Biografías por órden alfabético

Parres Arias, José


Nació en Mazamitla, Jalisco, el 1° de marzo de 1913. Fueron sus padres los señores José Mariano Parres y María Arias Buenrostro.

En la Escuela Primaria de su pueblo natal realizó sus primeros estudios y luego se trasladó a Guadalajara, donde ingresó a la Escuela Preparatoria de Jalisco, para cursar en el plan de estudios de cinco años la secundaria y el bachillerato.

Cursó la carrera de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Guadalajara de 1935 a 1940. Algunos de sus condiscípulos fueron Pedro Vallín Esparza, León Aceves Fernández, Rodolfo González Guevara y Víctor Manuel Santana Romero, entre otros. En 1941 obtuvo su título de abogado.

Durante su vida estudiantil fue un activo militante de los grupos que apoyaron al rector Enrique Díaz de León en la Reforma Universitaria de 1933; participó en la fundación del feso, del cual fue secretario general de 1936 a 1937; representó a los estudiantes jaliscienses en el Congreso Nacional Estudiantil, que en 1935 fundó la Confederación de Jóvenes Mexicanos. Con el fin de dar a conocer sus ideas, colaboró en la revista Choque y se distinguió como orador.

Impartió las siguientes cátedras en la Universidad de Guadalajara: a partir del 21 de enero de 1936 Dibujo Constructivo en la Escuela Preparatoria de Jalisco; a finales del citado 1936, en la misma Preparatoria, ocupó por primera vez la cátedra de Economía Política en la que adquirió celebridad, impartiéndola a partir de 1937 en la Escuela Bancaria y de Comercio; desde el 21 de octubre de 1941 en la Facultad de Derecho y Economía; y a partir del 29 de octubre de 1942 con la categoría de titular en la Escuela Preparatoria Nocturna. En la citada Facultad de Derecho y Economía, en diciembre de 1942, fue nombrado catedrático de Comercio Internacional, y el 10 de marzo obtuvo la titularidad de la cátedra de Economía Política.

Sobre su estilo magisterial, así lo evoca uno de sus discípulos:

Cuando ingresé a la Preparatoria, ya lo conocía de oídas; sus múltiples alumnos, le respetaban y le apreciaban; sus ex-alumnos le querían y respetaban; yo sabía que era uno de los mejores maestros del claustro universitario; a su clase se llegaba –llegábamos– como quería el rey David que se llegara al Arca hebraica, “con temor y temblor”, sí, con temor y temblor de que nos preguntara aquel hombre, pequeño de cuerpo, frente alta, digna de él, de rítmico andar y modestas vestiduras; su hablar pausado, uniforme, muy de él, su pensamiento claro, clarísimo, geométrico; el antiguo líder estudiantil había dado paso al seguro educador de contundente dialéctica, basta [sic] cultura y fina sensibilidad de artista; él inquiría como enseñaba en su inolvidable cátedra de Economía Política.1

Además impartió las clases de Teoría e Historia de las Doctrinas Económicas en la Facultad de Filosofía y Letras, a partir del 1° de noviembre de 1964; el 23 de febrero de 1965 se le nombró profesor de tiempo completo; finalmente fue maestro investigador en la Facultad de Derecho.

Durante varios años fue consejero propietario al Consejo General Universitario, e integró varias de sus comisiones permanentes; así, en 1966 fue miembro de la Comisión de Responsabilidades y de la Comisión de Revalidación de Estudios, Títulos y Grados; y en 1968 de la Comisión de Hacienda, a la cual volvió en 1971.

Representó a la Universidad en la asamblea general de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, celebrada en Hermosillo, Sonora, en 1950, y que tuvo como tema central la unificación del bachillerato; en 1952 fue representante de la Universidad en el jurado del Premio Jalisco, en la rama de Letras.

