Gómez Robledo, Antonio
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 7 de noviembre de 1908. Fueron sus padres los señores Antonio Gómez Palomar y Mercedes Robledo de Gómez.
En el Colegio Zavala realizó sus estudios primarios, y de 1920 a 1925 cursó el bachillerato en el Instituto de Ciencias de los jesuitas.
Como estudiante vivió en todo su apogeo el conflicto Iglesia-Estado de la década de los años veinte, militó en forma muy destacada en la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (acjm), en la Unión Popular y en la Federación de Estudiantes Católicos. Su posición ideológica en aquellos acontecimientos la sintetizó así: “Ser al mismo tiempo un buen cristiano y un buen mexicano; servir a su país y cumplir con su fe de creyente; creer sin renunciar a la razón y a la propia conciencia”.1
Fue seguidor y admirador de Anacleto González Flores, El Maistro –a quien dedicó su primer libro–, y al considerársele subversivo se le aprehendió el 1° de abril de 1927, el mismo día que a su maestro, y sólo pudo evitar el fusilamiento por la intervención oportuna de su tío, quien era senador de la república. Un testigo presencial narró:
Entretanto en un calabozo contiguo a la sección médica, se hallaba detenido el joven estudiante Antonio Gómez Robledo, esperando su muerte, pues sería pasado por las armas a las 8:30 de la noche; pero gracias a que era sobrino del senador jalisciense Juan de Dios Robledo, se movieron influencias para ponerlo en libertad una hora antes de la señalada para su ejecución. Al salir aquel joven, con el rostro demacrado por el terror, tuvo que pasar por sobre los cadáveres de sus amigos [Anacleto, Luis Padilla y los hermanos Vargas González], a quienes no reconoció porque estaban cubiertos por cobijas; de lo contrario, se hubiera impresionado más por la pena.2
En 1925 ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guadalajara, donde después de los dramáticos acontecimientos de 1927, finalmente en 1932 obtuvo su título de abogado con la tesis: “México en Ginebra (reflexiones de advenimiento)”. Sobre su vocación de jurista escribió: “De mi dama, de mi dueño (sinónimos perfectos en otro tiempo) la justicia, tardé algo en enamorarme después de haberle jurado fidelidad eterna al recibirme de abogado en mi Facultad de Guadalajara, en la misma sede donde pronunciaron juramento análogo Vallarta y Otero”. 3
A la par de sus estudios de abogado, asistió a las cátedras de la Escuela Libre de Jurisprudencia de Guadalajara. Entre sus maestros lo impactó el abogado José María Arriola, quien en su mismo bufete impartía la cátedra de Derecho Internacional, e indudablemente fue el origen de su vocación de internacionalista, luego con él compartió su bufete jurídico.
Pero el abogado Arriola hizo más por el joven abogado, pues era anfitrión de las tertulias literarias que celebraba en su biblioteca, a la cual asistían intelectuales como José Ruiz Medrano, Agustín Yáñez, Ignacio Díaz Morales –entre otros–. Lo cual introdujo a Gómez Robledo a la cultura y a las letras francesas, a la música clásica y en general a la cultura universal, sobre esta profunda influencia escribió:
Cuántas veces me marché de allí [de la biblioteca de Arriola], ya caída la noche, con prisa de llegar a la casa paterna para encerrarme en mi alto, hasta la madrugada, a escribir sobre mi Anacleto o mi Vitoria, a descargar en el papel aquella plétora espiritual que me había ido llenando conforme proseguía el diálogo o la música.4
En 1933 dio clases de Literatura en la Escuela Normal Libre, y fungió como secretario de un juzgado del Supremo Tribunal de Justicia del estado de Jalisco. En 1934 viajó a Europa y se entrevistó en Bruselas con el gran escritor francés Paul Claudel.
En la Ciudad de México cursó estudios de posgrado en la unam y se tituló de maestro en Filosofía, con la tesis “Cristianismo y filosofía en la experiencia agustiniana”. Enseguida obtuvo el doctorado en la misma disciplina, con otra tesis “La filosofía en Brasil”.
