Navarro Hernández, Jorge
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 24 de noviembre de 1922. Fueron sus padres los señores Victoria Hernández y Jorge Navarro Sánchez, de oficio carpintero.
En los colegios parroquiales de su ciudad natal cursó su instrucción primaria, y en 1936 ingresó al Grupo de Pintores Jóvenes en el taller del maestro Francisco Rodríguez Caracalla. En 1941 se fue a radicar a la Ciudad de México para matricularse en el Instituto Politécnico Nacional, ahí estudió la secundaria y la vocacional, para luego hacer estudios de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, finalmente optó por la pintura. Así narró su dilema vocacional: “Hay vocaciones que salen tarde, la mía se manifestó temprano. Además de habilidad para pintar, también me hacía mis juguetes de chamaco. Eso hizo que un hermano me inscribiera por el lado de la ingeniería, mientras otro me costeaba las clases de pintura, me vi en las dos vocaciones […]”.1
Sobre su decisión final entre las dos profesiones tomada en 1947, expresó:
Yo estaba creando muchas posibilidades en la ingeniería mecánica eléctrica, pero sentía temor a trabajar como ingeniero. Verme realizado en ese medio me daba temor. Vinieron algunas dificultades y eso me ayudó a cerciorarme de que, si bien estaba teniendo éxito como ingeniero, la pintura era algo que aventajaba mucho más. Tenía una disposición más espontánea, más natural. Eso me hizo abocarme completamente en la pintura.2
Siguió viviendo en la Ciudad de México hasta 1949, año en que regresó a su ciudad natal y presentó su primera exposición en la Alianza Francesa.
Ingresó como catedrático de Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, en 1958. En 1961 fundó y dirigió la Escuela de Artes y Oficios Padre Miguel Leandro Guerra de Lagos de Moreno; de 1962 a 1968 fue director de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara y de 1980 a 1985 fue jefe del Departamento de Representación Pictórica.
Sus obras murales fueron: Los puntos cardinales, un mural de trescientos metros cuadrados en el aula magna de la Escuela Preparatoria de Jalisco en 1978, considerada su obra más importante; el Canto de las guerras floridas, mural en el edificio de la Unidad de los Servicios Educativos a Descentralizar en 1982; Integración familiar mural en el edificio del dif, 1994; e Integración, mural en el ingreso del Centro Educativo Muralistas Mexicanos en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, 2005.
Su obra fue presentada en más de ochenta exposiciones individuales y colectivas en el Palacio de Bellas Artes y en el Instituto de Arte en la Ciudad de México, en el Instituto Cultural Cabañas, en la Galería Jaime Torres Bodet, en el Palacio de Gobierno en Guadalajara, entre otras. Y fue miembro del Seminario de Cultura Mexicana.
Las distinciones que recibió fueron: el Premio Jalisco en Artes 1957, el nombramiento de Hijo distinguido de Guadalajara por el Ayuntamiento de la ciudad, 1964, y la medalla José Clemente Orozco, 1983.
El 19 de noviembre de 2013 falleció en Guadalajara, al día siguiente recibió el homenaje póstumo de la comunidad universitaria presidida por el rector general Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla en la Escuela de Artes Plásticas, y fue inhumado en el Parque Funeral Colonias.
Juicios y testimonios
Guillermo Ramírez Godoy: “Ha incursionado en el paisaje tradicional, el paisaje abstracto, el expresionismo y la abstracción figurativa; en los últimos años ha pintado secuencias temáticas con temas religiosos y sociales en las que emplea colores con tonalidades emparentadas, tenues, resueltos con acierto mediante síntesis lineales que insinúan figurativamente el motivo planteado”.