Biografías por órden alfabético

Sánchez Padilla, Prisciliano


Nació en Ahuacatlán, cabecera de la alcaldía del mismo nombre en el Reino de la Nueva Galicia, el 4 de enero de 1783. Fueron sus padres los señores María Lorenza Padilla y Juan María Sánchez de Arocha, quienes fallecieron siendo él adolescente, por lo que recibió la precaria asistencia de sus parientes y se dedicó en forma autodidacta al estudio de la Gramática Latina.

En 1803 se estableció en Guadalajara, para ingresar al Convento de San Francisco, donde permaneció hasta el 19 de enero de 1804; pasó luego al Convento de la misma Orden Seráfica en San Luis Potosí. En ambos conventos estudió Latín y Filosofía.

En 1805 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara, donde concluyó sus estudios de Filosofía.
Obtuvo el grado de bachiller en Artes en la Real Universidad de Guadalajara el 7 de noviembre de 1806. Se matriculó en la Facultad de Cánones al primer curso el 22 de diciembre, el cual probó haberlo ganado el 1° de septiembre de 1807; el 22 de octubre se matriculó al segundo, el cual aprobó el 23 de junio de 1808; el 18 de octubre se matriculó al tercero, el cual aprobó el 19 de junio de 1809; el 22 de noviembre se matriculó al cuarto y último curso de Cánones, el cual probó haberlo ganado el 13 de agosto de 1810; cuatro días después recibió el grado de ba-
chiller en Leyes. Si no accedió a los grados mayores
de licenciatura y doctorado, muy probablemente se debió a su precaria situación económica y a la falta de un padrino que lo apoyara, como se acostumbraba en aquella época.

Espectador privilegiado del movimiento insurgente en Guadalajara, escribió una “Relación de lo ocurrido en Guadalajara el 11 de noviembre de 1810”, localizada por Carmen Castañeda en la Universidad de Texas; quien comenta: “En su Relación no trata de inclinarnos hacia los insurgentes, se limita a contarnos los hechos que veía como un criollo ilustrado sin la pasión que encontramos en otros escritores”.1

Al clausurarse el Seminario Conciliar por la guerra de independencia, se estableció en Compostela como empleado en la tienda de don Fernando de Híjar. Luego estuvo al frente de la oficina de correos; enseguida fue regidor, síndico y alcalde de Compostela.

En 1822 fue electo diputado por la Provincia de la Nueva Galicia al primer Congreso Nacional del México Independiente: “Él estima a Iturbide como libertador de la patria, más era enemigo de la monarquía en México, y sentía que el Héroe de Iguala se desprestigiaba estableciendo instituciones que el pueblo rechazaba [...]”.2

El 29 de julio publicó un proyecto de ley hacendaria con el título de Nada vamos a arriesgar con esta experiencia, en la cual proponía que se sustituyeran las alcabalas por contribuciones directas sobre fincas rústicas y urbanas, capitales mercantiles, sueldos y pensiones anuales. Por este tiempo se le conocía como “el Tesoro o la sabiduría escondida”. Al disolver el Congreso el emperador Agustín I, fue hecho prisionero, pero recuperó su libertad al caer el primer imperio.

El 28 de julio de 1823 publicó el Pacto Federal de Anáhuac.

Fue electo diputado al Congreso Constituyente del Estado de Jalisco en 1823 e integró la Comisión de Constitución y de Hacienda, presidió el Congreso, y participó muy activamente en la redacción de la primera Constitución, que se promulgó el 18 de noviembre de 1824.

Ante la oposición de la Iglesia a que el Estado costeara todos los gastos necesarios para la conservación del culto, publicó un escrito que tituló: Hereje la tapatía porque no fía.

En 1824 fue electo diputado a la primera Legislatura Constitucional del Estado de Jalisco. El 8 de enero de 1825 fue declarado en el Congreso primer gobernador constitucional de Jalisco, y tomó posesión el 24 del anterior mes y año.

Entre sus acciones de gobierno formuló una Cartilla instructiva sobre el modo de hacer las elecciones populares con arreglo a la Constitución del Estado; publicó una Instrucción sobre el modo en que deben formar y presentar las cuentas de sus fondos propios y arbitrarios en el mes de febrero de cada año, según el artículo 120 del reglamento instructivo del gobierno; impulsó una nueva legislación fiscal, sustituyendo las alcabalas por contribuciones directas; estableció la milicia cívica; organizó el Poder Judicial y promulgó una ley penal adaptando el sistema de jurados.

El 14 de febrero de 1826 presentó ante el Congreso del Estado un proyecto de ley sobre la instrucción pública. A partir de la expedición del Plan General de Instrucción Pública del Estado de Jalisco, el 29 de marzo de 1826 fundó el Instituto de Ciencias y designó a sus profesores. Sin embargo la vida no le alcanzó para ver inaugurada la nueva institución.

Además de sus escritos ya citados, escribió la Memoria o informe de gobierno del 1° de febrero de 1826, presentada al Congreso del Estado.

En Guadalajara falleció el 30 de diciembre de 1826; fue inhumado en el Cementerio de Santa Paula de Belén.

El 30 de abril de 1827, el Congreso decretó que se le hicieran honras fúnebres como las hechas anteriormente a los reyes de España. Se trasladaron entonces sus restos a la capilla del Palacio de Gobierno y se colocó su retrato en el salón de sesiones del Congreso.

En 1834 y al triunfo en Jalisco del Plan de Cuernavaca, para evitar que sus restos fueran profanados por los centralistas, el gobernador José Antonio Romero ordenó esconderlos, y se colocaron nuevamente en el Panteón de Belén. En 1847 se volvieron a inhumar en la sala de profundis en el Convento de Nuestra Señora de la Merced. Al perderse el claustro mercedario por la expropiación de los bienes eclesiásticos, al parecer los restos pasaron a la antigua Capilla del Santísimo Sacramento, hoy dedicada a los Santos Mártires Mexicanos.

Una calle de Guadalajara y el Instituto de Estudios del Federalismo del Estado de Jalisco llevan su nombre.

Juicios y testimonios

Marco Antonio Cuevas Contreras: “Filósofo, economista, legislador, gobernante, reformador incansable, de todo supo, de todo escribió y en todo trabajó. Gracias a su privilegiado entendimiento y visionario carácter, don Prisciliano Sánchez destacó en todas las vertientes del pensamiento y acción política de su tiempo; aplicó sus inmensos conocimientos en ciencias políticas para mejorar la suerte de su patria mediante la aplicación de las ideas de la Ilustración en la instauración de profundas reformas sociopolíticas y religiosas”.


Cayetano Martínez:
Pues el sabio murió, y el hombre fuerte,
La sociedad, en tanto tiene gloria
Publicar su dolor en esta muerte,
Y honrar de Prisciliano la memoria.


Luis Pérez Verdía: “Su recuerdo es imperecedero y el Estado guarda su nombre entre los de los genios que sólo han vivido para procurar su bienestar”.


Francisco Sosa: “Modelo el más acabado de toda suerte de virtudes cívicas, se ha llamado en un importante documento oficial a don Prisciliano Sánchez; y en verdad que nada tiene de hiperbólica esa frase [...]”.


Referencias
  1. Carmen Castañeda, Don Miguel Hidalgo y don José Antonio Torres en Guadalajara, Guadalajara, Unidad Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco, 1985, p. 24. ↩︎

  2. Luis Pérez Verdía, Biografías. Fray Antonio Alcalde. Prisciliano Sánchez, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1981, p. 112. ↩︎