Sobre su cambio de la provincia por la capital de la república escribió: “[Fue] por estudiar la filosofía, toda vez que en Guadalajara no existía por entonces la facultad homónima, me vine a México, y también, para ser del todo sincero, por entrar en la carrera diplomática, en el gran teatro del mundo, como si dijéramos, la otra gran pasión de mi vida”.5
Y así con gran dificultad se abrió paso entre el oficialismo laicista y sus profundas convicciones católicas:
Por no cargar con el sambenito de “mochos”, “reaccionarios”, “cangrejos”, “retrógrados”, “enemigos del pueblo”…, o para subirse sin ningún complejo al carro de los ganadores, no pocos de nuestros intelectuales católicos se convirtieron a otra fe: la de la revolución institucionalizada […] Antonio Gómez Robledo no estuvo en tan singular grupo de conversos.6
Con base en su brillante inteligencia, en su formación humanística y en su profesionalismo, pudo continuar sus estudios de especialización en Derecho y en Filosofía en la Faculté de Droit de París, Dotation Carnégie pour la Paix Internationale en Francia, en la Académie de Droit International de La Haya, Holanda, en la Universidad de Río de Janeiro, Brasil, y en la Fordham University de Nueva York.
De 1935 a 1936 fue abogado consultor de la Secretaría de la Economía Nacional, y de 1936 a 1938 fungió como abogado de la Comisión Mixta de Reclamaciones entre México y Estados Unidos.
Impartió la cátedra de Derecho Internacional Público en la Escuela Libre de Derecho de 1931 a 1941; en 1938 fue designado profesor titular de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho de la unam. En 1939 pasó una breve estancia en Monterrey, Nuevo León, donde fue profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; de 1939 a 1943 impartió Introducción a la Filosofía en la Escuela Nacional Preparatoria.
Durante el régimen presidencial del general Manuel Ávila Camacho, y gracias a la recomendación del historiador José C. Valadés, quien era secretario del canciller Ezequiel Padilla, ingresó al Servicio Exterior Mexicano, haciendo realidad una de sus aspiraciones vitales.
Así, de 1940 a 1942 fue abogado consultor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y en 1942 fue nombrado secretario particular del canciller Ezequiel Padilla, en la iii Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en Río de Janeiro, Brasil.
En 1943 fue designado primer secretario del Servicio Exterior Mexicano, y de 1943 a 1946 fue delegado de México ante el Comité Jurídico Interamericano de Río de Janeiro.
En 1946 fue nombrado consejero jurídico en la Secretaría de las Naciones Unidas en Nueva York, y jefe de la Sección de Organismos Mundiales en la Secretaría de Relaciones Exteriores, además fue profesor extraordinario en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú.
En la Facultad de Filosofía y Letras de la unam impartió las cátedras de Filosofía Griega, Filosofía de los Valores y Filosofía de la Religión, además dirigió el Seminario de Traducción. Y en 1946 y en 1954 fue director interino del Centro de Estudios Filosóficos de la unam.
Fue jefe del Departamento de Humanidades, y profesor de Filosofía en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey de 1947 a 1948.
En 1948 fue consejero jurídico del Servicio Exterior Mexicano, y participó en Bogotá, Colombia, como miembro de la delegación mexicana a la ix Conferencia Internacional Americana.
Fungió de 1949 a 1951 como representante alterno de México en la Organización de Estados Americanos, en Washington. De 1951 a 1954 fue consejero jurídico de la embajada de México ante Estados Unidos, y miembro de la delegación mexicana a las iv, vii, viii, x y xi Asambleas Generales de la onu.
En 1951, con motivo del cuarto centenario de la fundación de la unam, pronunció la “Oratio Athenagorica in laudem Mexicanae Universitatis”, en ella expresó lo que la Universidad significó para su vida:
[…] Esta gratísima Casa que es mi permanente domicilio espiritual, y a la cual no sólo de palabra, sino de lo íntimo del corazón acostumbro llamar Alma Mater, como quiera que de ella, después de mis padres y mis primeros maestros, aprendí y tomé este tenor de vida que se emplea en la investigación de la verdad, en el amor de la justicia, en el goce de la belleza, cosas todas a las que ninguna otra puede exceder en alteza ni en conocimiento.7
Fue delegado suplente de México a la Segunda Reunión del Consejo Interamericano de Jurisconsultos, en Buenos Aires, Argentina, en 1953. Y en 1954 fungió como delegado de México a la viii Reunión de la Conferencia General de la onu para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco) en Montevideo, Uruguay.
