Biografías por órden alfabético

Heildelberg Compe, Michael


Nació en Nueva York, Estados Unidos, el 29 de abril de 1888. Fueron sus padres los señores Fannie Compe y David Heildelberg.

Cursó la licenciatura en Ciencias en la Universidad de Columbia de Nueva York y se tituló de químico en 1908; cursó la maestría en Artes en la Federal Polytechnic Institute en Zuride en 1909 y el doctorado en Filosofía en la Universidad de Nueva York.

Su trayectoria profesional inició como asistente en las sesiones de Química de verano en la Universidad de Columbia en 1908 y en 1911. Continuó como profesor asociado en The Rockefeller Institute for Medical Research, de 1912 a 1927; químico en el Mount Sinai Hospital de Nueva York, de 1927 a 1928; químico en el Presbyterian Hospital de Nueva York, de 1928 a 1956; profesor asistente del Chemistry Presby Institute, de 1928 a 1936; profesor de Biología y Química, de 1929 a 1945; profesor de Bioquímica de 1945 a 1948; profesor de Inmunología Química de 1948 a 1956; y profesor emérito en 1956, todos estos nombramientos académicos en la Universidad de Columbia de Nueva York.

Además se desempeñó como jefe de la mesa directiva en The Public Health Research Institute en Nueva York, de 1951 a 1956; lector del City College de Nueva York, en 1954; profesor adjunto de Patología Inmunológica en la Universidad de Nueva York, 1964; consultor de la Secretaría de Guerra, de 1942 a 1946; profesor visitante de Inmunología Química en la Universidad de Rutgers, de 1955 a 1964; y consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 1965 a 1976.

Sus aportaciones a la ciencia médica fueron descritas así por el doctor Amado Ruiz Sánchez:

[…] El doctor Oswald Avery, le pidió que estudiara un material impuro, que derivaba de un cultivo de neumococos, del cual aparentemente, dependía la tipo de especificidad de estos gérmenes. Este material, llamado sustancia específica soluble, era producido por cada tipo de neumococo, y era característico del tipo mismo, por lo tanto, según lo señalaba Avery, en él radicaba el secreto de la especificidad inmunológica.1

Entonces el doctor Heidelberger comenzó a trabajar con la sustancia específica soluble del tipo II:

Y una de sus mayores sorpresas –continua Ruiz Sánchez–, al empezar a purificarla, fue que su contenido en nitrógeno bajaba y llegaba a ser despreciable, al llegar a una mayor purificación. Lógicamente, entonces, no era una proteína. El descubrimiento revestía gran importancia, ya que, por aquella época, se creía que únicamente las proteínas eran capaces de inducir la producción de anticuerpos.2

Los estudios realizados posteriormente demostraron que se trataba de un polisacárido, formado básicamente por glucosa, lo que llevó al doctor Heidelberger a demostrar por primera vez, que este tipo de polímeros podrían intervenir en reacciones inmunológicas, y que inducían a la formación de anticuerpos; así,

con este sistema, Heidelberger logró, haciendo variar las cantidades de antígeno y anticuerpo, una curva de precipitación cuantitativa, curva que permitió conocer en forma exacta, la cantidad de anticuerpo contenida en un suero, y, así, con estos métodos, vemos cómo se va transformando la inmunología, en manos de Heidelberger, de una ciencia puramente apreciativa en una ciencia exacta.3

En colaboración con el doctor Kendall, formuló la teoría cuantitativa de la reacción de precipitación, por lo que se le llegó a considerar como el “padre de la Inmunolgía Química Cuantitativa”.

Otras de sus aportaciones científicas fueron: el estudio de la estructura química con relación a la especificidad inmunológica, método que recibió el nombre de “Diagnóstico Inmunoquímico”; también fue pionero en los estudios sobre complemento, que permitieron asentar que éste era realmente un conjunto de sustancias presentes en el suero y no un simple cambio en las propiedades del mismo, como entonces se sostenía.

Algunos de sus libros fueron: Advanced laboratory manual of Organic Chemestry (1923); y Lecturas en Inmunología-Química (1956).

Las asociaciones que integró fueron: la Asociación Americana de Inmunólogos, la cual presidió de 1946 a 1949; y la Sociedad Harvey, en 1952; miembro de la Asociación de Alumnos de la Universidad de Columbia, en 1929; miembro de la National Academy of Sciences, American Philosophical Society, American Chemical Society, American Society of Biological Chemestry, American Academy of Microbiology y de la American Society of Microbiologists; miembro extranjero de la Real Academia Danesa de las Ciencias, 1957; la Accademia Nazionale dei Lincei, 1963; y la Royal Society, 1975; socio extranjero de la French National Academy of Medicine, 1978; miembro honorario de la French Society of Inmunologist, de la German Society for Inmunologist, de la British Society for Inmunology, la American Academy of Allergy, de la Sociedad Mexicana para Alergias e Inmunología de la Facultad de Química y Farmacología de la Universidad de Concepción y de la Academia de Ciencias de Nueva York.

Las universidades que le confirieron doctorados honoris causa fueron: la Universidad de Bordeaux, 1947; la Universidad de la Sorbona de París, 1949; la Universidad de Uppsala, 1950; la Universidad de Estrasburgo, 1952; la Universidad de Oslo, 1966; la Universidad de Aix-Marsella, 1959; la Universidad de Nancy, 1960; la Universidad de Rutgers, 1961; el New York Medical College, 1968; la Universidad de Turín, 1969; la Thomas Jefferson University, 1970; la Universidad de Columbia, 1974; y la Universidad Rockefeller, 1977.

El 3 de noviembre de 1973 recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalajara.

Las distinciones que recibió fueron: el grado de oficial de la Legión de Honor del Gobierno de la República de Francia, la Orden de Leopoldo II del Reino de Bélgica, el Premio Cressy Morrinson de la Academia de Ciencias de Nueva York, la medalla de plata Ehrlich 1935, el Premio Albert Lasker de 1953 y de 1978, el Premio Aebring de 1954, la medalla Luis Pasteur de la Sociedad Médica de Suecia en 1960, la medalla de la Academia de Medicina de Nueva York y la medalla nacional de Estados Unidos, entre otras.

Hasta unas semanas antes de su deceso continuó su labor científica. El 25 de junio de 1991 falleció en Nueva York.


Referencias
  1. “Alocución dicha en ocasión de la entrega del doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalalajara al Sr. Dr. Michael Heidelberg, el día 3 de noviembre de 1972”, Amado Ruiz Sánchez. Humanismo de una vocación científica, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1985, pp. 484-485. ↩︎

  2. Ibid., et loc. cit. ↩︎

  3. Idem. ↩︎