Matemáticas en el Instituto Regional de Chihuahua, Chihuahua; fue maestro rural de 1970 a 1978, atendió las clases de Física y Matemáticas en la Escuela Secundaria y Preparatoria de San Juan de Tlayacapan, Morelos; y de 1974 a 1978 impartió la asignatura Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Cuernavaca, Morelos.
En el ejercicio libre de su profesión, de 1970 a 1978 realizó diversas construcciones particulares –principalmente en adobe– en varios pueblos de México, además colaboró en la planeación de la ruta de los conventos en los Altos del estado de Morelos.
Sobre su labor creativa en San Juan de Tlayacapan, Morelos, donde estableció su estudio-taller de 1970 a 1978, Ida Rodríguez Prampolini escribe:
Como el famoso arquitecto egipcio Hassan Fathy en la aldea de Burna en su país natal, Favier intenta en Tlayacapan una arquitectura de la región utilizando el adobe como material constructivo básico y adaptando los métodos de las bellas construcciones vernáculas a las comodidades de la vida moderna. Siguiendo estas modalidades, nobles y alejadas de la temporalidad efímera de las modas de la arquitectura contemporánea, Favier construye una serie de casas de campo en diversos pueblos de Morelos.2
En 1979, diversos motivos lo llevaron a tomar la decisión de partir de México rumbo a Europa, al mismo tiempo dejó la Compañía de Jesús. Así de 1979 a 2000 vivió de su profesión como arquitecto, realizando diversas construcciones particulares y públicas en España, al ser miembro colegiado de la Hermandad Nacional de Arquitectos, en la Delegación de Cáceres, Extremadura, España.
Acerca de su decisión de formar parte y luego de separarse de la Compañía de Jesús, Rolf Tiessen Favier expresó:
Desde niño mostró un interés y una preocupación muy grande por las cuestiones sociales… cuando alcanzó la mayoría de edad, creyó firmemente que podía ayudar a los más desfavorecidos desde la Iglesia, motivo por el cual decidió ingresar a la Compañía de Jesús, en contra de la voluntad de su padre de continuar con los negocios familiares por ser el primogénito… con el tiempo, la experiencia lo llevó a la desilusión y al desencanto, por lo que decidió buscar otros caminos.3
De 1985 a 1991 fue director de la Fundación Cultura Concha, en Navalmoral de la Mata, Extremadura, España.
Como artista realizó las siguientes pinturas: dos óleos Job purificado y Engrane en el Museo Reina Sofía de Madrid, España; dos aguafuertes –serie Tlayacapan– en el Museo de Grabado de Jaén, España; dos temperas –serie Bóvedas– en el Museo de Arte Moderno de Guadalajara, México; catorce temperas –Vía Crucis– en la Iglesia de Regio Emilia, Italia; catorce grabados –Tarot de Valverde de la Vera– en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, España; diez grabados –serie Fragmentos Cuadrados– en el Museo Provincial de Alava, España; y Mural del Milagro en el Museo al aire libre de Candás, España.
Y entre sus esculturas están: Manos –en bronce–, ubicada frente a la Iglesia de la Paz, en Acapulco, México; Conjuro a la Mar –en bronce–, en el Museo de Pontevedra, España; y Los Atlantes –en bronce–, en la Plaza Vieja de Navalmoral de la Mata, España.
Además diseñó y decoró la Capilla Bizantina de la Cartuja de Granada, España. Y también realizó los diseños y las esculturas de la Iglesia de Tehuacán, Puebla, en México.
Los títulos de sus obras publicadas son: Pastores y peregrinos de Guadalupe (Campo Arañuelo, Los Ibores y Las Villuercas), en el capítulo “Pueblos y Paisajes” contenido en el libro Extremadura, Cáceres, de la Editorial Mediterráneo, España (1996); Ruinas de Utopía, San Juan de Tlayacapan (espacio y tiempo en el encuentro de dos culturas), primera edición en 1989 en Editora Regional de Extremadura, Mérida, España; y la segunda edición en 1998, coeditada por el Gobierno del Estado de Morelos, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la unam y el fce. Así como Ecos de la campana, edición de PubliSher de Navalmoral de la Mata, España, 2000.
Además, por encargo de los ayuntamientos locales, publicó dos folletos turísticos titulados “Peraleda de la Mata” y “Belvis de Monroy”.
Por su trayectoria artística recibió los reconocimientos: Medalla de Oro por 12 grabados a la punta seca en la Bienal Internacional de Roma en 1963; Premio Carmen Arrocera por su grabado titulado Estampas mexicanas en Madrid en 1975; y el Premio de Escultura por Conjuro a la Mar en la iv Exposición Bienal de Pontevedra, Galicia, en 1980.
En las primeras horas del 1° de enero de 2008 falleció en Las Coscojas en Navalmoral de la Mata, España, donde fue incinerado.
Juicios y testimonios
Elena Manzo de Zúñiga: “Claudio Favier, arquitecto, pintor, escultor, investigador incansable de leyendas, de mitos, de signos cósmicos, de las profundidades del espíritu humano, ha recorrido durante años las calles y plazas y rincones de un pueblecito mexicano de la provincia de Morelos [Tlayacapan], nacido de la fusión de dos culturas: la europea y la mesoamericana”.
Ida Rodríguez Prampolini: “Si la obra del pintor jalisciense Claudio Favier no se encuentra en el mercado del arte y si su nombre no es aclamado en los salones es porque, sistemáticamente, se ha negado a entrar en la mecánica del negocio y en la lucha por la celebridad. Claudio Favier es un artista internacional en el buen sentido del término. Ha pasado su vida entre el Nuevo y el Viejo continente; y ha incursionado en casi todas las ramas de las artes plásticas: arquitectura, escultura, ilustración de libros y grabados, en el que destaca su maestría en el empleo de varias técnicas.
También es notable su incursión en la literatura: ha publicado numerosos artículos sobre diversos temas filosóficos, religiosos y artísticos, con enfoques absolutamente personales y una estructura literaria original por medio de los cuales desarrolla asuntos variadísimos que dejan ver una cultura humanista profundamente asimilada”.
Rolf Cristian Tiessen Favier: “Mi tío tiene un talento nato y realmente extraordinario, pero su calidad humana es lo que más admiro en él. Pienso que como artista no es famoso porque siempre fue fiel a sus ideales y nunca se interesó por la comercialización de sus obras. Su generosidad es una de sus características principales, por lo que a lo largo de su vida ha regalado muchas de sus obras. Mucha gente ha sido testigo de ello y tiene obras suyas en sus casas”.
Referencias
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González Gortázar, La fundación de un sueño.., p. 62. ↩︎
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Ida Rodríguez Prampolini, “Atlantes”, México en el mundo de las colecciones de arte, Tomo i: México Contemporáneo, México, Secretaría de Relaciones Exteriore, unam, cnca, 1994, p. 216. ↩︎
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Juan Real. Entrevista a Rolf Tiessen Favier, Guadalajara, 16 de enero de 2007. ↩︎