En 1955 fue profesor extraordinario de la Academia de Derecho Internacional de La Habana, Cuba. El 14 de diciembre de 1955 ingresó como académico de número a la Academia Mexicana de la Lengua, pronunciando el discurso “Filosofía y lenguaje” en elogio al sacerdote humanista Alfonso Méndez Plancarte, y le correspondió la respuesta oratoria a Agustín Yáñez.
Fue designado enviado extraordinario y ministro plenipotenciario y presidente de la Comisión Técnica Consultiva de la Secretaría de Relaciones Exteriores en 1957. En 1958 viajó a Ginebra, Suiza, como delegado de México a la Conferencia de la onu sobre el Derecho del Mar.
Fue embajador extraordinario y plenipotenciario de México ante la República de Brasil de 1959 a 1961. El 1° de agosto de 1960 fue electo miembro de El Colegio Nacional y tomó posesión el 7 de noviembre inmediato. De 1961 a 1964 fue director en jefe para asuntos de Europa, Asia, África y de los Organismos Internacionales de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
De 1964 a 1967 fue representante de México en la Conferencia del Comité de Desarme de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza, así como ante los demás organismos internacionales con sede en la mencionada ciudad helvética.
De 1967 a 1971 fue embajador de México ante el gobierno de la República de Italia, cargo que aceptó con gran alborozo de su parte. Dicho nombramiento fue decidido por el mismo presidente de la república Gustavo Díaz Ordaz, según le explicó luego el canciller Antonio Carrillo Flores, y se debió a que
[el presidente] necesitaba allí a un católico de izquierda, que ni estuviera incondicionalmente para besarle la sandalia a Su Santidad el papa, pero tampoco para despotricar contra él, como lo había hecho algunos de mis precursores; y en cuanto a mi filiación de católico de izquierda, parecía acreditarse cumplidamente por el hecho de haber estado yo con la república española en el curso de la guerra civil. De mayor izquierdismo que el mío era, sin duda, el representante de Fidel Castro ante la Santa Sede, decano del cuerpo diplomático ante el Vaticano, y quien se santiguaba devotamente en todas las ceremonias litúrgicas. Por mí mismo lo vi en la Basílica de San Pedro, y de ello doy fe.8
En Roma se dedicó a conocer a conciencia la gran urbe, y asistió a los cursos de la benemérita Sociedad Dante Alighieri y a la Cátedra Dantis Romana. De todo aquel cúmulo de conocimientos sobre la obra del gran Dante, escribió dos volúmenes que tituló Dante Alighieri, su vida y su obra. Primera parte: Las obras menores. Segunda parte: La Divina Comedia.
Él mismo consideró como su mejor obra en Italia el cumplimiento de todas las investigaciones y arduas gestiones diplomáticas para la repatriación de los restos del insigne jesuita Francisco Javier Clavigero, considerado “el Constructor de la Patria mexicana”. Y al fin tuvo la satisfacción de entregarle los venerados restos al secretario de Educación Pública Agustín Yáñez, para que fueran depositados en la Rotonda Nacional de los Hombres Ilustres.
También se convirtió en el primer embajador mexicano, desde la época de la Reforma, en ser recibido por un pontífice romano, en la persona del papa Paulo VI. Además, de 1968 a 1971 fue embajador concurrente de México ante la República de Túnez.
Al tomar posesión como presidente de la república Luis Echeverría, se le dio la orden de regresar a México, pues la embajada en Roma estaba prometida para el exgobernador de Jalisco Francisco Medina Ascencio. Y a manera de premio de consolación se le nombró consultor jurídico del secretario de Relaciones Exteriores, y con el ánimo por los suelos regresó a México, a desempeñar de 1971 a 1975 su empleo burocrático.
Al renunciar José Luis Martínez a la embajada de México ante la República de Grecia, en 1975 fue nombrado para sustituirle, lo cual constituyó un gran gozo para el insigne humanista y helenista. En Atenas cursó griego moderno en la Universidad Nacional, visitó el Monte Athos sobre lo cual escribió un sentido ensayo, como él mismo expresó “[Llegué a] sentirme en mi casa en la Grecia Antigua”.9
Muy a su pesar y aunque lo llamara “maestro”, en 1977 el presidente José López Portillo lo trasladó intempestivamente a la embajada de Suiza. Desde Berna viajó constantemente a Nueva York para participar en las conferencias sobre el Derecho del Mar, las cuales culminaron con la Convención de las Naciones Unidas, suscrita el 10 de diciembre de 1982, en Montego Bay, Jamaica.
