Mariano, Coronado Tortolero
Nació en Zapotlán el Grande, Jalisco, el 16 de julio de 1852. Fueron sus padres los señores María Tortolero de Coronado y Mariano Coronado.
Hizo estudios de profesor normalista, se tituló como tal y ejerció la docencia.
En la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara cursó sus estudios profesionales y se tituló como abogado en 1874. También hizo estudios de escribano, y obtuvo su título el 10 de junio de 1879.
En el plano político, militó en las filas del partido lerdista en oposición a Porfirio Díaz, y se desempeñó en los siguientes cargos: secretario de Gobierno durante la gestión del gobernador Francisco Tolentino, de 1883 a 1887; diputado al Congreso de la Unión, senador de la república y diputado por un distrito de Guadalajara al Congreso del Estado de Jalisco, electo en 1890.
En el Poder Judicial fue magistrado de la Tercera Sala del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, 1898; magistrado en la Sala de Casación, 1902; y magistrado propietario en 1906. Desde 1895 fue notario público.
Del 19 de diciembre de 1903 a abril de 1907 fue presidente del Consejo General de Instrucción Pública del Estado de Jalisco.
Como educador y jurista fue catedrático de Economía Política y de Derecho Constitucional en la Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara, de la cual fue director en 1886 y de 1902 a 1914. El 30 de mayo de 1920 fue separado de su cátedra de Derecho Constitucional tras cuarenta años de magisterio, pero los estudiantes pidieron que la continuara impartiendo, por lo que fue nombrado para el curso de Procedimientos I. Fue tal su prestigio intelectual, que se le llegó a considerar “La sabiduría viviente”.
En 1887 publicó su obra Elementos de Derecho Constitucional. En el prólogo a la primera edición escribió que su intención era situarla entre los extensos y voluminosos libros de Derecho Constitucional y las “obritas elementales”, que trataban de vulgarizar la Constitución de 1857. En el prólogo de la edición de la Universidad Nacional se describe como:
Escrita en forma clara, con una estructura sencilla y sin grandes ambiciones y la doctrina que cita no es abundante. El autor extranjero a quien más recurre es a Bluntschli, cintándose también a Boutmy, Kent, Cooley, Story, Burgess y Paschal; de los mexicanos encontramos principalmente referencias a Vallarta, Lozano, Montiel y Duarte, Castillo Velasco y Rodríguez […] 1
La obra fue reeditada tres veces, y fue el libro de texto en varias escuelas de Jurisprudencia del país.
Como articulista colaboró entre otros periódicos y revistas de Guadalajara y de la capital del país, en El Foro Jalisciense y El Litigante. También escribió poesía y estudios de crítica literaria en la revista Flores y Espinas. Algunos de sus escritos publicados son: La elección presidencial en los Estados Unidos (1884); Proyecto para la apertura de un camino ferroviario entre Guadalajara y Chapala (1892); y en colaboración con Cenobio I. Enciso, hizo la traducción de Un juez según la equidad de J. Glenwright (1895).
Sobre su producción bibliográfica Victoriano Salado Álvarez afirma que “aunque por modestia y retraimiento, sólo escribía para el público a instancias de sus amigos, debe de haber dejado muchos escritos, quizás hasta libros inéditos”.[^2] Por su parte, Martín González Guzmán sostiene que “como escritor se distinguió por su correcto estilo y sus elevados conceptos”.[^3]
Entre las asociaciones a las que perteneció fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua correspondiente a la de Madrid; socio corresponsal del Liceo Mexicano con sede en la capital del país, a partir de 1892; miembro de la Comisión Redactora de los Estatutos de la Academia Jurídica Jalisciense en 1895; y miembro de la Comisión Organizadora del Congreso Pedagógico, que se celebró con motivo del centenario de la iniciación de la independencia.
En 1924 se retiró de sus actividades docentes, y falleció en Guadalajara el 14 de febrero de 1927.
Juicios y testimonios
Juan Bautista Iguíniz: “Hombre de recto criterio, de buen corazón, sabio jurisconsulto y escritor de amplia y refinada cultura”.
Luis Pérez Verdía: “Bien pronto alcanzó merecida fama por la elegancia de su estilo, el conocimiento del idioma y la serenidad de sus juicios. Es sin disputa uno de nuestros mejores prosadores y su profunda y variada cultura da a sus juicios inapelable autoridad: modesto, retraído e indolente por naturaleza, no ha producido todo aquello de que es capaz por su talento y su sabiduría; es una enciclopedia viviente”
Referencias
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Mariano Coronado, “Elementos de Derecho Constitucional Me-
xicano”, prólogo de Jorge Carpizo, México, UNAM, 1977, p. V.
[^2]:Ramiro Villaseñor y Villaseñor, Bibliografía general de Jalisco, Guadalajara, Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco, 1958-1990, tomo I, p. 240.
[^3]:Martín González Guzmán, Efemérides históricas de Guadalajara 1542-2000, Guadalajara, Ayuntamiento de Guadalajara, Asociación de Libreros de Occidente A. C., 2000, p. 285. ↩︎