Biografías por órden alfabético

Sánchez Espinoza, Benjamín


Nació en Guadalajara, Jalisco, el 6 de enero de 1923. Fueron sus padres los señores María Trinidad Espinoza y Enrique Sánchez, procedentes de Sahuayo, Michoacán, quienes llegaron a la capital jalisciense en 1913, a consecuencia de la revolución. Su padre se dedicaba al comercio, y compró una casa para la familia a unas cuantas cuadras de la Catedral por la avenida Hidalgo.

Casi en la clandestinidad por el conflicto cristero y sus posteriores secuelas, realizó sus estudios de primaria en el Colegio Jalisco, de los hermanos maristas. En 1934 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara para cursar Latín, Humanidades, Filosofía y Teología. Sobre su estancia en las aulas tridentinas, José Rosario Ramírez escribió:

Condiscípulo de muchos por su larga permanencia en el Seminario de Guadalajara, fue tan admirado como digno de estimación […] Además, su buen humor, con los apodos Michelín, que le endilgó don José Ruiz Medrano, o Patón, como él mismo se nombraba, le hacían popular y bien recibido […] En la vida cultural del Seminario, en las Academias literario-musicales y otros actos solemnes, casi siempre subían al podium Manuel Plascencia, Taurino Ruiz y Benjamín Sánchez, las mentes brillantes de esas décadas.1

Fue colaborador de la revista del Seminario Conciliar de Guadalajara Apóstol, donde publicó sus primeros poemas y el célebre Romancero de la Vía Dolorosa en 1949, con el pseudónimo de Fr‘Asinello, él mismo explicó el sentido de dicho nombre: “Porque he querido ser el hermano borrico para llevar a Cristo a todas partes, como aquel en que entró montado en Jerusalén. Aunque a veces he sido mula y hasta le he dado de patadas”..2

Con motivo del ccl aniversario de la fundación del Seminario de Guadalajara, se convocó a un concurso para la composición del “Himno del Seminario”, del cual resultó triunfador. La obra fue musicalizada por el canónigo José Ruiz Medrano, y el 15 de agosto de 1947 se estrenó en la solemne velada literario-musical en el Teatro Alameda, mientras él velaba a su difunta madre.

En 1954 obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales convocados por la Arquidiócesis Primada de México, con motivo del primer centenario de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción de María, con el poema que tituló “A la Inmaculada”.

En tanto se ordenaba sacerdote, de 1950 a 1953 cursó la carrera de profesor normalista. En 1953 fue nombrado profesor de Literatura Universal y Castellana del Seminario Menor, en 1954 se le encargó la dirección de la Academia Literaria de Nuestra Señora de Guadalupe y de San Juan de la Cruz; en 1955 fue a Colima a impartir Literatura en el Seminario de dicha ciudad, y luego el arzobispo Garibi Rivera lo envió a estudiar a Lovaina, Bélgica, pero por motivos de salud se vio obligado a regresar a su patria.

Sobre su estilo magisterial Oscar Maldonado Villalpando escribió:

Llegaba a la clase como llevando una abrumadora carga de belleza arrancada a las cosas pequeñas, asombrado ante ella, casi angustiado. Y de su mano fuimos visitando el sagrado recinto de cada uno de los poetas […] El rostro, entre profundo y triste, como viendo más hondo, más lejos. Como rompiendo espejismos, como quitando quimeras, dando valor a la belleza, pero apreciando más lo trascendente, ubicando lo pasajero, previniendo desengaños, y sin poder evitar dejos de tristeza, angustia, súplica o desencanto.3

El 6 de abril de 1957 el arzobispo José Garibi Rivera le confirió la ordenación sacerdotal en la Catedral de la ciudad. Del citado año de 1957 a 1968 fue capellán auxiliar del Santuario de San José, donde colaboró en la Congregación Mariana, y el 20 de enero de 1958 fue nombrado secretario particular del arzobispo tapatío.

En el Seminario de Guadalajara continuó como catedrático de Literatura Castellana en la División de Humanidades; el 21 de diciembre de 1961 fue nombrado bibliotecario del Seminario Mayor, y en 1963 se le encargó el oficio de confesor de los seminaristas, además fue miembro del Consejo Diocesano de Educación en la Curia Diocesana.

En 1960 el jurado calificador integrado por José Guadalupe Zuno Hernández, José Parres Arias, Alberto Rosas Benítez, Leopoldo Orendáin y José Cornejo Franco –quien presentó su candidatura–, por su obra Romancero de la Vía Dolorosa le otorgó el Premio Jalisco en Letras del gobierno del estado de Jalisco.

En la década de los años sesenta impartió la cátedra de Literatura Universal en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, así evoca su magisterio universitario Magdalena González Casillas: “Yo recuerdo con gusto a los poetas barrocos de España, dictados por Ruiz Medrano y al Cid Campeador bajo la palabra amena y erudita de Fr’Asinello”.4

De 1968 a 1978 fue capellán de Nuestra Señora del Sagrario, donde instaló un gran “Vía Crucis” de dieciséis cuadros de caballete de la autoría de Alfonso de Lara Gallardo, y el 3 de agosto de 1968 se le nombró director de las Jornadas de Vida Cristiana.

Muy estrechamente continuó trabajando con el primer cardenal mexicano José Garibi Rivera, a quien acompañó a Roma durante la construcción del Colegio Mexicano en la Vía Aurelia en dicha urbe, ahí se inspiró para componer su poema “La Piedad de Miguel Ángel”.

El 2 de mayo de 1978 ingresó al Cabildo Metropolitano de la Catedral de Guadalajara como canónigo magistral, y el 23 de enero de 1980 recibió el oficio de tesorero, cargos que ejerció hasta su jubilación anticipada por motivos de salud.