En 1979 concluyó su última misión diplomática en Europa, y regresó a México para fungir como presidente de la Comisión Consultiva de Política Exterior. Dictó en 1981, en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, Holanda, el curso titulado “Le ius cogens internacional, sa genèse, sa nature, sa fonction”, el cual fue publicado en el Recueil des Tours.
A propuesta del canciller Bernardo Sepúlveda, el 1° de enero de 1985 el presidente de la república Miguel de la Madrid decretó su jubilación, por lo cual fue dado de baja con una pensión misérrima, siendo reforzada el 18 de marzo de 1992 con el nombramiento de embajador eminente, dado por el presidente Carlos Salinas.
Ya retirado del Servicio Exterior, la unam lo readmitió como investigador, con el más alto tabulador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas, y ahí impartió el Seminario de Griego Filosófico.
Los títulos de sus obras filosóficas10 son: El pensamiento de Calicles Ciencia y filosofía. Aportación a una idea (1929); Humanismo y cultura (1933); Los valores y la justicia (nota a la tesis profesional de Fernando Sodi) (1938); La doctrina aristotélica del justo medio (1939); Recuerdo del amigo ausente (1939); La responsabilidad del espíritu en la guerra, Teodicea de Aristóteles *(1940); *Reflexiones sobre Bergson (primera parte) (1941); Cristianismo y filosofía de la experiencia agustiniana (1942); Filosofa sobre João Camilo; O Positivismo no Brasil, Voces, Río de Janeiro (1943,1944); Principios de ontología aristotélica (1945); Recordación de Vitoria (1946); La filosofía en el Brasil (1946), Vitoria, comentador de Santo Tomás (1947); “Homenaje al maestro Antonio Caso” prólogo al libro publicado por el Centro de Estudios Filosóficos, El pensamiento filosófico mexicano (1947), Vida y pensamiento de Descartes (1947), La teoría de las pasiones en Descartes y en la tradición filosófica (1947);Homenaje de Antonio Caso, prólogo de Antonio Gómez Robledo; Imagen del Padre Gabriel (1950); Introducción a la ética aristotélica (1951); La ética de los valores. Notas a la axiología de Hartman *(1953); *Versión directa e introducción de la Ética Nicomaquea de Aristóteles (1954); La ética de San Agustín; Teoría del hombre sobre Francisco Romero; Teoría del Hombre, (1952, 1955); Qué es la filosofía, sobre Francisco Romero; Qué es la filosofía (1953, 1955); Filosofía Aristotélica del arte (1955); Ensayo sobre las virtudes intelectuales. Teoría general de la Virtud (1955); Los dos hermanos (1955); Filosofía y lenguaje (1956); La ciencia como virtud intelectual (1956); Ensayo sobre las virtudes intelectuales, (1957); La filosofía en la Universidad, sobre José Gaos; (México, 1956, 1957); La sabiduría en Aristóteles (1957); Ser y valor, Idea y experiencia de América (1958); Metafísica de la expresión, sobre Eduardo Nicol (México, 1957, 1958); Filosofía del hombre, sobre Agustín Basave Fernández del Valle; (1957, 1959); Discurso del ingreso al Colegio Nacional (1960); La justicia en Platón (1961); La justicia en Aristóteles, José J. Rojas Garcidueñas; Genaro Fernández Mac Gregor, escritor e internacionalista: Discurso de ingreso a la Academia Mexicana, leído el 22 de junio de 1962 por José Rojas Garcidueñas, contestación al anterior discurso por Antonio Gómez Robledo (1962); Introducción de Aristóteles; Política *(1962); *Meditaciones sobre la justicia (1963); Confesión de gratuidad (1963); Sócrates y Jesús (1965); Sócrates y el socratismo (1966); “Introducción” en Aristóteles; Ética Nicomaquea. Política, versión e introducción Antonio Gómez Robledo (1967); Mis recuerdos de Gaos (1969); La conciencia mexicana en la obra de Francisco Xavier Clavijero (1970); Platón; La República (1971, versión, introducción y notas de Antonio Gómez Robledo); El problema de la conquista en Alonso de la Veracruz (1505-1584) (1973); Platón, los seis grandes temas de su filosofía (1974); El magisterio filosófico y jurídico de Alonso de la Veracruz (1984); Raíces ideológicas de la revolución de independencia (1985); La ley en el pensamiento platónico (1986); Alonso de la Veracruz. Vida y muerte (1986); Derecho y filosofía; El pensamiento filosófico de Edith Stein (1988); Francisco Xavier Clavijero en la Ilustración mexicana, 1731, 1787 (1988) prólogo Antonio Gómez Robledo; La estética de Tomás de Aquino en el pensamiento de Umberto