Ruiz Sánchez, Amado
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 20 de septiembre de 1919. Fueron sus padres los señores Amado Ruiz Jiménez y Esther Sánchez Valencia. Su padre fue contador de libros, matemático por afición, había establecido una fábrica de calzado cuando falleció, entonces nuestro biografiado tenía dos meses de edad, y su señora madre se hizo cargo del negocio y logró con muchos sacrificios la formación y la superación de sus hijos.
Cursó su primaria en la escuela La Completa; en 1933 inició su secundaria ubicada en la misma manzana de la Escuela Preparatoria de Jalisco, en la que se matriculó tres años más tarde, y con el fin de ayudarse económicamente trabajó como preparador en el laboratorio de Biología de la misma Preparatoria.
En 1938 ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas de la Universidad de Guadalajara. Sobre el origen de su vocación expresó: “No sé si haya influido Francisco, mi hermano mayor, estudiando medicina, yo era muy bueno en química, no en balde yo enseño Farmacología en la Escuela de Medicina […]”1
Simultáneamente a sus estudios profesionales impartió la cátedra de Biología en la Preparatoria de Jalisco. Al entrar al cuarto año de su carrera por sus altas calificaciones se le eligió practicante de psiquiatría, uniéndose así a los estudiantes de grados superiores. Ya en el segundo año de su carrera había escrito el primer tomo de los Apuntes de Fisiología Endocrina, y el doctor Gustavo Baz, secretario de Salubridad, lo premió con la publicación del segundo tomo, el cual le sirvió de tesis profesional. El 28 de octubre de 1944 obtuvo su título de médico, cirujano y partero de la Universidad de Guadalajara.
De inmediato se le nombró catedrático de Bioquímica en la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas; sin embargo, dada la escasez de médicos en Estados Unidos originada por la segunda guerra mundial, obtuvo una beca de la Compañía Nacional de Seguros sobre la Vida y partió de inmediato a la Unión Americana.
De 1945 a 1946 realizó estudios de posgrado en Farmacología e Infectología en el Departamento de Medicina del Cornell University Medical College, en Nueva York; continuó de 1946 a 1947 como rescarch fellow en el Rescarch and Clinica Laboratory, Trudeau Sanatory, sin embargo la guerra había concluido y los médicos militares estadounidenses regresaron, lo que afectó a los becarios:
Me quedó la disyuntiva, –expresó– buscar la manera de seguir otra vez ahí en Cornell o irme a otra universidad o volverme médico. Pero me avisa mi hermano Francisco por carta, que se acaba de fundar el Seguro Social, y que él me está reservando una plaza, y que la de Farmacología ya se había fundado en Guadalajara para mí [...] y entonces fue cuando me decidí a volver.2
Como maestro de varias generaciones de médicos de la Universidad de Guadalajara desempeñó los siguientes cargos docentes: de 1941 a 1942 profesor de Histología, Anatomía Microscópica e Higiene Social en la Facultad de Ciencias Físico-Químicas; de 1944 a 1945 profesor de Química Fisiológica en la Facultad de Medicina; de octubre de 1944 a junio de 1965 médico investigador del Instituto de Patología Infecciosa Experimental Doctor Francisco Ruiz Sánchez; de 1944 a 1945 profesor de Higiene del Trabajo y Primeros Auxilios de Accidentados en el Instituto Politécnico; de 1947 a 1950 y de 1955 a 1956 profesor titular de Biología General en la Escuela Preparatoria de Jalisco; de 1947 a 1950 profesor titular de Farmacodinámica en la Facultad de Ciencias Químicas; de 1947 a 1949 profesor titular de Anatomía Comparada en la Facultad de Ciencias Químicas; de 1947 a 1984 profesor titular e investigador de Farmacología en la Facultad de Medicina; de 1948 a 1950 profesor de Patología Especial de la boca y dientes en la Facultad de Odontología; de 1949 a 1951 profesor adjunto de Propedéutica Médica en la Facultad de Medicina; de 1950 a 1955 profesor de Farmacología en la Facultad de Odontología; de 1951 a 1984 profesor titular de Farmacología en la Facultad de Medicina; de 1953 a 1964 profesor adjunto de Enfermedades Tropicales en la Facultad de Medicina; y de 1972 a 1984 profesor extraordinario de Clínica Médica en la Facultad de Medicina.