Como canónigo metropolitano le correspondió predicar en las grandes solemnidades catedralicias, y el 30 de enero de 1979 recibió en cabildo en las puertas de la Catedral al papa Juan Pablo II.

En 1992 la Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco “en acto de estricta justicia”, publicó la mayor parte de sus poemas en un libro que se tituló Espejo y enigma. El 10 de diciembre de 1999 obtuvo el primer lugar en los juegos florales de Sahuayo, con su poema “Cierra los ojos y descansa”.5

Del 28 de abril al 13 de mayo de 2001 se celebró la xxiii Feria Municipal del Libro de Guadalajara, la cual llevó su nombre. Con motivo de la celebración del xlviii Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Guadalajara en octubre de 2004, se realizó una edición especial de su poema “Nocturno del Sacramento”, para obsequio de los numerosos cardenales y prelados visitantes.

Sus poemas se publicaron en las revistas: Apóstol del mencionado Seminario Conciliar, Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara, Et Caetera y Esfera de la Universidad de Guadalajara, en el suplemento cultural del periódico El Informador y en el Semanario de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Los títulos de sus poemas son: “Silencio”, “El milagro del vino”, “A Santo Tomás”, “La respuesta de Dios”, “El hombre que buscó la muerte”, “Da voces y no ceses”, “Décimas para Dios”, “Elogio a la madre muerta”, “Ante Dios”, “Más allá de la muerte y del olvido”, “La ronda del Niño Dios”, “En la Natividad del Señor”, “Al Niño Dios”, “Itinerario existencial”, “El hombre oscuro”, “El hombre eterno”, “El hombre Job”, “A la mujer fuerte”, “El acueducto”, “El hombre de piedra”, “Romancero de la Vía Dolorosa” –las catorce estaciones del Vía Crucis–, “A la Virgen de los Dolores”, “A la Virgen Madre”, “A la Inmaculada”, “En la Asunción de Nuestra Señora”, “Ave María de Guadalupe”, “Nocturno del Sacramento”, “Paisaje mínimo”, “Saludo”, “El corazón es ciego”, “Ventana”, “Noche”, “Rosa”, “Corazón”, “Rana”, “Ciempiés”, “Itinerario del recuerdo”, “Poemas de muerte en las cuatro estaciones”, “El poema del amor invencible”, “La Piedad de Miguel Ángel”, “Himno del Seminario”, “Tú y yo” y “Cierra tus ojos”.

Su obra más conocida indudablemente es el Romancero de la Vía Dolorosa, la cual ha alcanzado más de treinta ediciones, una de ellas de lujo con motivo de la Feria Municipal del Libro que lo homenajeó. Además fue grabado en casetes y discos compactos y se hicieron representaciones teatrales con motivo de las celebraciones anuales de la Semana Santa.

En opinión de los críticos fue considerado como el mejor poeta religioso del México actual y “aunque se ha dicho que Fr’Asinello es el poeta de la unción mística, él asegura que su intención al hacer poesía ha sido no tanto componer versitos, como hacer digeribles los conceptos no pocas veces áridos de la teología para facilitar la comprensión de los misterios divinos”. 6

Luego de varios años de una larga enfermedad, desde 2003 se encontraba retirado en el Albergue Trinitario. El 25 de agosto de 2011 falleció en su ciudad natal, sus funerales se oficiaron en el Templo del Dulce Nombre de Jesús y sus cenizas fueron depositadas en la cripta de la Parroquia de Nuestra Señora de la Paz.

Juicios y testimonios

Guillermo Cervantes Ramírez: “Fray Asinello es el poeta de la unción mística. Su poesía, con naturalidad afectiva, forja intimidad con Dios: hace oración. El padre Sánchez no es versificador de fácil rima: es creador de auténtica poesía. En ella nos descubre su intimidad trascendente y rica que le legaron sus papás […]”.


Tomás de Híjar: “Fr’Asinello [transporta al lector] a las regiones de lo inefable y a la noche obscura del alma”.


José Rosario Ramírez: “El señor canónigo don Benjamín Sánchez Espinosa ha enriquecido las letras hispanoamericanas con su producción poética espiritual de altos quilates. Justo es recordar al hombre, al artista, al poeta, en los días en que el Señor lo tiene en vía purgativa con los cardos, las espinas de la senectud y la enfermedad”.


Ignacio de Jesús Sánchez: “Queriendo hacer un cumplido le dije que además de las canas ya me estaba quedando calvo y que en cambio él conservaba todo su pelo. Claro –replicó– ¿cuándo has visto un burro calvo? De momento no entendí, pero es que su seudónimo, Asinello significa burro, el humilde animal que sirvió de montura a Jesús de Galilea cuando entró triunfante a Jerusalén el Domingo de Ramos”.


Referencias
  1. José Rosario Ramírez, “Exegi monumentum aere perennius. Acerca de Fr’Asinello, el autor del Romancero de la Vía Dolorosa”, Boletín Eclesiástico. Órgano oficial de la Arquidiócesis de Guadalajara, año cxvii, núm. 3, 1° de marzo de 2006, pp. 33-34. ↩︎

  2. Ibid., p. 35. ↩︎

  3. Oscar Maldonado Villalpando, Evocación. Otra vez nosotros, Guadalajara, Amate, 2004, p. 114. ↩︎

  4. Magdalena González Casillas, “Son mil palomas tu caserío Guadalajara”, El Informador, Guadalajara, 26 de julio de 1987, Suplemento Cultural. ↩︎

  5. Benjamín Sánchez Espinoza, Fr’Asinello. Espejo y enigma, 2ª ed., presentación de Tomás de Híjar Ornelas, Guadalajara, Amate, 1999, p. 6. ↩︎

  6. Tomás de Híjar, “Presentación”,ibid., p. 10. ↩︎