Eco (1988); John Burnet (1863-1928); Doctrina Socrática del alma (1990); La liberta interior en Montaigne (1991); “Introducción”, en Aurelii Antonini, Marci (Marco Aurelio) (121-180); Pensamientos (1992), prólogo, traducción y notas Antonio Gómez Robledo; Aristóteles; Ética Nicomaquea. Política, versión española de Antonio Gómez Robledo (1992); Estudios Pascalianos (1992); “Presentación”, en Mauricio Beuchot y Bernabé Navarro (comps.); Dos homenajes: Alonso de la Veracruz y Francisco Xavier Clavijero (1992); “Actualidad de la antigua filosofía helénica”, “Introducción”, en Aristóteles; Ética Eudemia (1994), traducción, introducción y notas Antonio Gómez Robledo; Doctoralis oratio. Últimos escritos (1994); El Colegio Nacional; Homenaje al Dr. Antonio Gómez Robledo en la Biblioteca Nacional, el día 24 de junio de 1994 (1994); Doctoración Honoris Causa de Antonio Gómez Robledo: discursos (1994).
Su obra jurídica11 se compone de los siguientes títulos: México en Ginebra. Reflexiones de advenimiento (1932); La Convención de Ginebra sobre la Plataforma Continental, El fundamento del Derecho Internacional (1937); Los Convenios de Bucareli ante el Derecho Internacional (1938); “Los valores y la justicia” (Nota a la tesis profesional de Fernando Sodi) (1938); La doctrina Monroe y los convenios de Bucareli (1938); “Vitoria y nosotros (Al margen de un libro de Rojas Garcidueñas)”, sobre José J. Rojas Garcidueñas; Vitoria y el problema de la conquista en el Derecho Internacional (1938); The Bucarelli Agreements and International Law (1940); La teoría bélica de Ginés de Sepúlveda (1941); Fray Bartolomé de las Casas. Doctrina, sobre Agustín Yáñez; Fray Bartolomé de las Casas. Doctrina (1941); Discurso de ingreso como miembro honorario del Instituto da Ordem dos Advogados Brasilerios (1944); Recordación de Vitoria (1946); “Introducción”, Marco Tulio Cicerón; De los deberes (1948), “Introducción”, Antonio Gómez Robledo; Idea y Experiencia de América (1958); La seguridad colectiva en el continente americano (1960); El Tratado de Río (1960); Discurso de ingreso al Colegio Nacional (1960); La crisis actual del sistema interamericano (1962); Meditaciones sobre la justicia (1963); Los orígenes del derecho internacional. Alberico Gentili (1552-1608); México y el arbitraje internacional: el Fondo Piadoso de las Californias, la isla de la Pasión, El Chamizal(1965); Directrices fundamentales de la política exterior mexicana (1965); Discurso del representante de México, Antonio Gómez Robledo, sobre la no proliferación de las armas nucleares: documentos y testimonios (1965); Las Naciones Unidas y el sistema interamericano: Conflictos jurisdiccionales (1974); “Introducción”, Francisco de Vitoria (1486?-1546); Relecciones del estado de los indios y del derecho de la guerra, introducción. Antonio Gómez Robledo (1974); “Prólogo”, Carlos Calvo: tres ensayos mexicanos, César Sepúlveda, Antonio Martínez Baéz, Alfonso García Robles (1974); El derecho del mar en la legislación mexicana (sinopsis histórico-evolutiva) (1974); Alfonso García Robles (1974); El protocolo de reformas del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (1977); Ante la tumba de Francisco de Vitoria (1978); Estudios Internacionales (1982); “Comentarios del embajador Antonio Gómez Robledo”, La polémica entre Sepúlveda y Las Casas y su impacto en la creación del moderno Derecho Internacional (1982); El jus cogens internacional: estudio histórico-crítico (1982); Hugo Grocio, su vida y su obra (1983); “Los principios generales del derecho”, Estudios jurídicos en memoria del maestro Roberto L. Mantilla Molina (1984); Servidumbre legal y servidumbre natural (1985); Notas sobre la Doctrina Estrada (1986); Vallarta Internacionalista (1987); Derecho y filosofía (1988); Fundadores del Derecho Internacional: Vitoria, Gentili, Suárez, Grocio (1989); Ignacio Luis Vallarta (1830-1893); En defensa de la soberanía nacional: dictamen emitido por… (julio de 1883) (1990), comentario de Antonio Gómez Robledo; “Discurso al otorgársele el premio nacional de jurisprudencia” (1992); Doctoralis oratio. Últimos escritos (1994); “lus cogens y lus naturale”, en Martha Patricia Irigoen Troconis (comp.); lusnaturalistas y iuspositivistas mexicanos (ss. xvi-xx) (1998); Las ideas jurídicas del P. José de Acosta, Las reservas en los tratados multilaterales.