En lo administrativo fue de 1938 a 1939, director de la Escuela Preparatoria de Jalisco; el 16 de agosto de 1950 fue nombrado director interino de la Facultad de Economía, Comercio y Administración; en 1964 se le nombró inspector de enseñanza incorporada en la Escuela Preparatoria de La Barca; en 1966 actuó como inspector en el Colegio Inglés; y del 30 de abril de 1968 al 31 de marzo de 1971 fue director titular de la Escuela Preparatoria de Jalisco.

Tras ser designado trigésimo noveno rector de la Universidad de Guadalajara, tomó posesión el 1° de abril de 1971, y fungió como tal hasta su fallecimiento. Al frente de la rectoría llevó a cabo la reforma educativa del bachillerato de 1972.

En la administración pública fue: de 1943 a 1947 jefe del Departamento del Trabajo y Previsión Social del gobierno del estado de Jalisco; de 1947 a 1950 regidor del Ayuntamiento de Guadalajara, integró la Comisión de Parques y Jardines; de 1950 a 1953 director de los Servicios Penitenciarios del Estado; del 1° de febrero de 1953 al 31 de enero de 1956 diputado local por el xi distrito electoral con cabecera en La Barca, tomó parte en las Comisiones Revisora de Credenciales y de Presupuestos, fungió como secretario, vicepresidente y presidente del Congreso; fue presidente del Partido Revolucionario Institucional; y de 1956 a 1959 se desempeñó como jefe del Departamento Cultural del gobierno del estado de Jalisco.

Fue nombrado director del Instituto Jalisciense de Antropología e Historia por el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, doctor Eusebio Dávalos, tras haber sido propuesto en la terna que presentó el gobernador del estado Agustín Yáñez, en 1959. En el “Instituto Jalisciense de Antropología e Historia desempeñó una actividad digna de encomio al pugnar por la protección de las bienes culturales de la Nación y dándole gran impulso a la labor bibliográfica del mismo, con su dirección y colaboración publicó: 14 volúmenes de la Serie de Historia; 2 de la Serie de Arte; 1 de su Serie Científica y 3 obras facsimilares”.2

Como diseñador fue el autor del blasón que ilustra la portada del libro Crónica de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara y sus antiguas constituciones de José Luis Razo Zaragoza; de las viñetas del libro de Crónicas de la Conquista del Reino de la Nueva Galicia en territorio de la Nueva España; del material gráfico del libro Figura y genio de fray Luis del Refugio de Palacio y Basave; de las fotografías y de los dibujos de la obra La pintura mural y la Revolución Mexicana de Ángel Guerrero Reyes; y del material gráfico del libro Arqueopatología de Juan Ernesto Ramos Meza.

En la investigación histórica en 1969 publicó su libro Estudio de la legislación constitucionalista de Jalisco y sus decretos constitutivos. 1914-1915; en la introducción expresa que es “una sencilla aportación al conocimiento de la historia, que nos es entrañable, por ser nuestra”.3

Otros de sus escritos publicados fueron: Orozco en Palacio de Gobierno (1960); El desarrollo histórico del trabajo (1962); Homenaje de Jalisco al general Manuel M. Diéguez (en coautoría con José Luis Razo Zaragoza, 1964); y Reconocimiento al iniciarse la publicación de la Crónica de Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco de fray Antonio Tello (1968); además elaboró los índices onomástico y geográfico del libro segundo de la Crónica de la Santa Provincia de Xalisco de fray Mariano Torres.

Entre sus obras oratorias se publicó La misión de la Universidad (1950), pronunciada en el xxv aniversario de la Universidad de Guadalajara.

Como pintor, en la década de los años veinte integró el llamado Grupo de la Universidad o Grupo Olimpo House e hizo pintura mural en las instalaciones del Templo de Santo Tomás de la Real Universidad, a él se debe el mural titulado Desnudo de mujer y dejó inconcluso El triunfo de Zapata en una escuela primaria del barrio de Analco. Sus cuadros al óleo fueron: Mujer mestiza, La familia, Maternidad y retrato de Ana Jurado Parres, entre otros.

