Silva Rodríguez, Ignacio Román
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 30 de octubre de 1943. Fueron sus padres la química farmacéutica Josefina Rodríguez Muñoz y el técnico en mecánica José Ignacio Silva Estrada.
De 1949 a 1955 cursó la primaria en la Escuela Abel Ayala; de 1955 a 1958 continuó sus estudios en la Secundaria número 2 para Varones; y de 1958 a 1960 realizó su bachillerato en la Escuela Vocacional de la Universidad de Guadalajara.
En 1960 ingresó a la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Guadalajara, y fue determinante en su formación el magisterio del ingeniero Antonio Rodríguez, de quien fue su auxiliar en el laboratorio de Físico-Química. En este periodo fue electo consejero estudiantil.
En 1965 se tituló de ingeniero químico con la tesis “Uso de problema de valores iniciales en la solución de problema de valores en la frontera que aparecen en el análisis de reactores tubulares con dispersión axial”, la cual dirigió el ingeniero Antonio Oropeza Chávez.
En 1970 fue miembro de la primera generación de la maestría en Ingeniería Química de la Escuela de Graduados de la Universidad de Guadalajara.
En 1965 inició su magisterio en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Guadalajara, significándose notablemente en la enseñanza de las matemáticas en los primeros semestres de la licenciatura, cimentando así la estructura mental de los futuros ingenieros químicos, lo cual expresó así: “Es enseñar a pensar a la gente y me siento satisfecho de haberles dado clases a tantos que hoy son importantes en la industria, en Pemex y en la Universidad”.1
Entre los múltiples ingenieros que asistieron a sus cursos de Matemáticas se encuentran: Horacio Gómez González del Grupo SIDEK
SIDEK, José Luis Sandoval de Euskadi, Roberto Soto del Río de Pemex, Víctor Manuel González Romero, rector general de la Universidad de Guadalajara, y Jorge Puig Arévalo, primer premio Jalisco de Ciencia y Tecnología, entre otros.
Las cátedras que impartió en la Facultad de Ciencias Químicas fueron: Matemáticas, Computación aplicada a la Ingeniería Química, Estadística y Bioingeniería en la maestría en Ingeniería Química.
Sobre su estilo magisterial Leopoldo Cuéllar escribió:
No tengo ni idea, si existen varios tipos de didáctica, pero si puedo afirmar del estilo del ingeniero Ignacio Silva lo siguiente: 1.-Impecable, ya que realmente enseñaba con el corazón y con el ánimo de ver a sus alumnos incrementar conocimientos y evolucionar en su forma de resolver problemas. Fácil, sencillo y amable, reconociendo la evolución del estudiante, acompañándolo en sus estancamientos y libre de perfeccionismos. 2.-De resultados, sin poder yo explicar a detalle, el ingeniero Silva lograba que, tanto conocimientos como técnica se interiorizaran en la mente del estudiante, para que pasado el tiempo los conocimientos afloraran en el preciso momento, en que se requerían para resolver cualquier problema de matemáticas aplicadas e ingeniería. No sé qué más pueda agregar sobre su estilo magisterial, pero de algo si estoy seguro, nunca más vi algo igual, ni escuché de algo que se le pareciera.2
Entre otras de sus responsabilidades en la Facultad de Ciencias Químicas se encuentran: jefe del laboratorio de Físico-Química; en 1971 fue nombrado profesor de tiempo completo; en diversas ocasiones fue elegido consejero maestro; de 1980 a 1985 fue jefe del Departamento de Matemáticas; de 1981 a 1986 fue oficial mayor; y en 1996 recibió su jubilación con la categoría de profesor titular “B”.
Una vez jubilado y en calidad de maestro honorario impartió los cursos de Matemáticas II y III a la generación de ingenieros químicos en la modalidad de cursos cuatrimestrales, al igual que a los profesores de Matemáticas del Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas y cursos de Matemáticas Especializadas a los profesores del Departamento de Métodos Cuantitativos.
También ejerció el magisterio de 1962 a 1963 en la Universidad Femenina; de 1966 a 1968 enseñó Química en la Escuela Secundaria número 2 para Varones; de 1966 a 1972 dio clases de Matemáticas I en la Escuela Preparatoria número 3 de la Universidad de Guadalajara; y de 1968 a 1977 impartió Matemáticas I y II en el Colegio Americano. Además participó en la elaboración de los planes de estudios de Química en la reforma del bachillerato universitario de 1972 y de 1980 a 1990 fue asesor de la sección número 142 de la Universidad Pedagógica Nacional.
Las distinciones y nombramientos honorarios que recibió fueron los siguientes: la presea Leonardo Oliva por 25 años de magisterio universitario y por 30 años; las generaciones de ingenieros químicos 1991-1996 y 1996-2000, modalidad cuatrimestral, lo nominaron padrino de generación; las generaciones de ingenieros químicos de 1968-1973 y de 1971-1976, al cumplir cuarenta años de sus graduaciones, lo nombraron padrino honorario; en 1999 la Asociación Matemática Mexicana le otorgó la distinción a la excelencia académica en la enseñanza de las Matemáticas; en 2004 se develó un busto con su imagen y se impuso su nombre a un aula del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías de la Universidad de Guadalajara, y en octubre del mismo año recibió el homenaje en la Semana del Ingeniero Químico.
Juicios y testimonios
Leopoldo Cuéllar Ontiveros: “El ingeniero Ignacio Román Silva, ingeniero químico de profesión, pero maestro y matemático por vocación, debe ser visto como las raíces de un gran árbol o los cimientos de un enorme edificio. Es fácil admirar al árbol y al edificio, pero rara vez piensa uno en la fortaleza de las raíces o lo profundo de los cimientos de un rascacielos. Sólo en momentos de crisis, como en un huracán o en un gran sismo, llega uno a reflexionar sobre cómo fue posible que tanto el árbol como el edificio permanecieron en pie. Las matemáticas son la raíz o el cimiento de la ingeniería química. Un ingeniero químico sin buenos fundamentos matemáticos, no pasará la crisis. Esta es la importancia de la cátedra del ingeniero Ignacio Silva”.