Los títulos de sus obras en torno del cristianismo12 son: “Paul Shostakovsky: ‘El Calvario ruso’”, Campo (enero-febrero de 1931); Demetrio Loza; Anacleto González Flores el maestro (1937); “G. K. Chesterton, ‘El Perfil de la Caída’ The Outline of the Fall”, traducción Antonio Gómez Robledo, Ábside (diciembre de 1939); Cristianismo y filosofía de la experiencia agustiniana (1942); “Vitoria, comentador de Santo Tomás”, Filosofía y Letras (julio-septiembre de 1947); “Imagen del Padre Gabriel”, Ábside (enero-junio de 1950); “Una entrevista con Paul Claudel”, Ábside (1954); “La ética de San Agustín”; Anuario del Centro de Estudios Filosóficos; “Los dos hermanos”, Ábside (abril-junio de 1955); “Octaviano Valdés en la Academia”, Ábside (octubre-diciembre de 1956); Guardini, Romano; La esencia de la concepción católica del mundo, prólogo y traducción de Antonio Gómez Robledo (1957); “Iniciación de las relaciones de México con el Vaticano”, Historia Mexicana, (julio-septiembre de 1963); “Sócrates y Jesús”, Diánoia (1965); “Mi visita al Monte Athos”, Ábside (1977); El pensamiento filosófico de Edith Stein (1988); El caso Lefebvre (Meditación sobre la Iglesia actual) (1991); “México y la Santa Sede”, Proceso (16 de marzo de 1991); “El problema Iglesia-Estado en la historia de México”, Excélsior (4 de octubre de 1994); “El nuevo Catecismo de la Iglesia Católica”, Proceso (23 de enero de 1993).
Su obra internacionalista13 incluye los siguientes títulos: L. Trotzky. ¿A dónde va Rusia? ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo? Rumbo nuevo; El drama de Austria; Etopeya del Monroísmo (1939); La responsabilidad del espíritu en la guerra, El caso de Vichy, Idea y experiencia de América (1958); La seguridad colectiva en el continente americano (1960); La crisis actual del sistema interamericano (1962); “El nuevo libro de Daniel Cosío Villegas”, sobre Historia moderna de México. El porfiriato: vida política exterior (1963); La política estera del Messico. Discorso pronunciato a Roma, il 19 ottobre 1967, nella sede del Banco di Roma sotto gli auspici del Centro italiano di studi per la conciliazione internazionale (1968); Presentación del licenciado Alfonso García Robles en su conferencia inaugural en el Colegio Nacional (1972);México y el régimen del mar (1974); La cuestión de Chipre (1976); El protocolo de reformas al Tratado Interamericano de Asistencias Recíproca (1977); Ante la tumba de Francisco de Vitoria (1978); Rafael de la Colina. Sesenta años de labor diplomática (1981); Estudios Internacionales (1982); México y los Estados Unidos ante el derecho internacional, prólogo de Antonio Gómez Robledo (1985); Los nuevos libros, Medio siglo de política exterior mexicana, Cultura Mexicana 1942-1992 (1992); El problema Iglesia-Estado en la historia de México; Las reservas en los tratados multilaterales.
Habría que agregar los títulos: Política de Vitoria (1940); y su versión de la “Política” de Aristóteles.