En plena actividad al frente de la rectoría de la Universidad de Guadalajara y de la Dirección del Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, falleció el 7 de febrero de 1973. A sus funerales asistió con la representación presidencial el ingeniero Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación Pública. Fue inhumado en el Parque Funeral Colonias.

Entre los homenajes póstumos que recibió, la Biblioteca del Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, el Museo de Antropología del Occidente de México, la Escuela Preparatoria Nocturna número 1, el auditorio de la Escuela Preparatoria número 5, y una avenida de Zapopan, Jalisco, llevan su nombre. En la plaza central de Mazamitla en 1976, y en la avenida que se le dedicó en la zona de los Belenes, Zapopan, se develaron sendos bustos en su memoria.

El 12 de octubre de 1982 se le nombró maestro emérito post mortem de la Universidad de Guadalajara. Con motivo del bicentenario de la fundación de la Universidad, en 1992 se montó en la Capilla de Loreto una exposición con las obras de los artistas que integraron el grupo Olimpo House.

Juicios y testimonios

Jorge Matute Remus: “Muy buen maestro, acucioso y exigente, se preocupaba mucho del poco interés que los alumnos mostraban por los estudios”.


José Luis Razo Zaragoza: “Él, José Parres Arias, puede confundir a cualquiera. Por su físico delgado y modales tranquilos, por su voz apacible y actitud reposada, uno puede tener la sensación de un hombre quieto, delicado, casi frágil. Y no sabe uno que es más grande, si su infinita paciencia para escuchar o su enorme ciencia para contestar. Es dueño, como buen artista que es, de una incalculable vida interior, traducida en sensibilidad exquisita y creciente anhelo por servir y comprender a los demás [...] Lo más extraordinario, empero, en su trayectoria vital, ha sido su dedicación renovada a la enseñanza universitaria. Él supo desde joven que el magisterio no era otra cosa que una forma de servicio. En él, en el magisterio, ha invertido lo mejor de sus años, y por años ha sido lo mejor de su vida. Es, y siempre lo fue, un verdadero maestro dotado de una inconmensurable organización mental que le permite manejar con elegancia, facilidad y sencillez un método lógico en él innato. Además nunca ha disimulado su acendrado amor por la Universidad de Guadalajara [...] La enseñanza, la investigación y el arte, fueron y son los principales motivos que lo animaron y animan a trabajar incansablemente por un mundo mejor, por una Universidad, su Universidad, nuestra Universidad de Guadalajara, de más amplios horizontes; en fin, por todo lo que ama y le es entrañable como su vida misma”.


Pedro Vallín Esparza: “Pasó tu vida estudiantil, José Parres Arias, pero no tus inquietudes, ni tu actividad teórica y docente en nuestra Universidad. Al contrario maduraste y te fuiste destacando como un teórico y un catedrático de gran mérito. A tu alrededor se fueron formando generaciones de jóvenes orientadas por ti, y procuraban imitarte. Tu actividad docente fue fecunda y tus dotes cualidades alabadas por todos. Pero entre las muchas cualidades que tuviste, destaca una a gran altura, porque no son muchos la que la tienen: tu acrisolada honradez; jamás en los muchos cargos que desempeñaste se manchó tu mano con un peso mal habido. Fuiste pobre y moriste pobre, porque fuiste muy honrado; tu plumaje como el cantar del poeta, jamás se manchó en ningún pantano [...]”.


Referencias
  1. Juan López, “Tríptico”, José Cornejo Franco y José Ignacio Dávila Garibi, Figura y genio de fray Luis del Refugio de Palacio y Basave. Dos discursos en su elogio, Guadalajara, Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, 1964, p. 13. ↩︎

  2. José Luis Razo Zaragoza, “Lic. José Parres Arias. Semblanza biográfica”, Eco, Guadalajara, Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, núm. 3, octubre de 1973, volumen ii, s. p. ↩︎

  3. José Parres Arias, Estudio de la legislación constitucionalista de Jalisco y sus decretos constitutivos. 1914-1915, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Instituto Jalisciense de Antropología e Historia, 1969, p. 33. ↩︎