Biografías por órden alfabético

Moreno Pizano, Juan José


En Yuririapúndaro –actual Yuriria, Guanajuato–, poblado del Obispado de Michoacán, nació en 1730. Fueron sus padres los señores Miguel Moreno y Juana Josefa Pizano, “personas de notoria limpieza e hidalguía”.1

Hizo sus estudios de primeras letras, Gramática y Retórica en su lugar de nacimiento, bajo el cuidado del clero secular.

En Valladolid –hoy Morelia– cursó sus estudios de Filosofía en el Colegio de San Francisco Xavier de los jesuitas, al no poder obtener la beca de su admirado Colegio de San Nicolás Obispo, aunque por concesión del rector asistía de oyente, y aun participaba en las réplicas y en las academias.

Continuó sus estudios en la Ciudad de México, en el Colegio de San Ildefonso, donde fue colegial de oposición. Recibió el grado de bachiller en Artes en la Real y Pontificia Universidad de México, siendo declarado apto para cursar cualquier facultad universitaria, él optó por matricularse en la Facultad de Teología.

En noviembre de 1758, en Valladolid hizo oposición a la cátedra de Filosofía, en el Colegio de San Nicolás Obispo, que estaba vacante. Pero el término de los edictos correspondientes había caducado, por lo que el Cabildo Eclesiástico –patrono del Colegio– había determinado no proveer la cátedra. Ante ello el bachiller Moreno propuso que se impartiera el curso a lo largo de tres años, como era la costumbre. Convencidos los canónigos y

teniendo sus señorías presente que en el tiempo de los edictos solamente se presentaron dos opositores y éstos no a propósito para maestros, y que el dicho bachiller Moreno es notoriamente sujeto de letras, de buenas costumbres, y lo conveniente que era el que se siguiese el orden que expresaba como también ser suficiente el número de estudiantes que hay [...] le nombraron catedrático de Filosofía de dicho Colegio...2

El 7 de enero de 1759 iniciaron los cursos. Ese mismo año también fue nombrado vicerrector del Colegio nicolaíta. El 1° de marzo de 1760 el obispo de Michoacán, Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, le confirió la ordenación sacerdotal.

Para el 21 de abril de 1761, durante su estadía en la Ciudad de México, logró las licencias necesarias para la impresión del folleto titulado “Real proclamación a nuestro invicto monarca el señor D. Carlos III (que Dios guarde), que celebró en el día doce de henero [sic] de 1761, D. Joseph María de Lyra Sánchez Bustamante y Tagle, Arteta y Berganza, Sámano y Medinilla; en la ciudad de Valladolid cabeza de la Provincia de Michoacán”. El 8 de mayo del citado 1761, recibió el grado de licenciado en Teología en la Real y Pontificia Universidad de México. Y a los ocho días de su titulación, regresó a Valladolid para concluir la lectura de su cátedra en San Nicolás.

El 24 de septiembre de 1761, el Cabildo de la Catedral de Valladolid –había sido designado por el rector anterior– lo ratificó como rector del Colegio de San Nicolás Obispo, y permaneció en el cargo por seis años, pues en 1764 volvió a ser nombrado para el cargo, distinguiéndose como “uno de los rectores más ilustres que tuvo el Colegio en el siglo xviii. Fue un intelectual que influyó notablemente en la generación de nicolaítas de la que formó parte don Miguel Hidalgo”.3

Durante su gestión impulsó una profunda reforma académica, y se aprobó un nuevo reglamento interno; propuso que el vicerrector del Colegio fuera nombrado por los propios colegiales; se aumentaron las becas por donación para estudiantes pobres, y mejoró la administración y las finanzas.

A partir de su segundo periodo rectoral impartió la cátedra de Teología Escolástica. Con motivo del bicentenario –en 1765– del fallecimiento del obispo Vasco de Quiroga organizó suntuosas celebraciones, entre las que destacó el acto literario de Sagrada Teología.

En 1766, en la imprenta del Colegio de San Ildefonso, publicó su libro: Fragmentos de la vida y virtudes del Illmo. y Rmo. Sr. Dr. Don Vasco de Quiroga, primer obispo de la Santa Iglesia Cathedral de Michoacán, y fundador del Real y Primitivo Colegio de San Nicolás Obispo, de Valladolid. Sobre esta obra Toribio Medina opina: “Es uno de los libros más notables de su época, por su estilo, por el criterio que revela y por la investigación histórica y crítica que encierra”4

Vivió pues en Valladolid, Michoacán, la conclusión del movimiento de renovación filosófica impulsado por los humanistas jesuitas, y en 1768 recibió como rector al futuro Padre de la Patria, el joven Miguel Hidalgo y Costilla.