Sus artículos, ensayos y conferencias se calculan en más de cien, entre los cuales se encuentran: “Las ideas jurídicas del Padre Acosta”, “Tres catedrales”, “Teodicea de Aristóteles”, “Homenaje al Maestro Antonio Caso”, “Vitoria y nosotros”, “La Filosofía en México”, “Humanismo y cultura”, “Las humanidades en el México actual”, “Estudios sobre los deberes de Cicerón”, “Ser y valor”, “Idea de la Universidad”, “Los frescos de Guadalajara. Sensaciones de la pintura de Orozco”, “Justo Sierra, periodista”, “Agustín Yáñez. Escritor y estadista”, “Nicolás Maquiavelo en su quinto centenario”, “Discurso de homenaje a Alfonso Reyes”, “La conciencia mexicana en la obra de Francisco Xavier Clavijero”, “La poesía de Constantino Kavafis”, “Los principios generales del Derecho”, “La democracia ateniense”, entre otros. Y en febrero de 1990, durante el Festival Guadalajara, impartió la conferencia “Cuarto adiós a Agustín Yáñez”, en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara.
Las asociaciones a las que perteneció fueron: la Barra Mexicana de Legislación y Jurisprudencia, la Sociedad Brasileña de Filosofía, el Instituto da Orden dos Advogados Brasileiros, la American Society of Internationa Law, la Société Européenne de Culture de Venecia, el Instituto Luso-Americano de Derecho Internacional, del cual fungió como consejero, y el Seminario de Cultura Mexicana.
Las distinciones y las condecoraciones que recibió fueron: el Premio Elías Sourasky, 1969; el Premio Nacional de Lingüística, 1976; la banda de primera clase de las siguientes órdenes: Cruzeiro do Sul de Brasil, la Orden del Mérito de Italia y la Orden del Fénix de Grecia; el diploma Cum Laude del Heroico Colegio Militar por sus conferencias al cuerpo de cadetes de la promoción 1958-1964; el Premio Maestro Emérito Jorge Sánchez Cordero, 1987; el Premio Jalisco en Letras, 1988; el Premio Nacional de Jurisprudencia, 1992; el Premio Justo Sierra al Mérito Universitario, 1993; el título de investigador emérito del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el 7 de noviembre de 1993; el doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalajara, el 29 de noviembre de 1993; el nombramiento de maestro honorario de la Escuela Preparatoria número 5 de la misma Universidad de Guadalajara, el 30 de enero de 1994; y la medalla al Mérito de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, en junio de 1994.
El 3 de octubre de 1994 mientras participaba en una reunión de El Colegio Nacional en la Ciudad de México, murió a consecuencia de un paro cardiaco. Su epitafio bien podría ser una de sus frases predilectas de san Pablo: “Deudor soy al griego, al judío, al romano y aún al bárbaro. Pero no me avergüenzo del Evangelio”.
En el Nuevo Panteón Francés de la Ciudad de México fue sepultado, en su lápida sepulcral se escribió la siguiente frase latina: “Verbo, scripto, vita, docuit –enseñó con su palabra, con sus escritos, con su vida–”.14
En 1999 su esposa donó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Luisiana su biblioteca particular de más de cuatro mil quinientos volúmenes, sin duda como una expresión de que Gómez Robledo no se sintió profeta en su tierra, quien llegó a escribir a propósito de la publicación de su libro favorito –Sócrates y el socratismo–: “Mi libro tuvo buena acogida no en México, donde nunca ha hecho nadie de mí el menor caso, pero sí en Europa, concretamente en Roma […]”.15
Lo cierto es que la Universidad de Guadalajara tardó muchos años en otorgarle el doctorado honoris causa16 , y lamentablemente no se aprovechan en la enseñanza universitaria sus traducciones de los clásicos grecolatinos y sus estudios internacionalistas.
De 2001 a 2002 El Colegio Nacional publicó en doce tomos sus obras, recopiladas por Carlos Ávila Flores. En marzo de 2008 la Sociedad de Estudiantes de la Escuela de Derecho del iteso dio su nombre al reconocimiento para distinguir a sus maestros.
El 23 de diciembre de 2009 se develó una escultura de bronce con su figura en la avenida México de su ciudad natal. Y el 25 de enero de 2010 se presentó el libro-homenaje titulado El magno magisterio de los Gómez Robledo.