Del 25 al 30 de marzo de 1957 impartió un curso de actualización de Terapéutica Médica en la Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Al cuestionársele sobre su motivación para dedicar prácticamente toda su vida profesional a la docencia, respondió:
Yo he tenido contacto con los muchachos toda la vida, y mi motivación en mi clase en particular es evitar el amontonamiento de errores que el médico comete todos los días por mal usar los medicamentos, y yo me he esforzado por orientar al estudiante a usar bien los medicamentos, a que aprenda el manejo de los medicamentos, y cuando empiece a ejercer la profesión, y atienda como practicante que es, cuando empieza y sobre todo después, haga una prescripción correcta, ética y decente, científica de medicamentos.3
Además, de 1947 a 1949 fue jefe de residentes e internos del Hospital Civil de Guadalajara; de 1949 a 1960 jefe del Servicio de Observación (diagnóstico) del Hospital Civil; de 1949 a 1952 subdirector del Hospital Civil; de 1952 a 1953 director de la Facultad de Ciencias Químicas; de 1963 a 1984 director del Instituto de Patología Infecciosa Experimental Doctor Francisco Ruiz Sánchez de la Universidad de Guadalajara; de 1965 a 1984 jefe del Departamento de Fisiología y Farmacología de la Facultad de Medicina; y de 1973 a 1984 director de la Escuela de Graduados de la Universidad de Guadalajara.
De 1950 a 1951 y de 1962 a 1966 fue presidente de la Sociedad Médica de Guadalajara; de 1956 a 1957 presidente de la Sociedad de Profesores de la Facultad de Medicina; de 1958 a 1959 presidente del cuerpo médico del Hospital México-Americano; en 1963 se le encargó la hemeroteca de la Asociación Médica de Jalisco; y en noviembre de 1965 coordinó el simposium “Estado actual de la Quimioterapia Antibacteriana” en la viii Asamblea Médica de Occidente.
Los títulos de sus libros publicados son: Antonio Alcalde. Biografía del fundador del Hospital Civil y de la Universidad de Guadalajara (1942); Fisiología Endocrina (1943 y 1944); La estreptomicina. Su acción en la tuberculosis experimentada (1949); Formulario de Terapéutica (1949); Farmacología y Terapéutica (1952); Psicofarmacología y agentes psicoterapéuticos (1959); Quimioterapia de la diabetes mellitus. Evaluación clínica de los hipoglucemiantes orales (1964); Clínica de diagnóstico de exámenes médicos periódicos (1964); El tratamiento de las estafilococias y la quimio resistencia del estafilococo (1966); El tétanos en Jalisco. Su significación médica y social (1948); Síndrome de Cushing (1968); Doctor Leonardo Oliva. Pionero de la Farmacología (1978); Fray Antonio Alcalde. Fraile de la Calavera (1982); hay que agregar que dejó varios escritos inéditos, los cuales publicó post mortem su hija Fabiola Ruiz Razura.
Los reconocimientos que recibió fueron: en 1943 fue premiado por el secretario de Salubridad, doctor Gustavo Baz, por el primer tomo de su obra Fisiología endócrina; en 1959 el Premio Jalisco de Ciencias por su obra Psicofarmacología y agentes psicoterapéuticos. La quimioterapia de los padecimientos mentales; en 1966 el Premio Francisco Ruiz Sánchez de la Asociación Médica de Jalisco, por su obra El tratamiento de las estafilococias y la quimioterapia del estafilococo; nuevamente el premio Francisco Ruiz Sánchez por su obra Tétanos en Jalisco. Su importancia médica y social; en 1968 la presea Doctor Jesús Delgadillo Araujo; en 1973 la presea Doctor Pablo Gutiérrez; en 1978 la presea 12 de Octubre y en 1982 la presea Fray Antonio Alcalde de la Universidad de Guadalajara.
Falleció en Guadalajara el 14 de febrero de 1984, y fue inhumado en el Parque Funeral Colonias.
Juicios y testimonios
Enrique Javier Alfaro Anguiano: “Maestro de muchas generaciones a cuyo paso se manifestó el respeto casi venerable como homenaje continuo. Entregó su vida y lo mejor de su esfuerzo a la educación popular”.
Adalberto Gómez Rodríguez: “El maestro Ruiz Sánchez, científico, fue un acucioso investigador en la lucha toda su fecunda vida. Tuvo también sinsabores, insomnios, ingratitudes que antes de arredrarlo le significaron retos y superaciones que templaron el acervo de su carácter tenaz. Ni siquiera en los últimos años el quebranto de su salud fue capaz de detener su inagotable torrente de productividad en obras escritas para su Universidad, que con tanta lucidez sirvió y para su pueblo con el que se identificó a través de las clínicas inolvidables que impartió en el Hospital Civil de Guadalajara”.
Adalberto Navarro Sánchez: “Quien hubo conocido y frecuentado de cerca al doctor Ruiz Sánchez, confirma las benéficas actitudes en su afán inquebrantable de servicio. De un servicio apoyado siempre en la responsabilidad que una profesión exige. Para él, exigencia no fue imposición; cuando el ejercicio responde a una vocación, el deber cumplido sirve de estímulo para continuar el laboreo de una cantera, que es en esta nuestra realidad circundante la ineludible preocupación por el hombre”.