Si bien en 1765 no ganó una canonjía en la Catedral de Valladolid, al concluir su gestión rectoral fue promovido como cura de Ayo la Barca. De 1777 a 1783 fue el primer cura de León –Guanajuato–. Como tal, formó la primera estadística de dicho Curato y fundó la Cofradía de Nuestra Señora de la Luz, a la cual redactó sus estatutos. También escribió una “Descripción del Obispado de Michoacán”.

El 13 de junio de 1784 tomó posesión de la canonjía magistral del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara, la cual había ganado por oposición, trasladándose a la capital de la Nueva Galicia. Al año siguiente de su llegada a Guadalajara, se opuso a la canonjía lectoral de la Catedral de Valladolid, pero fracasó al no poder obtenerla.

En 1789 pronunció un sermón con motivo del bicentenario de la fundación del Convento de Santa María de Gracia, el cual fue publicado. El obispo fray Antonio Alcalde lo nombró su albacea, para que a su muerte revisara y glosara las cuentas de la fábrica del Hospital de San Miguel de Belén. El 13 de noviembre de 1790 ascendió a la dignidad de tesorero del Cabildo Eclesiástico.

El 10 de noviembre de 1792 pronunció el “Sermón predicado en las solemnes exequias que la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara celebró a su pastor el Illmo. y Rmo. Sr. Mtro. D. Fr. Antonio Alcalde”, el cual integró el que se considera el primer libro editado en Guadalajara, con el título de Elogios fúnebres con que la Santa Iglesia Catedral de Guadalajara ha celebrado la memoria de su prelado D. Fr. Antonio Alcalde. Guadalajara mdccxciii.

El 19 de diciembre de 1793 la Real Universidad de Guadalajara le confirió la borla de doctor en Teología, y contribuyó con importantes fondos bibliográficos para la formación de la biblioteca universitaria.

El 31 de mayo de 1795 predicó el sermón en la acción de gracias al celebrarse el primer centenario de la fundación del Convento de Religiosas Teresas de Guadalajara, que fue publicado en 1796.

El 26 de junio de 1799 ascendió a canónigo maestrescuelas y en consecuencia se convirtió en el cancelario de la Real Universidad de Guadalajara, hasta el 23 de julio de 1805, en que ascendió a chantre.

Fue rector de la Real Universidad de Guadalajara del 12 de septiembre al 10 de noviembre de 1807, concluyendo el bienio de su predecesor, y a pesar de la insistencia de los miembros del Claustro, se negó a ser reelecto.

Como miembro del Cabildo Eclesiástico y del Claustro Universitario, el 26 de noviembre de 1810 recibió al bachiller Miguel Hidalgo y Costilla a las puertas de la Catedral de Guadalajara.

De 1816 a 1820 fue vicecancelario de la Real Universidad de Guadalajara. El 31 de enero de 1818 fue nombrado canónigo arcediano y en 1820 integró como vocal la Junta Censoria de la Nueva Galicia.

Falleció en Guadalajara el 30 de septiembre de 1820.

Juicios y testimonios

Ricardo León: “[Fue] un nicolaíta notable”.


Francisco Miranda: “Así mismo el microhistoriador está presente en la obra historiográfica de Juan José Moreno. Hay que apuntar como contemporáneos del rector de San Nicolás aquella pléyade de historiadores jesuitas que escriben la historia con sentido nacionalista; si le damos su perspectiva, Moreno no desaparece ante ellos como historiador, antes se vuelve su aportación de gran significado. En efecto, a través de la biografía (de Don Vasco) ya indicada, como de (la descripción del Obispado de Michoacán), aparece Moreno con gran contribución a un renglón de la historiografía que modernamente se ha llamado la microhistoria [...] Michoacano olvidado resulta finalmente Moreno, por causa de las circunstancias, al no conseguir quedarse en su tierra consagra sus talentos a la vecina de la cual se vuelve ciudadano distinguido”.


José Guadalupe Romero: “Fue un insigne humanista, buen orador y literato muy versado en historia y antigüedades del país”.


Referencias
  1. Ricardo León Alanís, “Estudio introductorio”, Fragmentos de la vida y virtudes de don Vasco de Quiroga, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1998, facsimilar, p. xi↩︎

  2. Ibid., p. xii↩︎

  3. Raúl Arreola Cortés, Historia del Colegio de San Nicolás, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1982, p. 164. ↩︎

  4. León Alanís, op. cit., p. xxviii↩︎