Juicios y testimonios
Pablo de Ballester: “Según algunos biógrafos, entre ellos el gran Antonio Gómez Robledo, el mexicano que a mi gusto ha escrito mejor que cualquier gente del mundo –incluidos todos los griegos contemporáneos– acerca de Platón. Antonio Gómez Robledo dice que Platón murió escribiendo [...]”.
Antonio Carrillo Flores: “Eminente humanista e internacionalista, con cuya amistad me honro desde hace varias décadas”.
Jean Meyer: “[Es] el más grande humanista mexicano del siglo xx”.
Bernardo Sepúlveda Amor: “Don Antonio Gómez Robledo, miembro distinguido del servicio exterior mexicano, es sin duda uno de los humanistas contemporáneos más importantes de México. Como jurista y filósofo ha realizado contribuciones básicas en esas dos disciplinas. Su obra en el campo del derecho internacional ha recibido un reconocimiento generalizado y es fuente de consulta necesaria para cualquier interesado en el tema”.
Agustín Yáñez: “El espíritu ecuménico asiste la vida y la obra de Antonio Gómez Robledo, desde sus mocedades, en la clausura de la provincia; ecuménica comenzó a ser allí su biblioteca, índice cierto de sus prematuras aficiones; ecuménica fue la influencia que sobre sus primeros compañeros ejerció con la palabra y el ejemplo, ya por su expresión de simpatías y diferencias, por textos y pretextos, por alusiones constantes, por temas preferentes de conversación, ya por noticias, comentarios, recomendaciones y préstamos de libros que leía; condujo el gusto de sus amigos a la belleza clásica; una y otra vez a diario, les repetía notas eternas traídas de la humana universalidad: reminiscencias de Roma, de Grecia, de Francia, de la España renacentista; suyos eran los místicos y los anacreónticos, los más viejos escriturarios y los ensayistas más recientes. Con el alma abierta a todos los rumbos, leía sin descanso, escribía con tesón”.
Silvio Zavala: “Miramos en Gómez Robledo al buen maestro, al ejemplo que deseamos sea seguido por aptos discípulos universitarios y jóvenes diplomáticos, para que perduren los valores de nuestra tradición cultural y política”
Referencias
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Juan José Doñán, Antonio Gómez Robledo: la pasión de un intelectual católico. En Nostromo número 21, suplemento cultural de Siglo 21, Guadalajara, 6 de noviembre de 1994, p. 4. ↩︎
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J. Ángel Moreno Ochoa, Semblanzas revolucionarias. Diez años de agitación política en Jalisco. 1920-1930, Guadalajara. Edición del autor, 1959, p. 231. ↩︎
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Antonio Gómez Robledo, “Agradecimiento” en Estudios internacionales de Antonio Gómez Robledo. Comentarios, México, Distrito Federal, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1983, p. 54. ↩︎
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Antonio Gómez Robledo, “Confesión de gratitud”, Ábside, núm. xxvii 2, México, 1963, p. 226. ↩︎
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Antonio Gómez Robledo, “A los miembros de la xxxiv generación de bachilleres de la Preparatoria número 5, Universidad de Guadalajara”, Obras, México, Colegio Nacional, tomo xii, p. 2002, p. 355. ↩︎
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Juan José Doñán, “Antonio Gómez Robledo: la pasión de un intelectual católico”, Siglo 21, Guadalajara, núm. 53, 6 de noviembre de 1994, Suplemento Cultural Nostromo, p. 5. ↩︎
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Antonio Gómez Robledo, Vitae et opera, México, El Colegio Nacional, 1996, p. 131. ↩︎
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Ibid., p. 95. ↩︎
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Ibid., p. 104. ↩︎
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Alfonso Francisco Sánchez Múgica, El pensamiento internacionalista de Antonio Gómez Robledo. Tesis para optar por el grado de doctor en Ciencias Políticas y Sociales, México, Distrito Federal, 2012, pp. 155-157. ↩︎
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Ibid., pp. 167-168. ↩︎
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Ibid., pp. 172-173. ↩︎
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Ibid., pp. 206-207. ↩︎
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Ignacio Gómez Robledo, “Acerca del autor de esta obra”, Anacleto González Flores. El Maestro, Guadalajara, ImpreJal, 2001, p. 17. ↩︎
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Ibid., p. 31. ↩︎
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Según decía por ahí algún universitario de la época: “Porque esta Universidad no da reconocimientos a viejos reaccionarios”, no cito fuente por no estar autorizarlo a hacerlo. ↩︎